A la hora de tratar a Schmitt, es preciso, ante todo, tener en cuenta no sólo la calidad, sino la ubicuidad y la transversalidad de su pensamiento, algo que le hace transcender de la dirección ideológica que el propio autor quiso darle en un momento particularmente trágico de la historia alemana y europea. En el fondo, fue un heredero de Thomas Hobbes, Jean Bodin, Juan Donoso Cortés, Joseph de Maistre, Max Weber, Karl Marx, y de Agustín de Hipona.