Amigue trans, déjame darte un consejo de freak a freak, de hombre lobo a mujer barbuda, de payaso de circo decadente a transformista cabaretero, de Míster Potato despedazado a mi pequeño pony celeste: no permitas que el Estado te explote como lo está haciendo, que use tu dolor y sufrimiento con tal obscenidad. Sólo te reconoce en sus leyes si te adecúas a lo que dictan.