En esta nuestra muy querida España, territorio tribal de retorcidos odios atávicos, hay entre otras muchas maldiciones, dos fijaciones obsesas: el terror a la infidelidad (los muy floridos “cuernos”, ya sean erótico-coyunciales, histórico-fantasiosos, clánico-gansteriles o político-feudales) y el rencor reconcomido al dinero o poderío de los demás (por el mero hecho de no pertenecernos o soñarlo inaccesible). Ambas unidas, el “a mí no me lo dan y me lo quitan aunque yo lo valgo” y el “a mí no me la pega nadie”, constituyen y aderezan una verdadera psicopatía: el “homo rencoroso inaplacable”. Lo más triste para todos es que esos engendros nos dominan y pastorean desde hace ya demasiados años. Las uvas de la ira. Sin uvas. Sólo para incautos.
El Tribunal Supremo, a la “garrocha”, por “chicuelinas” y a “porta-gayola”, acaba de rematar uno de sus mejores “quites”. Si Usted no tiene y pide, no presuma encima de hacernos un favor. Endeudarse tienta siempre la ropa, a plazos interminables. Una Hipoteca es, mal que pese, lo que su nombre indica y los remilgos de inocencia sólo denotan estupidez culposa. Encima, el tercer socio, el carroñero, el Estado, hinca zarpas y pone un impuesto por pedir: el de Actos Documentados (¡manda “webs”!). ¡Págalo tú que a mí me da la risa! Este es una vez más un falso dilema. La Banca o el Cliente. ¿Cotiza él que presta o él prestado? Pregunta tonta para simplones hamletes de pega. Porque el Estado siempre gana y, en este caso las madrastras (ahora las llaman Comunidades), siempre cobran. Aunque la cama sea nuestra.
Salvados “in extremis” del abismo que supondría desmantelar la infraestructura financiera de la Nación mediante el atraco retroactivo por más de 35.000 millones de Euros (las alternativas bancarias son: o declararse insolventes o deslocalizarse de España), la ciudadanía gime en su ignorancia o mezquindad y los Psicópatas amenazan y atacan (no se sabe bien a quien, quizás a ellos mismos como por norma suele ser). Desde los “bolivarianos” (el PSOE de Sanchez “el necrófago” y los PODEMOS vario-pijos de Iglesias-machutín, Ironside-Echenique, Chucky-Errejon y Pipi-Monedero, pasando por las “casitas de chocolate” de Colau, Chiqui y Carmena, y por los “almogávares” de ERC y el “meu canut” de Crida y PdeCat, y por los caverno-kolaris de PNV, Sortu y Bildu), hasta los “arrepentidos” (el PP de los hipócritas, cobardo-prudenciales y “sepulcros blanqueados” siempre en penitencia, y los CIUDADANOS de la noche oscura sin brújula, marisabidillos arrebullaos a sotavento), todos están muy indignados. Santa cólera irrisoria. Gargarismos y grititos impostados.
El Impuesto, como casi todos, es intrínsecamente injusto y abusivo (¡Mucho tendrá que explicar y demostrar el Estado para que pueda aceptarse siquiera una parte de su rapiña fiscal!). Y no lo va a pagar la Banca por muchas airadas legislo-piruletas que se arbitren o pomposas majaderías que se prometan. Siempre repercutirá en el Consumidor directamente, aunque sólo sea a través del incremento del interés que se obligará a ir cumplimentando. No es la Banca, ¡catetos!, es el Estado. Únicamente los necios se empeñan en negar las evidencias. Y, por supuesto, los Psicópatas.