Desde que en 1970 se inician los preparativos para la después llamada Transición (lean las confesiones parciales del General Monzón, destacado dirigente de los Servicio Secretos españoles en varias épocas), el guion ha sido un lamentable “sálvese quien pueda” con un absoluto desprecio de España. El Tardo-franquismo del “atado y bien atado” se aglutinó alrededor del Almirante Luis Carrero Blanco. El avaló la instauración monárquica en la persona elegida por Franco del nada legitimado Juan Carlos (aquí menciono sólo la lógica sucesoria). El sustentó la supeditación total al poderío militar estadounidense con la carta blanca a la cesión de cuantas bases extra-territoriales se precisaran. Y él también sentó razón de naturaleza a la apertura democrática mediante le invención de un PSOE (que no tiene relación alguna con los abueletes “históricos” nostálgicos de Iglesias, Largo Caballero e Indalecio Prieto, él del “Oro de Moscú” junto al comunista Negrín, que jugaban al dominó con Llopis en Suresnes). Contó para ello con las Juventudes del Régimen (Felipe Gonzalez, Alfonso Guerra, Manuel Chaves y otros varios del “clan de la tortilla”) que se habían mostrado elocuentes y eran profesionales mediocres sin futuro laboral, y el apoyo incondicional de Willy Brandt (Ost-politik de mirar para otro lado), Olof Palme (de huchas para recaudar fondos que sustentaran a ETA) y el Gobierno USA a través de la CIA. Sólo se mantuvo firme en dos principios: NO a la ruptura de España mediante la contumacia en la restauración de Reinos de Taifas y NO a la claudicación de legalizar a los asesinos Totalitarios del Comunismo y del Separatismo. Ahí fue irreductible. En un desesperado intento por salvarle la vida, para disuadirlo de tal extravagancia, Henry Kissinger vino a Madrid, el 22 de Diciembre, y mantuvo con él una entrevista de más de diez horas. No pudo ser. Al día siguiente, 23 de Diciembre, lo asesinaron. El Golpe de Estado de 1973.
El “llamado bunker” franquista reaccionó tarde y mal. No contaban con personajes de talla. Recurrieron a lo poco que les quedaba: Arias Navarro (“carnicerito de Málaga”). Los demás, Pio Cabanillas, Fraga Iribarne, Lopez Rodó y Martín Villa, a la cabeza del pollo guillotinado, ya estaban en otro bando, el propio de no sabían qué. Resistieron gracias al “equipo médico habitual” (del que yo estuve muy cerca) hasta que murió Franco en la CIUDAD SANITARIA LA PAZ de Madrid el 20 de Noviembre de 1975. Entonces tomó el mando Torcuato Fernandez Miranda.
La inanidad intelectual de Juan Carlos, su impopularidad y el rechazo manifiesto del Ejército, sólo adicto a las últimas órdenes de Franco, pusieron la situación en manos exclusivas de Torcuato. ¡O eso creía él! Tras dejarle un tiempecito a Arias Navarro para ahogarse en su propia estupidez (Espíritu del 12 de Febrero incluido), Torcuato nombró a un “becario” aparentemente dócil y, seguro, de pocas luces: Adolfo Suarez.
Las calles agitadas, las huelgas y los precarios equilibrios económicos que siempre nos han acompañado, junto al complejo de inferioridad que nos impelía a suplicar “ser homologados”, montaron el escenario ficticio que aún hoy nos acompaña. El “qué dirán” pudo más que el más elemental sentido común. Del llamado “harakiri” de las Cortes Franquistas a la farsa Constituyente, prevaleció el criterio Torcuato: “de la Ley a la Ley”. ¡Hasta la ruina absoluta! Con Pacto Quintana de la Moncloa incluido.
El primero en experimentarlo fue Torcuato, apartado y ninguneado hasta la rabia. Suarez llegó a creerse protagonista “sin ira”. Legalizó por su cuenta el Partido Comunista y restauró, también por su cuenta, la Generalitat de Cataluña en la persona de Josep Tarradellas. Ambas decisiones, contrarias al interés de España, condicionaron de forma extrema la redacción de la Constitución de 1978. En lugar de proyectar un futuro para la Nación, la tarea se tornó un remendar cuentas pasadas con la “Historia”. Nada de futuro, todo hacernos perdonar lo que fuimos. La Generalitat pre-constitucional y, por ende, todos los separatismos más o menos disfrazados, como algo consustancial a España y el Totalitarismo Comunista y, por ende todas las barbaridades que a cada cual se le ocurran, como algo idiosincrásico a España. Ese fue el legado de Suarez. Una promesa de destrucción. Le dieron un Golpe de Estado el 29 de Enero de 1981.
Pero como la confusión no cesaba, el juancarlismo se vió obligado a dar un nuevo Golpe de Estado el 23 de Febrero de 1981. Los Generales más anti-monárquicos jamás conocidos, Alfonso Armada tutor de Juancarlos y Jaime Milans del Bosch anfitrión navegante de sus vacaciones veraniegas, se sublevaron por la mala calidad del “rancho” y mandaron al ingenuo Teniente Coronel Tejero a darle un “sustito” a las Cortes. Todo de lo más normal para continuar el camino emprendido de disolver España.
A partir de ahí, el camino quedo allanado, la Democracia exclusiva, sólo para el Poder. Tras ingresar en la OTAN de la forma más vergonzante posible, sin protección para Ceuta y Melilla aunque sí para el Gibraltar británico (¡que lo conserven hasta su ruina total!) gracias a “Belphegor” (Calvo-Sotelo el breve), suplicamos con González la más ignominiosa incorporación a la Unión Europea imaginable. Nos la dieron: destrucción de nuestra marina mercante y pesquera, aniquilamiento de nuestro potencial ganadero, arrasamiento de nuestra agricultura, cupos y subvenciones suicidas, y reconversión industrial. ¡Lo más letal desde la coyunda de Wellington y Napoleón para convertir España en una era, en un páramo! Así nos va: camareros, paletas y reponedores. Nuestro techo.
Aún a este pesar, cediendo a todo, consintiendo a la destrucción del tejido social, vejando a la institución familiar, expropiando a las clases medias, mirando embobados como nuestra juventud perdía el orate, parecía que esto iba a resistir. Con más disparates que nadie (plaga de políticos multi-prolíficos, regulaciones de mindundis pueblerinos, impuestos y tasas infinitas, sobrados validos intimidatorios, esclavitud larvada), España seguía siendo vitalista, confiada y creativa. Entonces llegó el Golpe de Estado del 11 de Marzo de 2004. Estalló toda esperanza, Dante dixit. Más de trece años después, España sigue catatónica, zombi, dando tumbos sin orden ni concierto.
Al malvado Zapatero le ha sucedido el traidor Rajoy. Da lo mismo. Es lo mismo. Los usurpadores del Poder odian España, se avergüenzan de ella. ¡No quiero imaginar siquiera cuanto desprecio sienten por quienes no estamos a su altura! No lo dicen porque caerían en “delito de odio”. Tenemos una Sociedad estúpida, puerilmente conmocionada por cualquier “suceso” y dimisionaria de toda dignidad. Una Juventud traicionada, sin presente ni futuro, del absurdo a la droga. Una Madurez y una Vejez sin esperanza ni consuelo alguno, culpabilizadas de ser obstáculo y de no haber muerto todavía. ¡Como para ilusionarse con el 155 que habéis puesto tarde y mal! ¡No sabéis donde vivís, ni cuanta distancia nos separa!
Cuando vuestra criatura, la criada a vuestros pechos, la consentida mimada con nuestros confiscados ingresos, el engendrito de la Autonomía, la del consenso y los privilegios, el cocodrilo siempre lloroso de la Generalitat, la de Tarradellas, Pujol, Maragall, Montilla, Mas y Puigdemont, ha perpetrado los Golpes de Estado del 9 de Noviembre de 2015 (¡Sin encontrar respuesta ejecutiva alguna, prevaricadores!), y del 6 y 7 de Septiembre de 2017 (¡Sin encontrar respuesta ejecutiva alguna, prevaricadores!) y ha desembocado en el Golpe de Estado del 1 Octubre de 2017, entonces sí habéis puesto los traseros contra la pared. ¡Como otra vergüenza más! El 155 de Mariquita Perez, para que no se note nada: otra chapuza. No tenéis, por cómplices y consentidores, agallas para suspender la autonomía y desmontarla de raíz. No, que va. Si nosotros la hemos parido, cómo la vamos a desterrar. ¡Ni destetar siquiera! Apartamos a unos cuantos cargos y convocamos Elecciones. Los famosos votos a la nada. <<Nuestra máxima aspiración es que todo siga igual que antes. ¡Sin atolladero ni nada!>>
Amparados en un patético Tribunal Constitucional elegido por ellos (¡si tuvieran algo de pudor ya se habrían sentenciado inconstitucionales a sí mismos!) y en un brazo ejecutor de su doctrina (¡para eso lo nombran ellos!), un tal Maza que rima con bocaza (¡que mono estaría calladito!) y se empeña en ser estrella televisiva, les han regalado a esos “golpistas” dos bazas de oro: la promesa de una reforma constitucional que reconozca el “derecho a decidir” y el arma de tener “presos políticos” para alimento de los tibios y solivianto de conversos (lo son, presos políticos, porque hasta que no se los juzgue culpables por un tribunal, son inocentes y no tienen por qué estar en la cárcel so pretexto arbitrario de un ridículo “riesgo de fuga”).
El no quiero aún si pudiera, que no querría, consenso y convivencia coja, es el único argumento de esta terrible Transición de España hasta su anulación. ¡No siendo, muero por no vivir en mí!
Veremos ahora cual es la respuesta ejemplarizante del “granizado” constitucional al muevo desafío independentista. El “payaso barbudo” de Marinaleda (¡este no le hace frente a los “migueletes”, sino que asalta Mercadona con el carrito de la compra!) va declarar la República de Andalucía el próximo 4 de Diciembre. Y no en un Territorio de “chicha y nabo”. Además de las ocho provincias andaluzas, comprende media Murcia, una parte de Portugal, el Rif marroquí, Ceuta, Melilla y Gibraltar. ¡Sin complejos! Todavía no ha dicho si va a haber una religión oficial o si cada cual podrá ir a la mezquita o al Rocío según se tercie, porque la Semana Santa es de todos. ¡Estemos seguros que a éste le mandan a Zoído y a Soraya en cualquier rato libre de la agenda! ¡A más tardar, por la Feria!