Geopolítica en el Ártico

Geopolítica en el Ártico. Daniel López Rodríguez

«Ártico» es una palabra derivada del griego ἀρκτικός, que tiene significado numinoso, aunque ya eran tiempos del dominio de la religiosidad secundaria: «cerca del oso, al norte», en referencia a la constelación de la Osa Mayor, que sobresale al norte de la esfera celeste; o a la constelación de la Osa Menor, que contiene el Polo Norte. 

Las temperaturas más frías tienen un promedio de 40º bajo cero, aunque se han llegado a registrar hasta 68º bajo cero; y las más altas suelen estar sobre los 10º sobre cero. Hay que tener en cuenta que en el Ártico en invierno es todo el tiempo de noche y en verano todo el tiempo de día. Desde 1971 a 2019 el aumento de temperaturas del Ártico ha sido tres veces mayor que en el resto del planeta.  

Entre los ecosistemas del planeta el Ártico ocupa un lugar único, pues hablamos de una zona de hielo que tiene en torno a 7.5 millones de kilómetros cuadrados, una gran masa de hielo que flota sobre el agua y está abierto por estrechos que lo comunican con el Océano Pacífico y el Atlántico. El hielo del Ártico contiene hasta el 10% del agua dulce del mundo.

En teoría, el Polo Norte es un territorio internacional administrado por la ONU, y representa el 6% de la superficie del planeta, con casi 21 millones de kilómetros cuadrados, de los cuales 8 millones son terrestres y 7 millones de plataformas continentales a menos de 500 metros de profundidad. Por esto las fronteras árticas son muy difíciles de delimitar. 

En la zona del Ártico pueden vivir cuatro millones de personas, y un tercio de la población es sami o inuit. En las tierras árticas hay arbustos enanos, gramíneas, líquenes, hierbas y musgos. Entre los animales hay osos polares, zorros, lobos, liebres, ardillas, armiños, orcas, belugas, ballenas barbadas, bueyes almizcleros y muchas aves. El deshielo va a suponer una gran migración de la fauna marina.  

Entre 1937 y 1991 hubo 88 tripulaciones polares internacionales que ocuparon asentamientos sobre el hielo del Ártico y al ir a la deriva fueron arrastrados miles de kilómetros por el flujo del hielo.  

En 2016 el crucero Crystal Serenity fue el primer barco en la historia en atravesar con éxito el Ártico por el Pasaje del Noreste. En los últimos años se han incrementado las visitas turísticas al Ártico.

Las potencias árticas en principio dividieron el casquete polar en gajos, es decir, cada gajo pertenecía al país colindante, pero cuando se supo que el Polo Norte disponía de valiosos recursos las fronteras que se establecieron ya no interesaban y así empezaría la actual disputa geopolítica en el Ártico. Podría decirse que hay una guerra fría, nunca mejor dicho, en el Ártico. Las asociaciones ecologistas ponen el grito en el cielo advirtiendo que un conflicto armado en el Ártico traería consecuencias catastróficas para el planeta entero. 

Salvo Rusia, todos los países árticos son aliados de la OTAN, luego esto quiere decir que en caso de un conflicto en el Ártico enfrentaría a Rusia contra todos los demás. Pero al parecer China es un país «casi ártico», y lo es fundamentalmente por su cercanía geoestratégica (no sólo vecinal) a Rusia (aunque mantiene negocios con otras potencias árticas). Luego China se uniría a Rusia en caso de conflicto en el Ártico, si se mantiene la alianza entre los dos gigantes asiáticos (uno militar, otro económico). Aunque en Rusia no ha contentado mucho que China se declare cuasi ártica, y esta alianza siempre hay que contemplarla con mucho recelo.   

Según el Instituto Geológico de Estados Unidos, en el Ártico pueden hallarse 90.000 millones de barriles de petróleo (una tercera parte de lo que tiene Arabia Saudita) y 144.000 millones de gas natural, es decir, un 13% y un 30% respectivamente de las reservas mundiales. Por tanto en el Ártico se concentra el 25% de las reservas de hidrocarburos del planeta. Esto hace que los intereses geoestratégicos por la zona se hayan incrementado considerablemente en los últimos años y se esté llevando a cabo una lucha por tales recursos cada vez menos silenciosa entre los países ribereños del Ártico (y no ribereños: China). 

Aunque a ello ha contribuido fundamentalmente el deshielo, que está haciendo que las rutas marítimas navegables duren por más meses al año y por ello la región se está haciendo cada vez más codiciada. Estas rutas son tan importantes, o con el tiempo veremos si más, como los canales de Suez o Panamá o el estrecho de Malaca. Por el Ártico se tardan 13 días menos en navegar desde Yokohama a Róterdam de lo que se tarda a través del Canal de Suez. Se trata de un 40% de tiempo y distancia de diferencia. Por tanto estaríamos hablando de ahorro de cientos de miles de dólares menos por viaje en combustible. Y no sólo se trata de una ruta más barata sino también más segura, pues en el Canal de Suez abunda la piratería, y no digamos por las rutas africanas y asiáticas.  

De momento el tráfico por la ruta del Ártico es ligero y sólo se transporta productos energéticos, pero año a año el flujo va aumentando considerablemente. Para 2025 Rusia tiene pensado cuadriplicar el volumen hasta los 80 millones de toneladas según Rosatom, la empresa estatal rusa encargada del transporte. 

Si el casquete polar termina descongelándose el Océano Ártico será un activo geopolítico de trascendental importancia para el comercio y quién sabe si para la guerra. De todos modos lo que sea ambiental y geopolíticamente el Ártico, si sigue descongelándose en pos de la navegación, genera una incertidumbre total y sus consecuencias son impredecibles. Lo que sí parece seguro es que a medida que se va descongelando el casquete, va aumentando las posibilidades de un encontronazo militar o al menos de alta tensión diplomática entre las potencias interesadas, porque los recursos estarían más al alcance de la mano.  

Si el deshielo avanza los océanos Pacífico y Atlántico quedarán conectados por el Ártico, de ahí que haya una disputa comercial y territorial o más bien marítima por las países ribereños de la zona (más la «casi ártica» China, o ese «Estado cercano al Ártico»). 

Según científicos de la NASA, esto podría pasar entre 2030 y 2050, cuando en verano se abran estas nuevas rutas entre el Pacífico y el Atlántico, reduciéndose considerablemente las distancias entre Asia y Europa, o incluso entra Asia y América (que ya están muy cercas por el estrecho de Bering). Incluso se ha llegado a hablar de pérdida casi completa del hielo marino para 2035, es decir, a la vuelta de la esquina. También la capa de hielo de Groenlandia se está derritiendo. Al parecer, el calentamiento en el Ártico se prevé mucho mayor que el calentamiento en el resto del planeta, lo que hará que aumenten los arbustos aunque tendrá un impacto negativo en las briofitas y los líquenes.  

En 2007 los rusos colocaron una bandera de su patria hecha de aleación de titanio inoxidable en el lecho marino del Polo Norte, como resultado de una expedición que se hizo con dos pesqueros submarinos, dos batiscafos rusos: MIR-1 y MIR-2. Tras colocar la bandera muchos periodistas y académicos hacían publicaciones en la que se hablaba de «lucha por los polos», «prisa por los recursos» o «nuevo gran juego en el norte».Los rusos reclamaron la Cordillera Lomonosov para que formase parte de la placa continental rusa, pese a las impugnaciones de Canadá y Dinamarca que reclamaron ante la Comisión de la ONU en 2014 basándose en la conexión entre Groenlandia y Lomonosov. hay que tener en cuenta que, según la convención de Derecho Marino, «Todo Estado tiene derecho a establecer la anchura de su mar territorial hasta un límite que no exceda de 12 millas marinas medidas a partir de líneas de base determinadas de conformidad con esta Convención» (https://www.un.org/depts/los/convention_agreements/texts/unclos/convemar_es.pdf).

En 2012 Dinamarca reclamó la plataforma continental basada en la Cordillera Lomonosov, situada entre Groenlandia y el límite norte de la ZEE rusa, pasando sobre el Polo Norte. Rusia presentó otra oferta en 2015, reclamando la parte oriental de la Cordillera Lomonosov y la Cordillera de Mendeleyev como extensión del continente euroasiático, que al año siguiente fue considerado por la Comisión de Límites de la plataforma continental de la ONU, y por ello el estatus legal de la plataforma sigue en disputa, aunque la polémica por la cordillera no ha generado ningún conflicto preocupante. Esto fue muestra de las reivindicaciones rusas sobre los suministros de hidrocarburos en el fondo del mar. 

Asimismo, Noruega y Rusia han llegado a un acuerdo bilateral para cooperar en el sector del petróleo y la pesca. Tanto Rusia como Noruega son dos países muy dependientes del petróleo para que funcionen sus respectivas economías nacionales.

Rusia se juega mucho en el Ártico, ya que es una potencia muy dependiente del petróleo, y sin el cual entraría en bancarrota. Luego el Ártico es un escenario clave para la supervivencia del oso. Y si hay un conflicto armado en el Ártico sería entre Rusia y la OTAN (si es que ésta persevera tras la formación del AUKUS); es decir, no sería de manera indirecta como hacen Estados Unidos y Rusia en la guerra civil siria, donde cada potencia apoya a un bando (como se hacía en la Guerra Fría en Corea, Vietnam, etc.). 

Rusia sólo dispone de un portaviones, Francia de dos y Estados Unidos de más de 20. Luego está en clara ventaja el bando de la OTAN (si es que  el mismo sigue existiendo). Y para que Rusia modernice su flota le va a costar muy caro (aunque de momento cuenta con la colaboración de China).  

Según el derecho internacional, cada nación tiene derecho a 200 kilómetros de costa, que serían sus aguas territoriales. Pero Rusia y Noruega prefieren la teoría de la plataforma continental, lo que supone que el territorio de un determinado Estado llega hasta donde llega la plataforma continental que le corresponde. Pero no es nada fácil saber, dadas las extremas condiciones del Ártico, hasta donde llega la plataforma continental de cada cual. En 2015 Rusia incluso llegaría a lanzar al fondo del mar boyas con banderas rusas para marcar su territorio y sostener que esa parte estaba en su plataforma continental.  

Rusia considera al Ártico como su patio trasero y no va a dudar en expandir su paraguas de defensa antimisiles, como señal de la importancia geoestratégica de la región.     

Hay una institución llamada Consejo del Ártico (que se fundó en 1996 con la Declaración de Ottawa) cuyos miembros son Canadá, Dinamarca (que subsidia a Groenlandia), Finlandia, Islandia, Noruega, Rusia, Suecia y Estados Unidos; es decir, países con territorio por encima del Círculo Polar Ártico. 

El Consejo del Ártico se encarga de tratados ambientales, evalúa los efectos de la contaminación y del cambio climático en la región y no plantea disputas en torno a los límites territoriales o recursos. Pero precisamente eso es lo que está en disputa entre las naciones árticas. 

En 2013 China se convirtió en miembro observador del Consejo del Ártico. No obstante, China queda excluida; y sin embargo, pese a estar a miles de kilómetros, es considerado un país «casi-Ártico», cosa que por supuesto no reconoce Estados Unidos, que considera el Ártico como su hogar. «Estados Unidos es un país Ártico con territorio soberano y reclamos marítimos, y su interés incluye defender la soberanía de Estados Unidos y el Hogar», por medio de «la alerta temprana y la defensa de misiles», así como «proteger su infraestructura crítica» (citado por Alfredo Jalife-Rahme, Guerra multidimensional entre Estados Unidos y China, Grupo Editor Orfila Valentini, Ciudad de México 2020, pág. 202). En el Ártico Estados Unidos comparte un escudo nuclear antibalístico con Canadá.

En mayo de 2021 Rusia asumía la presidencia del Consejo del Ártico para los próximos dos años, lo que le convierte en un actor más importante en la zona. 

Finlandia y Suecia aunque son dos Estados árticos no tienen acceso directo al Océano Ártico, mientras que los demás Estados (Canadá, Groenlandia/Dinamarca, Noruega, Rusia, Estados Unidos e Islandia) bordean el Océano Ártico limitados por una zona económica exclusiva frente a las costas de 200 millas náuticas (unos 370 kilómetros). 

No hay que olvidar que Dinamarca es miembro de la OTAN, y en Groenlandia destaca la estadounidense Base Aérea Thule, que se instaló en 1952 y es donde espían a Rusia con sus radares. El Pentágono bloqueó a China para financiar tres aeropuertos en Groenlandia. Es decir, obviamente Estados Unidos quiere impedir toda penetración china en la gigantesca isla danesa.

¿Y qué papel tiene la Unión Europea en el Ártico? Pues en toda esta historia también tiene relevancia el Estrecho de Gibraltar, donde se hallan la colonia británica de Gibraltar, Ceuta, Algeciras y Tánger. Actualmente para ir a Asia los barcos transitaban desde el Mediterráneo hasta Asia a través del Canal de Suez (y para llegar al extremo oriente hay que pasar por el estrecho de Malaca, entre la costa oeste de la península malaya y la isla indonesia de Sumatra). Pero el deshielo hace posible que se haga un trayecto más rentable y corto, pasando a través del Estrecho de Gibraltar hacia el mar del Norte y el Ártico. Por eso el control del Estrecho de Gibraltar será muy importante para tener la llave de un buen pellizco del mercado mundial. Y ahí la disputa entre la Unión Europea y el Reino Unido pueden agudizar aún más su confrontación. 

Lamentablemente las autoridades españolas están en el limbo de la Alianza de las Civilizaciones y en ceder gigantescas toneladas de soberanía a esa entidad anodina geopolíticamente hablando llamada Unión Europea, y por tanto no harán nada por controlar el Estrecho (a no ser que en España la política dé un inesperado giro de 180º). Y ya hemos visto cómo nuestros políticos «defienden» a España frente a Marruecos.

Recomiendo al lector que visualice la serie de vídeos del canal de Youtube VisualPolitik sobre el ártico, de lo poco que hay en imágenes en español sobre tan fascinante temática: https://www.youtube.com/watch?v=yYv-8_YJAxQ&list=PLfYSSiz4WSs85AT1IvuAaVWRFA5_75hfr&ab_channel=VisualPolitik

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