La tolerancia excluyente consiste en ser tolerante solo con las opiniones que no ofendan a las únicas víctimas legítimas (opiniones que, curiosamente, son las que dan la razón a las ideologías dominantes). Con las demás opiniones no tenemos que ser tolerantes, porque no son más que “discursos de odio”, es decir, homofobia, xenofobia, islamofobia, transfobia, supremacismo, negacionismo, en fin, lo que ahora se llama, impropiamente, fascismo.