Las ONG ganan la primera partida a Giorgia Meloni

Las ONG ganan la primera partida a Giorgia Meloni. Rubén Pulido

Lo que pudo haber sido y no fue, podría resumir perfectamente el último movimiento de Giorgia Meloni cuando se encontró con la presión política de las ONG que habían estado semanas antes recorriendo el Mediterráneo Central en busca del útil justificativo de su existencia.

Aunque pensándolo mejor, hablar en términos de recorrido es un tanto impreciso si nos referimos a organizaciones que centran su mayor atención en las inmediaciones de costas libias y tunecinas. Bien lo sabe Giorgia y bien lo sabe su socio, Matteo. Es por ello por lo que posiblemente sugerido por su aliado, decidió hacer uso del bloqueo naval argumentando –en uso de toda razón– que estas organizaciones eran fieles serviles a los intereses de las redes criminales que favorecen la inmigración ilegal hacia territorio europeo.

Las intenciones no eran malas y rápidamente medios de comunicación en toda Europa se hacían eco de la determinación de la italiana. Determinación que pronto se iba a encontrar con las maniobras del conglomerado humanitarista, que bien se conoce el paño legislativo para cumplimiento de sus fines –y el de las mafias–.

Rápidamente estas ONG arrojaron el argumento de la emergencia humanitaria, el asunto de la fatiga, las condiciones sanitarias y psicológicas de algunos de los asistidos a las puertas de Túnez. A lo que Giorgia Meloni cedió precipitadamente.

No me malinterpreten, por favor. Hablo de precipitadamente porque en esta partida de ajedrez pecó de no atender a una estrategia favorable a sus intereses políticos. Pensó a corto plazo con el cuore y este le traicionó frente a unos filántropos de chequera curtidos en todo tipo de batallas políticas para vencer en distancias cortas a una Europa sumida en ese buenismo enfermizo, que nos deja indefensos frente a las artimañas de organizaciones sin ningún tipo de escrúpulos.

Y eso le ocurrió a Giorgia, que si bien le ganó la partida al Ocean Viking, no pudo contener el desembarco de otras tres embarcaciones que ya se le habían metido en puertos de Catania bajo la excusa de desembarcar a los más afligidos.

Quizás estas evacuaciones debían haberse practicado lejos de los puertos de Italia, maniobras que en otras ocasiones han llegado a practicarse sin ningún tipo de incidencia y que podrían haber puesto en posición disuasoria a Giorgia Meloni frente a los intereses futuros de estos lobos con piel de cordero. Ya había ganado el foco mediático, solo le quedaba mostrar determinación y evidenciar lo que muchos ya sabemos.

Ahora algunos me podréis acusar de inhumano, de insolidario, de no padecer ante el sufrimiento humano, incluso les toleraré que me insulten, pero jamás vais a dejarme sin razón. Y es que estas organizaciones tuvieron muchos puertos a los que acudir antes de ejercer su presión sobre Italia, esta lección ya la tenemos aprendida y ellos bien asumida.

Días antes estas organizaciones hablaban textualmente de una “terrible experiencia física y psicológica” para los inmigrantes que llevaban a bordo. Así lo puso de manifiesto la organización SOS Méditerranée, propietaria del Ocean Viking, que un día antes de pronunciarse al respecto había tenía opción de realizar una evacuación de emergencia cuando se encontraba a poco más de 50 millas náuticas de Malta, pero el objetivo político era Italia. Sin importar las circunstancias de quienes llevaban a bordo.

También tuvieron oportunidad de hacerlo cuando a las puertas de Túnez, la ONG de origen francés, asistió a decenas de inmigrantes. En dicho momento el Derecho Marítimo y las normas internacionales que nos hemos dado le obligaban a llevar a los inmigrantes al puerto más cercano y ese era el puerto tunecino de Sfax, del que le separaban poco más de 100 millas náuticas.

Ni Sfax, ni Malta, prefirieron someter a los inmigrantes a horas de navegación hasta Catania, pese a conocer las intenciones políticas de Giorgia Meloni con suficiente anticipación.

Y este, queridos lectores, es el juego que se traen estas organizaciones. Entidades dispuestas a alargar la agonía de quienes viajan a bordo con el propósito único de presionar políticamente a aquellos estados que se oponen a sus actividades o que ceden sistemáticamente a sus pretensiones. Que no van más allá de seguir subsistiendo mientras sirven de correa de transmisión de las redes criminales que operan en el litoral tunecino y en el norte de Libia.

En resumidas cuentas las intenciones de Giorgia no iban mal encaminadas, pero perdió la oportunidad de concienciar, perdió la oportunidad defender sus intereses a largo plazo y definitivamente, perdió la oportunidad de crear un efecto disuasorio para alejar las pretensiones de organizaciones que ya están soltando amarras para volver a desafiar la soberanía de Italia y la determinación de Europa frente a estos filántropos serviles del crimen organizado.

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