La economía se está desacelerando y la recaudación de impuestos relacionados con el consumo, como el IVA y los Impuestos Especiales, está creciendo a un ritmo bajo. Pero, en cambio, el IRPF, que grava los ingresos de los trabajadores, ha crecido significativamente en un 9,7%, hasta los 10.000 millones de euros. Al no ajustar los tramos de recaudación del IRPF para tener en cuenta la inflación, los trabajadores están soportando la mayor parte del aumento de los impuestos.