Cómo envejecer

Cómo envejecer. Carmen Meléndez Arias

El envejecimiento es un proceso natural que comienza en el mismo momento de nuestro nacimiento, mientras el paso de los años significa crecimiento no suscita preocupación, nos sentimos en la cresta de hola, el futuro es nuestro. A esta actitud contribuye la cultura imperante en el mundo que vivimos en el que, prima la belleza identificada con la juventud en todo su esplendor.

Pero la realidad es que, los años pasan inexorablemente haciendo sentir sus efectos en todos los aspectos, físico, psíquico, económico, laboral, profesional que, repercuten directamente en la persona y en su entorno familiar y social. Conocer esta realidad es esencial e imprescindible para prever las soluciones pertinentes a los problemas que  pueden o mejor dicho surgirán inevitablemente.

Lo primero es aceptar el transcurso del tiempo con naturalidad, la vida es una sucesión de etapas con inconvenientes y ventajas que debemos aprovechar y disfrutar, asumiendo los cambios como oportunidades con  actitud positiva y vital.

 Una vez asumido lo idóneo es envejecer manteniéndose activo, rompiendo el estereotipo de que, las personas por el mero hecho de tener una edad o estar jubiladas son inactivas, improductivas, receptoras de prestaciones y servicios, en definitiva una carga. 

Es lo que se llama discriminación por criterio de la edad, edadismo, causa de aislamiento y soledad para quien la padece, y de empobrecimiento para la sociedad.

La experiencia y  conocimiento acumulados durante los años son un valor superior imprescindible para el progreso y complementario del potencial que representan los jóvenes. Además  de constituir un beneficio para el bienestar de los mayores que, al sentirse útiles mantienen su autoestima y correlativamente un óptimo estado de salud reduciendo la necesidad de recursos asistenciales y sanitarios.

La práctica de ejercicio físico adaptado a las posibilidades de cada uno, alimentación adecuada y vida social activa, evitan o al menos retrasan el deterioro cognitivo, y situaciones de dependencia que limitarán la autonomía personal.

El ocio es la propuesta habitual para ocupar el tiempo, desde luego idónea y merecida para aquellos que han dedicado toda una vida al trabajo, no faltando interesados en presentar una imagen de las personas mayores como consumidoras de este tipo de actividades, apreciando oportunidades de negocios para los proveedores de estos servicios, la llamada “silver economy” o “economía plateada”,  basada principalmente en el turismo, sin olvidar el sector inmobiliario.

El ocio puede ser una alternativa pero desde luego no la única[1], cuando se dirija a los mayores tendrá unas características muy concretas, fundamentándose en actividades voluntarias, sin ánimo de lucro,   elegidas por los usuarios libremente a tenor de sus preferencias y aficiones. Nunca serán impuestas por un estado de necesidad, abriendo la puerta a la satisfacción de intereses espurios de personas sin escrúpulos dispuestas  a aprovecharse de la vulnerabilidad de situaciones de riesgo y desamparo en beneficio propio.

Deberán reunir en plenitud las dimensiones del entretenimiento como actividad de satisfacción y desarrollo personal, de manera que unas tendrán una naturaleza lúdica, es decir,  experiencias inherentes al juego, diversión, práctica deportiva, recreación de aficiones y pasatiempos. 

Otras serán creativas, capacidad que todos tenemos y que desarrollamos con mayor o menor intensidad a tenor de nuestras facultades, en dos aspectos uno interior de reflexión y ejecución, y otro exterior o de contemplación de la obra artística. La creatividad es un atributo de la personalidad esencial para su desarrollo pleno, y una cualidad inherente a la Dignidad de la Persona.

El arte y la cultura son la manifestación del proceso creativo; la primera es expresión de ideas, pensamiento y emociones con una finalidad estética y comunicativa consustancial a la naturaleza del ser humano. La segunda representa el conjunto de valores propios de una nación,  incorporando actividades como la gastronomía, el folclore, la moda, y las tradiciones entendidas como pautas de conducta transmitidas de generación en generación.

Arte y cultura son fuente de satisfacción y bienestar para los creadores de la obra y para aquellos que se acerquen a admirarla[2], son un instrumento de dignificación de la persona en todas las etapas de la vida.

El aspecto festivo de las actividades de ocio, es el exponente de la identidad cultural y social, la tradición que, permite compartir experiencia relacionándose con los demás.

La dimensión ambiental y ecológica vinculada a la recreación y disfrute de la naturaleza como el senderismo y actividades al aire libre.

La solidaridad vivencia personal, comprometida y altruista, definida como colaboración desinteresada en la ayuda y apoyo a personas en dificultades  mediante el voluntariado, brinda la oportunidad de crear proyectos gestionados por los mismos mayores. 

Nunca es tarde para aprender, retomando el estudio de  aquellas materias que las obligaciones familiares y profesionales interrumpieron o dificultaron en el pasado, con la asistencia a programas propuestos por las universidades de mayores, conferencias, talleres o cualquier actividad análoga.

En el plano económico, la jubilación puede suponer una pérdida de ingresos y de nivel de vida, con la consiguiente exigencia  forzosa de supresión de gastos. La previsión de estas circunstancias puede evitar sorpresas desagradables, si bien en algunos casos no será posible o al menos difícil. Me refiero a  las personas que en la actualidad han perdido su trabajo, su negocio, se encuentran en expediente de regulación de empleo, temporal ERTE, o definitivo ERE, viéndose forzadas a reducir o prescindir de su cotización, ingresar en el paro sin esperanza de reintegración a un nuevo puesto de trabajo. 

En el mejor de los casos su prestación por jubilación se verá reducida considerablemente en su cuantía, o perderán su derecho a percibirla, el resultado será un empobrecimiento dependiendo de ayudas para sobrevivir con repercusiones directas y negativas para la sociedad, limitando la previsión del futuro a la supervivencia. 

El Derecho ofrece figuras de liquidez patrimonial, y las entidades financieras productos de inversión para personas mayores como complemento de sus ingresos que, pueden ser una solución sin olvidar que, toda decisión ha de ser adoptada con prudencia como resultado un proceso reflexivo en el que se valore las necesidades a satisfacer y los intereses personales, nunca dejarse llevar por reclamos publicitarios.

El Derecho Preventivo, desconocido para la mayoría, ofrece alternativas para organizar a tenor de nuestras preferencias y posibilidades, los apoyos en la toma de decisiones requeridos en una situación de pérdida de facultades intelectivas y cognitivas en el futuro.

No hay que olvidar a aquellos mayores que olvidándose de sí mismos son el sustento económico o cuidadores de sus hijos, nietos, o familiares con discapacidad o dependientes, asumiendo y continuando con obligaciones propias de una etapa anterior.

Analizaremos en el Observatorio del Envejecimiento Posmodernia todos estos aspectos, y otros que seguramente quedan en el tintero. Lo importante es sentirse protagonista y actor pleno de la vida pese al paso de los años, adaptándose a las dificultades y a los cambios, manteniendo la voz y presencia en la sociedad. Todos somos necesarios.


[1]Siguiendo a Gil Calvo, Jubilación y Amparo Sociojuridico de las Personas Mayores, Hernández  Rodríguez, Gerardo, Meléndez Arias, Mª del Carmen, Madrid, Universidad Pontificia de Comillas, pagina 33.

[2]Arte y Cultura en Tiempos Recios,  Meléndez Arias, Mª del Carmen.  Reino de Valencia  nº 131, pago 29-31, Septiembre-Octubre 2021

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