La derecha, la extrema derecha y la extrema extrema derecha

Corría el año 1789 en plena revolución francesa cuando en Versalles, constituida la Asamblea Nacional los partidarios de una nueva constitución y de impedir que el Rey pudiera tumbar las decisiones de la Asamblea se sentaron a la izquierda del presidente; y los partidarios del poder real y de que el monarca pudiera vetar las decisiones de la Asamblea Nacional se sentaron a la derecha.

Después de este reparto, los franceses de la época no utilizaban las términos de izquierda o derecha, sino “la montaña” para definir a los situados a la izquierda, “la llanura” para los situados a la derecha y “la marisma” para los que ocuparon el centro de la sala.

Así, por una simple localización espacial los términos de derecha y de izquierda definieron la cuestión política hasta nuestros días. No obstante, los posicionamientos en la teoría y en la praxis de sendas definiciones han variados circunstancialmente con el devenir de los acontecimientos históricos y las circunscripciones territoriales. Ni la derecha ni la izquierda política han logrado equiparse de contenidos programáticos consolidados y estables, inutilizando los términos como permanentes categorías politológicas. Por lo que estas distinciones responde más a un valor nominal histórico que a una definición consecuente e invariable que nos determine la exégesis en el estudio de las ideas políticas.

Contemporáneamente, se utilizan como arma arrojadiza entre uno y otro bando político dependiendo de la coyuntura, el enmascaramiento y la determinación de las imágenes que se quiera lanzar al mass-media con el fin de una repercusión electoral determinada en las distintas democracias parlamentarias de occidente.

Hace pocos días escuchábamos a la Ministra de Justicia de España, Dolores Delgado, defenderse de pertenecer a una banda organizada de togas y placas corruptas orquestadas en las cloacas del “Establishment” español acusando a la derecha, a la extrema derecha y la extrema extrema derecha de orquestar una campaña de difamación hacia su persona. Y eso que han trascendido públicamente unas grabaciones de su compadreo y el de su intimo el exjuez Baltasar Garzón, condenado por prevaricación, con distintos personajes de esta banda organizada.

Hoy el partido de las ideas políticas no se juega a la derecha o a la izquierda del Presidente de las distintas Asambleas Nacionales, es mucho más trasversal y posiciona en un mismo bando a definiciones políticas que históricamente estaban a la derecha y a la izquierda. Hoy la pelea se libra entre los defensores de la globalización, de la mundialización promovida por el imperialismo de los Estados Unidos y sus satélites en los grupos de presión de la Unión Europea frente a los defensores de la soberanía, la cultura y la identidad de los pueblos.

También el islamismo es otra forma de totalitarismo que junto a la mundialización capitalista y a la burocracia apátrida de la UE imponen leyes liberticidas contra la identidades nacionales.

Si a alguien se le puede definir etimológicamente de derechas en la actualidad, es a todos aquellos que vetan las decisiones del pueblo soberano, que manipulan la realidad, a todos aquellos grupos financieros y burócratas apesebrados y pancistas que imponen sus dictámenes totalitarios atropellando la democracia y los intereses económicos de los ciudadanos y de la soberanía de los Estados.

Como dirían los franceses de la época en plena revolución francesa, ellos son “la llanura”.

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