La vida en el Reino Unido es estupenda en esta época del año. El verano se va quedando atrás, pero los campos siguen manteniendo ese verde británico característico con algunos toques ocres que se adelantan a la llegada del otoño. Y además nos hemos visto de frente con todo tipo de sucesos; nuestro tradicional partido de criquet con Australia, la eliminación del déficit, tenemos los niveles de empleo en su máximo histórico, y, aunque parezca sorprendente, el Partido Conservador se sitúa a 10 puntos de ventaja en todas las encuestas.
Me siento obligado a mencionar estos sucesos para la audiencia española, ya que cuando me paro a leer la prensa nacional, El País, El Mundo, El Español, tengo la impresión de que Reino Unido está al borde del abismo con el siempre socorrido “todo por culpa del Brexit” como excusa para algo que aún no existe.
Sí. Hay una crisis dentro del Parlamento Británico. Pero fuera de Westminster la vida resulta que es bastante placentera; desde el referéndum, Reino Unido ha atraído mas inversión extranjera que cualquier país del mundo, con la excepción de China; nuestra bolsa está en auge y nunca en la historia de nuestro país ha habido tantos europeos trabajando en el Reino Unido, lo que demuestra que las acusaciones de ciertos periódicos de la inestabilidad de nuestra economía o los achaques de racismo no pueden sustentarse.
Os preguntareis, ¿y todas esas disputas que ocurren en el Parlamento? Bueno, de una cosa sí podemos estar seguros: no se deben al Brexit. Al fin y al cabo, el Brexit aún no ha ocurrido. Lo que vemos es en realidad todo lo contrario al Brexit. Podemos llamarla la crisis del “No-Brexit”. Una crisis que se produce por el rechazo absoluto de algunos diputados a cumplir con lo que prometieron a sus jefes, los ciudadanos, cuando se presentaron a las últimas elecciones.
Mientras escribo estas líneas, los partidos de la oposición están intentado darle la vuelta al resultado del referéndum. Obviamente no te lo dicen así de literal. Ellos te cuentan que lo que no quieren es salir de la Unión Europea sin un acuerdo con sus países vecinos. Pero ellos saben perfectamente que, si sacas de encima de la mesa la posibilidad de no llegar a un acuerdo, están acabando con la idea del Brexit. Si el Reino Unido no está dispuesto a irse de la Unión Europea sin acuerdo, lo único que tiene que hacer Bruselas es seguir ofreciendo al Reino Unido condiciones inasumibles para cualquier país con dignidad.
El miércoles 4 de septiembre, el Parlamento aprobó una moción obligando al Gobierno Británico a buscar cuantas extensiones como la UE quisiera. El Primer Ministro Boris Johnson respondió con un anticipo electoral. En ese momento, los laboristas, que llevaban dos años pidiendo esas elecciones, entraron en pánico. Debido a una ley aprobada por el Parlamento en el 2010, dos tercios del Parlamento tienen que estar a favor de la disolución anticipada del Parlamento. Ese mismo miércoles por la noche, los partidos de la oposición, después de ver las encuestas, favorables al Partido Conservador, votaron en contra de la disolución de la Cámara de los Comunes.
Sí, lo estas leyendo correctamente. Los mismos partidos que han acusado a Boris Johnson de organizar un golpe de estado acaban de votar para que el Primer Ministro no pueda preguntarle a la gente quién quiere que gobierne.
La Cámara de los Comunes se ha puesto a sí misma en una situación ridícula. Diputados a favor de la UE, votaron para mantener como Primer Ministro al mismo hombre que han jurado boicotear con el único motivo de cambiar el resultado del Referéndum, que ellos mismos prometieron respetar. Esto, señores, es nuestra crisis política en pocas palabras.
Y ahora las buenas noticias. Los votantes no son idiotas. Ellos ven lo que está pasando. Más tarde que temprano, habrá unas elecciones generales. El Partido Conservador acaba de anunciar que 21 diputados, algunos antiguos ministros, no serán candidatos del partido por votar con la oposición para evitar el Brexit. Aunque esta purga haya horrorizado a periodistas, muchos de los cuales son grandes eurofilos, es una maniobra necesaria antes de unas elecciones generales que se centraran en el Brexit. Los Tories no pueden presentarse a unas elecciones prometiendo que saldrán de la UE, mientras algunos de sus candidatos no acepten el voto del referéndum. Mientras los expertos se hacen los ofendiditos, los votantes aprecian que Boris, cueste lo que le cueste,cumplirá el mandato del mayor ejercicio democrático de la historia del Reino Unido el 31 de octubre.
Mientras tanto, la expulsión de esos 21 diputados ha provocado que el gobierno ya no tenga una mayoría estable, lo que significa que estas elecciones seaninevitables.
Nadie puede decirte con exactitud qué ocurrirá. Si miramos a las casas de apuestas y a los mercados podemos intuir una mayoría conservadora. Esa mayoría, como mínimo, permitiría que el Gobierno Británico pudiese enfrentarse a la UE sin boicots internos. Cualquier diputado que se enfrente a la opinión publica suele mencionar el discurso que Edmund Burke dio en 1774 a los votantes de Bristol, en el que explicaba que él era el representante del pueblo, no un mero delegado. Lo que esos diputados se olvidan de contar, es que Bristol no eligió a Burke en las siguientes elecciones.
Mi opinión, es que algo similar ocurrirá en las próximas elecciones. Incluso muchos votantes que apostaron por quedarse en la UE no quieren seguir retrasando estadiscusión mucho más. Me quedo con lo que me dice mi intuición; Boris ganará.