“Las Raíces Cristianas de Europa. Un pasado vivo para un futuro de vida” (y VI)

“Las Raíces Cristianas de Europa. Un pasado vivo para un futuro de vida” (y VI). Vicente Niño

Quinta parte “Las Raíces Cristianas de Europa. Un pasado vivo para un futuro de vida”


Fortaleciendo la Identidad Cristiana Europea: Estrategias para el Contexto Actual

La preservación y fortalecimiento de la identidad cristiana europea en el contexto actual requieren enfoques que fomenten el valor de lo heredado, el respeto y el diálogo desde la propia identidad. Aquí se presentan algunas ideas y estrategias para abordar este desafío:

  1. Puesta en Valor de la Propia Tradición Cristiana Europea: Fomentar espacios culturales y artísticos que saquen a la luz la identidad europea heredada, con festivales, ciclos, muestras, espacios públicos que valoren y hagan pública el rostro de la identidad cristiana europea.
  2. Asociacionismo Identitario: potenciar la red social ciudadana que valora y potencia y hace visible y pública esa identidad europea compartida.
  3. Diálogo Interreligioso y Cultural: Fomentar un diálogo abierto y constructivo entre las diferentes comunidades religiosas y culturales es esencial. Facilitar encuentros interreligiosos y eventos culturales que promuevan la comprensión mutua puede contribuir a la cohesión social y a la preservación de valores compartidos.
  4. Educación en la identidad cultural propia: Integrar en la educación europea programas transversales que fomenten la pertenencia y el valor de lo recibido y de la identidad cultural propia es clave para fortalecer la identidad cristiana europea. Esto implica enseñar la historia cristiana europea y los inmensos aportes civilizatorios que tiene
  5. Promoción de Valores Éticos Comunes: Destacar y promover los valores éticos fundamentales compartidos por diversas tradiciones religiosas, incluidos los valores cristianos, puede ser un punto de unidad. La justicia social, la solidaridad, la libertad y el respeto por la dignidad humana son principios que pueden servir como base para la identidad europea, siempre que se reafirme su origen cristiano y su valor como elementos propios desde los que dialogar.
  6. Participación Activa en la Sociedad Civil: Incentivar la participación activa de las comunidades cristianas en la sociedad civil refuerza su contribución positiva a la vida pública. La participación en proyectos comunitarios, actividades benéficas y esfuerzos sociales puede demostrar el compromiso cristiano con el bienestar de la sociedad en su conjunto.
  7. Colaboración Ecuménica: Promover la colaboración entre diferentes ramas del cristianismo (católicos, protestantes, ortodoxos, entre otros) fortalece la unidad interna. Los esfuerzos ecuménicos pueden resaltar los elementos compartidos de la fe cristiana y mostrar una imagen unificada frente a los desafíos contemporáneos.
  8. Revalorización de la Tradición Cristiana: Destacar la riqueza cultural y ética de la tradición cristiana puede fortalecer la identidad. Eventos culturales, exposiciones y programas que resalten la contribución histórica y artística del cristianismo en Europa pueden generar un sentido de aprecio por la herencia cristiana.
  9. Campañas de Concientización y Medios de Comunicación: Desarrollar campañas de concientización que destaquen la importancia de la identidad cristiana en la construcción de una Europa “europea” puede ayudar a contrarrestar percepciones negativas. Los medios de comunicación desempeñan un papel crucial en la formación de opiniones, por lo que promover narrativas identitarias es fundamental.
  10. Fortalecimiento de políticas de natalidad europeas: Es urgente la toma de medidas públicas de tipo cultural y económico que fortalezcan la natalidad de las naciones y pueblos autóctonos europeos, con ayudas directas y concretas que traten de reducir las catastróficas estadísticas natales, tanto como volver a poner en valor claves culturales de la importancia de la familia para el desarrollo de las personas tanto como de las sociedades.
  11. Medidas de justicia social económica que reduzcan la amenaza de la inmigración para la calidad de vida laboral: Con controles que reduzcan las condiciones laborales y salariales que fomentan la contratación de inmigrantes en puestos que antes desarrollaban los europeos.

 

CODA. La Influencia Profunda de la Identidad Nacional Española en la Construcción de la Identidad Cristiana Europea Común

La rica historia de España ha desempeñado un papel fundamental en la formación y desarrollo de la identidad cristiana europea común, aportando una herencia cultural y religiosa que ha dejado una marca perdurable en la configuración de la fe en todo el continente. Examinemos de manera más extensa algunas de las formas en que la identidad nacional española ha contribuido a este proceso:

  1. Herencia Histórica y Religiosa: La historia de España se entrelaza con la historia cristiana desde el mismo proceso de cristianización durante el Imperio Romano, pasando por la Edad Media, y culminada con la Reconquista en 1492, con la caída de Granada. Eso dejó una profunda huella en la identidad española, consolidando la nación como una entidad profundamente arraigada en la fe cristiana y contribuyendo así a la construcción de la identidad cristiana europea. Pero más aún con la inmensa gesta del Descubrimiento de América y todo el naval siglo XVIII del dominio de los mares por el Imperio Español donde la cruz iba al par que las velas que surcaron el mundo.
  2. Catolicismo como Elemento Identitario: España ha sido históricamente una monarquía católica, y el catolicismo ha sido un componente esencial en la configuración de las instituciones y la cultura del país. Esta conexión intrínseca entre la identidad española y el catolicismo ha sido un elemento distintivo que ha contribuido significativamente a la construcción de la identidad cristiana europea común. La influencia del catolicismo español se ha extendido por toda Europa, dejando una impronta duradera en la tradición religiosa del continente, con el punto álgido de la Monarquí Hispánica que llevó por toda Europa la fe de España, luz de Trento.
  3. Contribuciones Culturales y Artísticas: El legado cultural y artístico de España, en gran medida influenciado por la identidad cristiana, ha enriquecido la diversidad de expresiones cristianas en Europa. Desde la majestuosidad de las catedrales hasta la maestría de pinturas y esculturas religiosas, pasando por el inmenso Camino de Santiago vertebrador europeo, España ha contribuido de manera significativa al patrimonio artístico cristiano europeo. Estas contribuciones culturales han sido vehículos poderosos para la transmisión y la preservación de la identidad cristiana.
  4. Participación en Misiones y Exploración: Durante la Era de los Descubrimientos, España desempeñó un papel protagónico en la expansión del cristianismo hacia nuevos horizontes. La participación activa en misiones y exploración llevó la fe cristiana a tierras lejanas, contribuyendo no solo a la difusión de la identidad cristiana sino también al enriquecimiento de la diversidad cultural y religiosa de Europa.
  5. Reformas y Renovación Espiritual: A lo largo de su historia, España ha experimentado momentos de renovación espiritual y reformas dentro de la Iglesia Católica. Estos movimientos no solo han tenido un impacto en el ámbito nacional, sino que también han influido en las discusiones teológicas a nivel europeo. La participación activa en estos procesos de renovación ha contribuido a la adaptación continua de la fe cristiana a los desafíos de cada época. Las reformas religiosas y la Escuela de salamanca son de un esplendoroso ejemplo al respecto.
  6. Participación en Instituciones Religiosas Europeas: España ha desempeñado un papel activo en instituciones religiosas europeas, incluido el Vaticano. Esta participación ha permitido que la nación tenga una influencia significativa en la configuración de políticas y prácticas que afectan a la Iglesia Católica en toda Europa. La voz de España en estas instituciones ha contribuido a las discusiones sobre la dirección y la identidad de la fe cristiana en el continente.

En conclusión, la identidad nacional española ha sido un faro que ha guiado la construcción de la identidad cristiana europea común. Su rica historia, su profunda conexión con el catolicismo, sus contribuciones culturales y artísticas, así como su participación en misiones y exploración, han dejado un legado duradero que ha enriquecido la diversidad y la vitalidad de la identidad cristiana en Europa. La influencia de España continúa resonando en la historia y el tejido cultural de la fe cristiana europea.

Conclusión

Vivimos un momento histórico de esos que se han llamado puntos de inflexión civilizatorios. Distintas fuerzas centrípetas buscan desarmar el rostro europeo para cambiar su eje y núcleo por uno distinto en la construcción de modelos sociales basados en lo económico y lo tecnológico al servicio de élites ocultas que buscan exclusivamente su propio interés.

Bajo la falsa bandera de un progresismo secularizador y una promesa de utopismo construido con relatos buenistas que deforman las palabras para vaciarlas de contenido dejando tan sólo sus grafías pero no su contenido -respeto, igualdad, libertad, justicia- se muestra el rostro de una auténtica amenaza para Europa. Amenaza que los últimos sesenta años ha ido larvándose pero que ahora muestra su verdadero rostro bajo los auspicios de la Agenda 2030 y los gobiernos social-comunistas que nos agreden.

La globalización con su brazo desarrollado de la inmigración masiva ilegal y su cobertura de falso traje del emperador de una cultura urbana de origen norteamericano que incide en la multiculturalidad, el ocio y el relativismo ético subjetivista y autodeterminista, empujan desde las instituciones nacionales, europeas e internacionales contra lo que Europa ha sido en sus dos mil años de historia.

Pero si los vientos que arrecian son fuertes, la resistencia forjada por siglos de identidad, ha de serlo más. El ataque de esas fuerzas disgregadoras se ha dirigido a lo religioso cristiano de un modo evidente en las últimas décadas, y especialmente en estas dos que llevamos de siglo XXI, pues ha sido lo cristiano en esta Europa nuestra, y en todo el Occidente que por ella fue forjado, la estructura profunda que le dio su identidad a nivel tanto personal, con una determinada comprensión antropológica formada desde la filosofía griega, el derecho romano y la teología cristiana, como social con formas de vida política desarrolladas a la luz de la herencia cultural iluminadas por la fe cristiana.

La historia de esta región del planeta Tierra que llamamos a impulso de la mitología romana Europa es incomprensible sin su identidad cristiana. Pero no se trata sin más de unas cenizas culturales que nos hicieron pero que pueden dejar de hacernos ser. No.

El inmenso bagaje que lo cristiano ha dejado en la identidad europea es la de una raíz con un potencial y una energía vital, social, cultural, política, antropológica, filosófica y hasta económica de tal magnitud, que es la única posible tabla de salvación para los tiempos recios que nos ha tocado en suerte vivir.

Urge volver a sacar a la luz, con el sano orgullo de la identidad propia y del cuidado de lo próximo, lo que las raíces cristianas de Europa son, una fuente de vida en plenitud que nos hizo ser, y sobre las que volver a reconstruir una Europa donde el bien, la verdad, la justicia y la belleza sean, a impulso del Evangelio de Jesucristo, los motores de una sociedad sana, justa y hermosa.

Final.

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