Unos lo llaman globalismo, otros posmodernidad y hay quien considera que estamos en la era del Kali Yuga. Pues bien, de entre todos los análisis que llevo leídos, pocos han sabido ponerle el cascabel al gato de una forma tan lúcida y certera como en Los Engreídos, libro de una política alemana de apellido endiablado, ojos hechiceros e inteligencia fuera de lo común: Sahra Wagenknecht.
Propaganda de guerras ya olvidadas
Las últimas décadas están resultando bien rebosantes de matanzas, en las que vemos repetirse una y otra vez la narrativa neocon: hay un régimen al que acusar de crímenes de guerra cuyo líder será comparado rutinariamente con Hitler y entonces una coalición liderada por EE.UU. debe proceder a «liberar» a la población de aquel país.
Trump y el lobby israelí
Pero entonces llegan las elecciones de 2016 y con ellas un candidato que ya era rico antes de meterse en política, que se costeará su propia campaña para no deberle favores a nadie y que en consecuencia rendirá cuentas solo a sus votantes, a los que les habla de asuntos que ninguno de los dos partidos había querido abordar ¡Inaudito!
Lo woke, el sionismo y el nuevo espectro ideológico en EE.UU.
El tablero ideológico se ha reordenado abruptamente y, ahora, las líneas divisorias son otras. El partido Demócrata está enfrentado entre sus élites de obediencia sionista y sus bases pro-palestinas y antibelicistas, mientras que entre las grandes figuras de la facción republicana ya no hay un discurso ni unos valores comunes: Ben Shapiro y Tucker Carlson, Gad Saad y Nick Fuentes, no sirven a una misma agenda.