Geopolítica en Groenlandia

Geopolítica en Groenlandia. Daniel López Rodríguez

Groenlandia es la isla más grande del mundo y la tercera región más grande de Norteamérica. Porque geológicamente Groenlandia está dentro de la capa continental americana. Groenlandia, junto a Islandia, el Reino Unido y Noruega, conforman la brecha GIUK-N, que es un corredor estratégico para que se lleven a cabo las operaciones navales entre el Atlántico Norte y el Ártico. 

Estamos hablando de un territorio de más de 2.16 millones de kilómetros cuadrados, de los cuales 416.000 están libres de hielo (un 23%), lo que supone una mayor extensión territorial que Japón. Tiene una población de 61.000 habitantes, 56.000 de los cuales son una mezcla de nativos inuit y europeos (aunque pese al haber mantenido contacto con Occidente, mantienen todas sus tradiciones vivas).

La ciudad más habitada es la capital Nuuk, con 16.900 habitantes, situada al suroeste. Obviamente todas las ciudades y pueblos de Groenlandia se hayan en la zona libre de hielo y en la costa (sobre todo en la oeste). Según un censo de 2010, en Groenlandia se da la tasa de suicidios más alta del mundo y la esperanza de vida es 10 años más baja que la de Dinamarca. La religión dominante es el cristianismo luterano (como en Dinamarca). Pese a sus condiciones, dada su posición la isla tiene una enorme relevancia geopolítica. 

Posiblemente el nombre «Tierra Verde» (en danés es Gronland), que le dio el explorador y marinero vikingo de origen noruego Erik Thorvaldsson (950-1003), conocido como Erik el Rojo, que la descubrió en el año 982, tenía como objeto colonizar la isla que en el sur en verano es verde, y así llamar la atención a los islandeses, de donde procedía Erik, para que emigrasen a la nueva isla que era la «tierra verde», en contraste con «Ísland» (que significa «Tierra de Hielo»); aunque al estar al sur ésta naturalmente contaba con más vegetación. 

Los pobladores daneses llegaron a la isla en 1721, asentándose en el oeste para fundar Godthiab (llamada Nuuk). Groenlandia depende de Dinamarca desde 1814, al disolverse el Reino de Noruega y Dinamarca (el Reino de Noruega se unió al de Dinamarca en 1380 y en 1397 se uniría Suecia en lo que se conoció como Unión de Kalmar). 

Groenlandia sería llamada Mancomunidad de la corona danesa cuando así lo determinó la constitución de Dinamarca de 1953, y en 1979 se le otorgaría la autonomía. En 1985 Groenlandia abandona la Comunidad Económica Europea, tras entrar junto a Dinamarca en 1973, al no estar de acuerdo con la normativa sobre la pesca comercial de la CEE y con la prohibición que la Comunidad impuso contra los productos de piel de foca. Por eso se le considera el primer país en abandonar la institución europeísta (¿«Greendexit»?). Sin embargo, Groenlandia mantiene vínculos con la Unión Europea (porque Dinamarca siguió en la misma), sobre todo en el comercio, y también puede recibir y de hecho recibe ayudas del Fondo Europeo de Desarrollo del Marco Financiero Plurianual, del Banco Europeo de Inversiones y de los programas de la Unión Europea. Groenlandia es designada como miembro de los «Países y Territorios de Ultramar», que es el eufemismo que los euroburócratas emplean para no decir «colonias». 

En 2008, tras un referéndum, se le transfirió la mayor parte de las competencias al gobierno local groenlandés, entre ellas controlar los recursos petrolíferos y además se le posibilitaba el derecho de autodeterminación. Tales transferencias se hicieron efectivas al año siguiente, dejado para Dinamarca los asuntos exteriores, de política financiera y de defensa (aunque la guardia costera la controla el gobierno groenlandés), otorgándosele el subsidio de 633 millones de dólares al año, es decir, 11.300 dólares per cápita. La votación de 2008 dejó a Groenlandia entre la autonomía y la plena independencia, y según el llamado «derecho internacional» es reconocido como un pueblo independiente. Groenlandia es, pues, un Estado libre asociado de Dinamarca. 

Desde entonces el groenlandés o kalaallisut (también conocido como esquimo-groenlandés o groenlandés-inuktitut)  es el idioma oficial de Groenlandia. No obstante, Dinamarca subvenciona anualmente a Groenlandia con 3.200 millones de coronas danesas, pero a medida que el gobierno groenlandés empiece a recaudar ingresos de sus recursos naturales la subvención irá disminuyendo paulatinamente. 

Los groenlandeses son muy nacionalistas y siempre piden más independencia al gobierno de Dinamarca. El 67% de los groenlandeses está a favor de la soberanía. El partido nacionalista groenlandés es una de las fuerzas principales del parlamento. En Groenlandia hay un gobierno autónomo encargado de los asuntos internos de la isla, luego tiene su política propia de impuestos, pero es el gobierno danés el que se encarga de los asuntos exteriores y de la defensa. 

Para Dinamarca, Groenlandia, más que una bendición, era un problema y no tenía muy claro qué hacer con semejante territorio helado. Pero desde que se descubrió que hay mucho petróleo y minerales como uranio, hierro, zinc y diamantes la enorme isla empezó a cobrar mucho interés para el pequeño país. Y a su vez, las autoridades locales han caído en la cuenta de que su supervivencia depende de las subvenciones danesas, por eso en los últimos años han dejado de lado la vía de la independencia, pues resulta que sí dependen de Dinamarca y que no renta optar por lo contrario.  

La mitad de la población se dedica a la pesca tradicional. De hecho el 90% de las exportaciones de Groenlandia se basan en la pesca. La otra mitad son funcionarios que gestionan el dinero que les llega de Dinamarca. 

A medida que el deshielo ha ido intensificando la geopolítica en el Ártico, Groenlandia se ha visto cada vez más enredada en los complejos entresijos de la política internacional. Groenlandia contiene recursos primarios como minerales de tierras raras, oro, carbón, zinc, cobre, hierro, uranio, diamantes, depósitos de pescado, agua pura, gas y petróleo. 

Para que se hagan una idea, Groenlandia tiene tanto petróleo como Rusia, pero con la diferencia de que la población groenlandesa es de sólo 61.000 habitantes. También posee la tercera parte del gas que aún queda por descubrir en el mundo. Según se estima, hablamos de un 10%, que son las mismas reservas que posee Rusia. Esto hace que, con la actual crisis energética, la isla helada cobre aún mayor interés.  

Hay puntos de la isla que pueden llegar a un kilómetro de grosor de nieve, y esto hace que se dificulte mucho extraer cualquier mineral. Y lo mismo pasa con el petróleo, pero la mayor parte de éste está en la costa y se extrae con barcos, donde constantemente están cayendo bloques de hielo, lo que hace que el trabajo sea muy peligroso, y esto encarece mucho el crudo (el barril de Arabia Saudí es mucho más barato al ser más fácil extraer la materia). Como no hay carreteras, los productos que se extraen sólo pueden exportarse por barco o por avión, lo cual encarece mucho los costes. A esto se suma el caos legislativo que hay en la isla.

El problema de Groenlandia, además de sus condiciones climáticas, son las enormes distancias y la falta de infraestructuras. Para que nos hagamos una idea de las enormes distancias (que sumado a la falta de infraestructuras complica en excesos las cosas) una mina de zinc que está siendo explotada por una empresa australiana (Ironbark) en el norte de la isla, y que podría ser una de las minas de zinc más grandes del mundo, está de Nuuk a una distancia similar a la que hay de Gibraltar hasta el centro de Noruega.     

Dada la importancia geopolítica que se está generando por el deshielo en el Ártico, Donald Trump quiso comprar Groenlandia (que de algún modo sigue siendo territorio de Dinamarca), lo que no era ninguna tontería sino un territorio de «interés de seguridad nacional de Estados Unidos» (citado porJalife-Rahme, Guerra multidimensional entre Estados Unidos y China, pág. 207). Los daneses afirmaron que Groenlandia «no está a la venta». De hecho la primera dama danesa señaló que la «compra» es una «discusión absurda» y «ha sido claramente rechazada» (citado por Jalife-Rahme, pág. 209). 

Trump bromeaba en Twitter prometiendo «no construir una Torre Trump en Groenlandia» (https://www.eleconomista.es/internacional/noticias/10046665/08/19/Trump-ironiza-con-la-compra-de-Groenlandia-pese-al-fuerte-rechazo-mostrado-por-Dinamarca.html). Desde luego que no se trata de un territorio para implantar un desarrollo inmobiliario al tratarse de una superficie halada de 2.16 millones de kilómetros cuadrados (aunque -como hemos dicho- de los mismos haya un 23% sin hielo). Trump sólo estaba interesado en Groenlandia  por cuestiones puramente estratégicas de cara a la lucha en el Ártico contra las otras dos superpotencias y contra (o con) los otros Estados involucrados. De hecho Groenlandia siempre ha sido ansiada por los imperialistas estadounidenses. 

Ya en 1867, una vez que Estados Unidos le compró Alaska a Rusia, el presidente demócrata Andrew Johnson, el sustituto del republicano asesinado Abraham Lincoln, quería comprar también Groenlandia, y también barajó comprar la isla de Islandia. El zar Alejandro II vendió Alaska, un territorio de 1.5 millones de kilómetros cuadrados vacíos y estériles, por 7,5 millones de dólares a precio de saldo. Es cierto que lo hizo cuando se agotó la caza y por motivos geoestratégicos, pues lo que pretendía el zar con esta venta era impedir que el Imperio Británico se la anexionase por Canadá y así pudiese extender más su influencia sobre los países asiáticos. Aunque los rusos (por entonces soviéticos) se arrepintieron de la venta de Alaska en la Segunda Guerra Mundial (por donde eran abastecidos por los americanos) y por supuesto en la Guerra Fría. Actualmente Alaska aporta el 15% del PIB estadounidense, fundamentalmente gracias al petróleo. 

En 1916 Estados Unidos le compró precisamente a Dinamarca las Islas Vírgenes, situadas a 100 kilómetros al este de Puerto Rico. En 1941, tras la invasión de Dinamarca por la Alemania del Tercer Reich el año anterior, Estados Unidos ocupó Groenlandia para defender el territorio de una posible invasión alemana. La ocupación duró hasta 1945. Truman volvería a intentar la compra en 1946, ofreciendo cien millones de dólares a Dinamarca para comprar la isla, pero las autoridades danesas rechazaron la oferta. 

Durante los años 60, tras la crisis de los misiles en Cuba, Estados Unidos intentó edificar una base secreta de energía nuclear subterránea llamada Camp Century, cuyo objetivo era lanzar misiles nucleares a la Unión Soviética en caso de guerra. El proyecto era considerado «ultrasecreto». Pero los ingenieros cayeron en la cuenta de que no estaban construyendo bajo tierra firme, sino sólo sobre capas de hielo y creyeron que la nieve continua sepultaría todo lo edificado, lo que no ha sido así por el deshielo. El proyecto fue llamado Iceworm y consistía en ocultar ojivas nucleares, pero sería abandonado. 

El 21 de enero de 1968 se estrelló en el hielo de la bahía de la Estrella del Norte un B-52G que cargaba con cuatro bombas nucleares al intentar llevar a cabo un aterrizaje de emergencia en la Base Aérea de Thule. Al estrellarse provocó un incendio y la consecuente contaminación radioactiva, perdiéndose una bomba H. La cosa no fue a mayores. 

Trump quería para su legado la ampliación del territorio estadounidense, que hubiese sido análoga a la que se hizo en 1867 con la compra y anexión de Alaska. Con Groenlandia bajo su apropiación territorial, Estados Unidos estaría considerablemente en mejores condiciones para combatir a Rusia y a China en el Ártico, pues con el deshielo este océano se convertirá en una de las tres principales rutas de la seda y cambiará considerablemente el comercio internacional. Pero tras la visita del secretario de Estado de la Administración Biden, Anthony Blinken, en mayo de 2021 a Groenlandia, se dio por descartada definitivamente la oferta lanzada por Trump de comprar la isla.

China ha impulsado una gran inversión en Groenlandia, cosa que Estados Unidos procura minimizar alentando al gobierno danés y a su vez le anima a que incremente su potencial militar, lo que es difícil dada su limitada capacidad de influir en la economía interna de la isla. En la última década los chinos han intentado invertir en la minería, la construcción de aeropuertos y las propiedades inmobiliarias de la isla. Los chinos han propuesto al gobierno autónomo de Groenlandia en Nuuk construir una estación receptora de satélites. Esto a largo plazo es un beneficio geoestratégico para China en detrimento de la presencia estadounidense en la isla, como advirtió el Servicio de Inteligencia danés. Un aeropuerto chino en Groenlandia puede hacer que el ejército chino opere en el Ártico e impedir el paso a las fuerzas de la OTAN. China está muy interesada por las tierras raras y otros recursos de Groenlandia, y también está interesada por Islandia y otros países nórdicos, y desde luego en afianzar su alianza con Rusia en su región Ártica (y en general). Por eso China quiere ser un país «casi ártico». 

Rusia no ha mostrado interés por Groenlandia y comprende que está dentro de la esfera de influencia estadounidense. Aunque la base aérea que los rusos han mejorado en Franz Josef Land en el Ártico ruso (al este del archipiélago noruego de Svalbard) amenaza a las instalaciones de radares estadounidenses en la Base Aérea de Thule situada al noroeste de Groenlandia, que sirve para alertar la defensa antimisiles de Estados Unidos (Thule hace alusión a los ancestros de la población actual groenlandesa que llegaron a la isla en el año 1300 procedente de Alaska). La Base Aérea de Thule que incluye la red global de sensores de la 21ª Ala Espacial de la Fuerza Espacial de Estados Unidos que asiste con alerta de misiles, vigilancia espacial y control espacial al Mando de Defensa Aeroespacial de Norteamérica (NORAD, en sus siglas en inglés).  

Ni Dinamarca ni Estados Unidos tienen bien controlado el dominio aéreo de la región, lo que facilita a los aviones militares rusos desplegarse por el espacio aéreo de Groenlandia como corredor hacia el Atlántico Norte. De ahí que Estados Unidos haya tenido que fortalecer su presencia en la isla a fin de proteger la Base Aérea de Thule y emplearla para detectar las operaciones aéreas y navales rusas. Pero para ello necesita estrechar los lazos con Dinamarca y con el gobierno local de Nuuk, pero la oferta de compra de Trump no ayudó para lo mismo, aunque sí ha podido reabrir su consulado en la isla y se ha ofrecido a hacer prestaciones económicas. 

Estados Unidos, si bien se le ha negado su petición de compra de la isla, espera que Dinamarca incorpore más esfuerzo militar a fin de apoyar a Estados Unidos en la isla. En 2019 el gobierno de Dinamarca se propuso invertir 1.500 millones de coronas danesas (unos 240 millones de dólares) en nuevas capacidades en el Ártico, con tal de satisfacer a Estados Unidos, que también espera que Dinamarca haga menguar la presencia china en la isla. 

Aunque excesiva presencia estadounidense en Groenlandia también perjudica a las autoridades danesas, por temor a que eso lleve a cabo en la región un enfrentamiento militar entre Rusia y Estados Unidos, con Dinamarca en medio. También se ha barajado la opción de que el gobierno local de Groenlandia establezca relaciones bilaterales con Estados Unidos al margen de Dinamarca, pero para esta nación eso sería entrar en una situación muy complicada a nivel interno, y sería una humillación y de facto aceptar la independencia frente a Dinamarca. Estados Unidos tendría  que hacer ver a las autoridades de la isla que una estrecha relación con Washington haría que Groenlandia y su pueblo se beneficiasen económicamente.

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