El envejecido censo electoral vasco y gallego

Ahora que va a haber elecciones autonómicas vascas y gallegas, conviene reflexionar sobre lo mucho que ha envejecido el censo electoral vasco y gallego desde la Transición (también mucho, aunque algo menos, el del resto de España). El envejecimiento vasco ha sido el más acelerado. Y el gallego es de los mayores, en una España en la que cada vez hay más canas y menos cunas.

Yendo un paso más allá en la descomunal reducción del número de españoles jóvenes, entre 2002 y 2019, perdimos el 36% de los nacidos en España con 20 a 34 años. En las provincias de Vizcaya y Asturias, el 50%. En Valladolid, Guipúzcoa, Álava y La Coruña, la caída fue del 45% o más. Espeluznantes son los datos. Alucinante es la indiferencia suicida del grueso de la sociedad española (políticos, intelectuales, sociedad civil, pueblo llano) ante esta sangría humana, inevitable y del todo previsible por el desplome en los nacimientos desde 1977.

Europa tiende a morir poco a poco, por una diferencia negativa creciente entre nacimientos y muertes, y más aún en el caso de los europeos autóctonos, como se aprecia en la gráfica.

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