Parafilias catalanas

Parafilias catalanas. Esperanza Ruiz Adsuar

Decía Luis García Berlanga que el erotismo es la pornografía vestida de Christian Dior. Según cuentan, el director valenciano era un gran erotómano. Muchos recordamos al Luis Escobar de la Escopeta Nacional en su papel de marqués de Leguineche diciendo lo de “¡visón!” para referirse a la calidad del vello púbico de una señora de rompe y rasga.

En la vida real, era imposible que Escobar se interesara por esas cosas, pero eso es otra historia. Seguramente tuviera sus fantasías, como todos. Puede que soñara con chulazos de cuerpo marmóreo, como el facha de Henry de Montherlant o Jean Cocteau, al que conoció. Cocteau, listo él, acabó con Jean Marais, actor y chico de portada de disco de los Smiths. Hay que reconocer el gran nivel del estetismo homoerótico de antes, cuando no había izquierda unicornio que pretendiera hacer del homosexual una especie de ama de casa burguesa.

Cada uno lleva la sicalipsis como puede. Los hay que se excitan con pies, disfraces o lencería fina. Es muy americano eso de gastarse una pasta en un conjunto de Agent Provocateur, llenar la casa de velas y jugar a la suripanta sofisticada. Yo nunca lo he entendido, pero el ars amandi es así. También están los que aprecian las esposas de peluche y quieren montarse su especial 50 sombras de Grey en un discreto hotel de extrarradio con jacuzzi. Hay un sinfín de fantasías de más o menos originales y luego está lo de Antonio Baños.

Al pobre ex miembro de la CUP le han pillado cuando compartía en redes una captura de pantalla de su navegador. Baños, haciéndose eco de una noticia de la revista de moda para adolescentes “Teen Vogue”, pretendía aplaudir el activismo responsable de la poetisa racializada Amanda Gorman. Ésta leyó un poema titulado “The hill we climb” durante el acto de investidura de San Joe Biden y, por lo visto, está en tratos con la noble casa Prada para el desarrollo de una colección de bolsos sostenibles de lujo.

Fíjense: Vogue, Amanda Gorman, Biden, Miuccia Prada, bolsos ecosostenibles y un pijo de la CUP… Imposible no seguir para bingo. Glamour woke máximo. Nada que ver con el ignorante camarero mileurista de Vallecas que agradece a Ayuso el que pueda trabajar en estos durísimos tiempos para la hostelería. ¡Dónde va a parar!

El problema es que Antonio Baños se olvidó de cerrar las pestañas de su navegador y, en un segundo plano, podía leerse el contenido de las páginas que tenía abiertas. Las dos eran pornográficas. Una especializada en sexo grupal. En orgías, vamos; y la otra en “escatología japonesa”. Si les soy sincera, he preferido desconocer el detalle de esta parafilia por respeto a ustedes y al medio que me acoge. Sólo puedo decirles que la gracia de la cosa estaría relacionada con el hecho de ver a señoritas haciendo lo que se suele hacer después de un pitillito y un café en ayunas.

Baños es toda una síntesis de lo que son ciertas “élites”, sobre todo en Cataluña: caciques de casino, Sades de tres al cuarto tocados con accesorios de diseñador. Nosotros, el populacho, los que hablamos la lengua de las bestias, no podemos entenderlo.

Parece ser que esto de ser político en España, sobre todo progresista, exige grandes capacidades de funambulismo moral. Muchos tienen que pasar el día cabalgando contradicciones y los instintos primarios de Toni debían casar muy mal con ese partido tan feminista, tan asambleario y tan de “performance” que es la CUP.

Los hay que han asociado la parafilia del gachó a esa película de Pasolini que veíamos a escondidas y de madrugada a finales de los 80, “Los 100 días de Sodoma”. Yo creo que es exagerar. Eso sí, sabemos de sobra de qué lado hubiera estado Baños en Valle Giulia durante los enfrentamientos con la policía.

Sin temor a equivocarnos, Toni debe estar disfrutando de lo lindo en Cataluña. Aquello es una orgía de despropósitos y el lugar donde la clase política más la jiña. Lo llevamos viendo años. Hemos llegado a la saturación y el hastío a fuerza de ver golpistas; okupas; alcaldes originales; multiculturalidades a machete; raperos psicópatas y milicianos del Foro de Davos, esos luchadores por la libertad de expresión (y la que toque), seres de luz pirómana y de pies ligeros, como Aquiles, gracias a las Nike Air Jordan robadas en comercios que hoy se bunkerizan.

Si ya teníamos suficiente con los delirios nacionales de algunos, ahora nos enteramos también de los de entrepierna. Vale que aquí no somos norteamericanos y lo que se cuece en la bragueta de nuestros representantes nos importa un ardite y además, lo de Baños estaba escrito en los astros: A Plauto se le atribuye aquello de “el nombre es presagio” (nomen est omen).

Sin embargo, no me digan que los gustos sexuales del ex miembro de la CUP no son un perfecto símil de la situación política catalana.
Que alguien tire de la cadena, por favor.

Top