Quitad vuestras abyectas garras de mis hijos Agenda 2030

Quitad vuestras abyectas garras de mis hijos Agenda 2030. Raúl Morales

Nos hemos merendado hace pocos días con que el Ayuntamiento de Torrevieja, en manos del PP, patrocina sufragando los gastos de infraestructura, un desfile en el que aparecen niños caracterizados al más puro estilo BDSM, vestidos con tacones, medias, ligueros y pezoneras. En lugar de irse directamente a la fiscalía de menores a denunciar un posible delito de pederastia, al alcalde del PP, Eduardo Jorge Dolón Sánchez, no se le ocurre otra cosa que declarar que “El Ayuntamiento de Torrevieja no entra ni va a entrar a censurar ni a vigilar los disfraces que crea la comparsa cada año”. Y yo le digo “pedazo de cabrón, hijo de mil putas”. Pero tampoco podría ser considerado como un insulto al alcalde, en la línea en la que él mismo ha declarado, si mi intención únicamente pretendía “verter una crítica a la situación política y social de España, nada más”.

Parece que es derecho de cualquiera el de sexualizar a los niños sin límite alguno para la decencia. Pues es realmente indecente convertir a estos niños en el mejor sueño húmedo del más abyecto pederasta, sin cámaras ocultas, sin engaños, sin secuestros y con el permiso de sus padres. Así, a la vista de todos, contoneándose bajo los objetivos de los muchos teléfonos que los enfocaban. Me faltan calificativos para expresar lo que pienso de este alcalde, de su partido, de esta comparsa y de esos padres, que es mucho peor. Los encomendados por la naturaleza de velar por su seguridad física, mental y moral de sus hijos, exponiéndolos a esto. ¿Esto es legal, pero mandarlos de excursión a un museo sin autorización no? Gracias al cielo no he tenido que ver nunca los archivos que obtiene la policía cuando detiene a un pederasta, y espero no verlos nunca, porque solo estas imágenes ya me revuelven el estómago, y el alma que es mucho peor.

Asistimos, algunos atónitos, a la imposición de una nueva sociedad woke cuyo máximo exponente es la decadencia, en todas sus formas. La ruindad de sus líderes confronta con lo miserable de sus postulados. No consigo dilucidar que es peor, si los planteamientos a los que nos somete o la falta de escrúpulos para implantarlos por políticos que se suben a la ola para mantenerse en el poder. Estoy convencido de que a Don Eduardo Jorge Dolón Sánchez, alcalde del PP en el Ayuntamiento de Torrevieja, que a nadie se le olvide su nombre hasta el fin de nuestros días, lo mismo le dan los niños hipersexualizados al estilo bondage, que convertirse en propagandista de los muyahidines fundamentalistas, si es lo que toca durante su mandato. Lo único importante para este tipo de políticos es mantener bien aferrado el bastón de mando. Estos se suben al tren que pasa sin miramientos, no tienen prejuicios que los amedranten.

Claro está, que a todo esto no se llega de buena mañana, así sin más, no te levantas un día con las televisiones zumbando leña progresista y la población tragando estiércol en la cocina sin protestar. La moda woke no nace, se hace, se va cociendo a fuego lento desde las más altas instituciones. Hasta que te dicen que “los niños de entre 0 y 4 años tienen que aprender sobre la masturbación y desarrollar interés sobre su propio cuerpo y el de los demás” y entonces la cosa empieza a cambiar. ¿Quién va a enseñar a niños de guardería a masturbarse? ¿Para qué?

Imagina que el profesor de tus hijos te cuenta en una reunión de padres que es aconsejable que “los niños entre 9 y 12 años tengan su primera experiencia sexual en esa etapa utilizando la pornografía”, y que esto además es un objetivo de la ONU. ¿Te lo creerías? Al menos las autoridades podrían justificar los alarmantes informes que nos asaltan en los telediarios. El acceso de los niños al porno, uno de los mayores negocios online del mundo a tan tiernas edades es un objetivo de la OMS. Otro de los objetivos marcados para los niños de entre 5 y 8 años podría ser que “los estudiantes podrán afirmar que las personas muestran amor y cuidado de diferentes maneras, incluyendo besos, abrazos, caricias, y, a veces, a través de comportamientos sexuales”.

Pues esto es lo que dicta el informe “International Technical Guidance on Sexuality, An evidence-informed approach” que pueden encontrar en la Biblioteca Digital de la UNESCO, editado por Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud. Este, pretenden sirva de guía sexual a los colegios europeos en una primera fase. Después al resto del mundo. Estos son los lideres del mundo libre protectores de la humanidad. Los que tienen en el centro de su diana a los niños de 0 a 12 años, para ya saben que, lo dice su informe, no lo digo yo. Y todo esto financiado por la agenda 2030, apoyada sin fisuras por el gobierno de Sanchez y el Sr. Feijóo. Lo que quiere decir que pagado por ti y por mí. Con los impuestos que nos roban de nuestro salario cada mes unos y otros alternativamente.

En definitiva, La ONU y la OMS quieren que los niños, desde que apenas tengan consciencia, y por supuesto, muchos años antes de la pubertad y adolescencia, comprendan y asuman que tener sexo es algo natural, recomendable y aconsejable. ¿Alguien me puede explicar cómo va a discernir un niño de 9 años con quién sí y con quién no? ¿Un vil y miserable depravado que se acerque una tierna criatura a “mostrarle amor… incluyendo besos, abrazos, caricias, y, a veces, a través de comportamientos sexuales” puede ser apropiado, según le han enseñado en el colegio?

Pues así, queridos y asqueados lectores, permítanme pedirles perdón por hacerles pasar este mal rato. El mismo que a mi me a costado trasladar a negro lo que está sucediendo. No dejemos que estos comportamientos se normalicen, es lo que los perversos pretenden. Cada uno desde su pequeña o gran tribuna, en la barra de la cafetería desayunando, en los grupos de whatsapp de los amigos, al más pesado de los cuñados. A todos. Denunciar, no lo que viene de camino, lo que ya ha llegado, por ejemplo a Torrevieja. No dejemos que el mal nos acobarde, porque esa será su victoria. Levantemos todos la bandera de la decencia, por el bien y el futuro de nuestros hijos.

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