Del victimismo al verduguismo: Ano, yo te creo

Del victimismo al verduguismo: Ano, yo te creo. Pablo Und Destruktion

En los últimos días hemos podido escuchar y leer distintos comentarios ante la petición de un año y diez meses de cárcel y más de 3.000 euros que la Fiscalía le ha hecho al cómico David Suárez por un delito contra la dignidad. Lo llamativo del caso no es la desproporción entre la “falta”, un tweet que se basaba en el Síndrome de Down para hacer humor negro, y la condena que se pide, sino que el resto de los mortales nos hemos enterado y, en general, no hemos pedido su cabeza.

Es una de las primeras veces en las que este tipo de noticias trasciende e implica una recepción crítica por parte de compañeros de profesión, como Edu Galán de la Revista Mongolia, o distintos periodistas: Lorena G. Maldonado o Antonio Maestre entre otros. Las cosas de palacio ya se sabe que van despacio, y puede que algo esté cambiando en nuestras élites culturales. Bienvenido sea.

Mucho son los artistas y cómicos que han sufrido una persecución similar y que no han tenido tanta suerte, habiendo recibido condenas iguales o superiores a la de David y habiendo recibido la peor de todas: la condena al ostracismo. Esa suerte de guillotina de la vida virtual, que últimamente es la única que nos dejan tener, que se ha tenido a bien llamar cancelación y que en muchos casos implica la pérdida del trabajo y de las amistades. Este sería el caso de “Ano”, también conocido como Anónimo García, pseudónimo del líder espiritual del colectivo de artistas gráficos y performers Homo Velamen que la acusación pedía 3 años y 3 meses pero la condena ha sido de 18 meses. Un proceso judicial que ya le ha costado 40.000 euros y se están abonando mensualmente.

Puede que les suene el eslogan de “España necesita un clero Podemita” o la agrupación FEA (Feministas con Esperanza Aguirre), pero no tanto el grupo Homo Velamine, definido por el propio Ano como un grupo de bufones, que tuvo la determinación de hacer un falso “Tour de la Manada” en su web para denunciar la repugnante cobertura mediática que la inmensa mayoría de los medios de comunicación dieron al caso. Recuerden, queridos lectores, los tiempos previos al Covid, que lleva siendo monotema desde hace casi dos años, en los que el terrorismo sensacionalista tenía que rebuscar en la basura para llenar la parrilla televisiva de carne en un estado de descomposición aceptable para los comensales. En esa época que parece lejana pero que ocurrió hace solo cuatro años no se habló de otra cosa durante meses. Todo tipo de detalles escabrosos sobre el suceso fueron comentados en prime time, los partidos políticos que habían venido para pedir soberanía y justicia social se enfangaron en este tema como si no hubiera otra preocupación nacional, se hizo un juicio mediático, los “Asustaviejas” del amarillismo sentenciaron qué estaba bien y qué estaba mal, y se impidió cualquier matiz y cualquier crítica, como la de Homo Velamine, cuyo Ano fue acusado de “enaltecer la figura de los agresores”, “generar un clima de odio en la sociedad frente a la víctima”, «herir y lesionar los sentimientos comunes de la sociedad por el simple hecho de ser mujer» … ¿No generan un clima social de odio y crispación los amarillistas charcuteros que despiezan cada mañana la actualidad en los principales medios de comunciación? No, el odio que sufrimos es culpa de ese, del melenas, de Ano. Un chivo expiatorio más en una sociedad que ya no sabe cómo pacificarse.

Este caso, el de la “Manada”, fue todo un ritual sacrificial que amplificó considerablemente el sistema mediático pseudorreligioso en el que ahora naufragamos y que, como cualquier religión, tiene unos tabús que no pueden ser cuestionados: ahora las medidas aplicadas en la emergencia sanitaria y la incipiente crisis “climática” y “ de suministros”, antes las medidas aplicadas en la emergencia terrorista, y en el caso que nos atañe, la emergencia machista y el“solo sí es sí” que debía salir adelante en el parlamento cayera quien cayera, con la excusa que fuera, jodieran a quien jodieran. Y jodieron a Ano, entre otros. Todas estas emergencias solo tienen una cosa en común: permiten sacar adelante leyes que imponen un control social y un recorte de derechos civiles cada vez mayor, y que en muchos casos solo pueden implementarse por medio de la hipervigilancia tecnológica. Recordemos que se propuso un certificado digital de consentimiento sexual que no acabó de cuajar, ¿les suena?

Ahora que ya sabemos que el victimismo se convierte en verduguismo podríamos hacer lo propio con el caso de Ano y exigir el “ojo por ojo” , pero el pseudónimo de nuestro protagonista es un gran pacificador, ya que convertiría esta sed de venganza en algo demasiado confuso como para tomárnoslo tan en serio. Qué caray, somos cómicos, haremos una fiesta, cantaremos unas canciones y trataremos de ayudar a pagar la multa de Ano. Hay que comprender también a nuestros adversarios del teatro político y jurídico, en el fondo todo esto no es más que una gran sobreactuación.

Este sábado 4 a las 21:00 horas en El Intruso de Madrid. Concierto benéfico a favor de Ano.

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