Memento Mori 2023

Memento Mori 2023. Vicente Niño Orti

Ya se va convirtiendo en un pequeño particular ritual el revisar los difuntos que el año nos ha ido dejando, día a día, mes a mes, en este final de la vuelta al sol. Tenemos difuntos particulares y privados entre la familia, los amigos, los hermanos y conocidos. Y tenemos difuntos, lejanos pero próximos en nombre, interés, lecturas o referencias.

Pensar, siquiera un momento, en la muerte, memento mori, creo que me ayuda a resituar el tiempo pasado, y el año que llega. A intentar poner las cosas en su sitio, no hacer en exceso sangre por lo que no he llegado, dar gracias por lo vivido, y por qué no, tomarse uno a sí mismo algo menos en serio. Todos acabaremos en el mismo sitio. Se trata de qué hacer con el tiempo que se nos regala. Pensar, alguna vez, en la muerte, ayudar a pensar, alguna vez, en la vida.

No deja de ser un acto de recuerdo y de oración también por todos ellos, quizás incluso por alguno nadie ha orado, y es una de las obras de misericordia espirituales.

San Agustín indicaba a la memoria, junto el entendimiento y la voluntad, como una de las potencias del alma que configuran al hombre como tal. La memoria entendida como una dimensión fundamental de quién es el ser humano, de cómo es el ser humano, de lo que construye su humanidad. Hacer memoria en un mundo que se empeña en el presentismo, que le quiere arrancar raíces, que desea al hombre ausente de sí mismo y centrado exclusivamente en el fuera de si —en el consumo, en el mercado, en la unidimensionalidad de la comodidad—, hacer memoria en este tiempo de ruinas de humanidad, es un acto profundamente resistente y subversivo. Hacer memoria construye, desarrolla, confronta, humaniza, diviniza. Hacer memoria como herramienta que nos acompaña a crecer, que nos ayuda a pensar quién somos, que nos recuerda dónde estamos, dónde queremos estar. Hacer memoria también como homenaje, como reconocimiento de quienes han caminado antes que nosotros.

Hagamos pues memoria de este 2023. Este año en Posmodernia, como los dos anteriores (2021 y 2022 ) fueron en La Iberia.

En el mes de enero, junto al que fuero cabeza del sindicalismo español, Nicolás Redondo Urbieta, murieron el torero Mondeño, que tomó el hábito de los dominicos para dejar la Orden de Predicadores al poco; Thomas Stonor, 7º Barón Camoys, aristócrata británico católico que colaboró con la Santa Sede en el ámbito del patrimonio artístico; el último rey de Grecia, Constantino II, hermano de nuestra reina Sofía; el historiador militar inglés Paul Jonhson; el dominico mexicano fray Miguel Concha, experto en Derechos Humanos en la mejor tradición de Montesino y Bartolomé de las Casas; Jeff Beck, guitarrista de los Yardbirds; el injustamente tratado Cardenal George Pell; el abogado estadounidense conservador protagonista de tantas batallas culturales William Consovoy; la hija de Elvis, Lisa Marie Pressley; el escritor de espiritualidad francés, Jean Jacques; el diplomático español Fernando Sartorius, Conde de San Luis; el 8º Dan de Aikido, Yoshimitsu Yamada; la actriz italiana Gina Lollobrigida; la más longeva mujer de la que se tiene registro fehaciente en Europa, la Hermana de la Caridad, Lucille Random, en religión Hermana André; y Benito Bollati, uno de los últimos políticos del fascismo histórico italiano.

En febrero falleció el decano y maestro de los economistas españoles, el sabio humanista Juan Velarde; el periodista francés tan crítico con la migración islámica, Philippe Tesson; el teólogo ortodoxo griego y metropolitano Ioannis Zizioulas; el escultor figurativo polaco Augustyn Dyrda; el diseñador de moda Paco Rabanne; el escultor y pintor español Santiago de Santiago; el cantante Burt Bacharach; María Gabriela de Luxemburgo, de la familia Borbón-Parma; el cineasta Carlos Saura; el empresario y político jienense Ramón Palacios; el que fue presidente del Parlamento Europeo, José María Gil-Robles; el arabista Pedro Martínez Móntavez; el polémico sacerdote de Vallecas, Enrique de Castro; la actriz Raquel Welch; el cantaor flamenco Pansequito; el medio scrum de rugby irlandés Tom Tierney; y el escritor de Fray Perico o del Pirata Garrapata, Juan Muñoz Martín.

Marzo nos trajo, entre otros decesos, el de la actriz y presentadora Laura Valenzuela; el escritor Jorge Edwards; el músico Richie Sakamoto; la tigresa mexicana Irma Serrano; el escritor japonés Kenzaburo Oe; el científico biólogo español Francisco Ayala; el que fuera ministro de economía Pedro Solbes; la viuda de Borges, Maria Kodama; o el contratenor británico James Bowman.

En el mes de abril, el día 10, falleció el ínclito Fernando Sánchez Dragó; y el resto del mes también murieron el periodista musical Carlos Tena; el tenor Pedro Lavirgen; el ministro de Margaret Thatcher, responsable de tantas privatizaciones, Nigel Lawson; el historiador de libros antiguos, el griego Konstantinos Staikos, famoso por sus trabajos en el monasterio de san Juan de Patmos; el soldado de las fuerzas especiales norteamericanas y agente de la CIA, Billy Waugh; el arqueólogo francés experto en el mundo mesopotámico Jean-Claude Margueron; el político español Josep Piqué; el polémico obispo francés Jacques Gaillot; el Maestro Yasunari Kitaura, introductor del Aikido en España; la creadora de la minifalda, Mary Quant; el novelista, ensayista, académico y diplomático argentino Abel Posse; el que fuera líder del Ku Klux Klan, Thomas Robb; el cantante Harry Belafonte; Ramiro Oliveros, que fuera viudo de Concha Márquez Piquer; y el terrorista integrista islámico Abu al-Hussein.

En mayo, murieron la cantante Tina Turner; el espía español Francisco Paesa; el poeta Rafael Guillén; el que fuera jugador y entrenador de fútbol Arsenio Iglesias; el militar que acabó con el Ché Guevara, Gary Prado; Sean Keane, violinista de los Chieftains; el filósofo de la ciencia Ian Hacking; el testaferro de Lampedusa y musicólogo, el aristócrata siciliano Gioachinno Lanza Tomassi; la maestra cervecera belga Rosa Merckx; el novelista Martin Amis; la socióloga y miembro fundador de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales, Margaret Archer; el teólogo Víctor Codina; el activista, lingüista, filósofo e historiador experto en Indoeuropeismo vinculado a la Nouvelle Droit, Jean Haudry; el escritor cordobés Antonio Gala;y el peluquero Luis Llongueras.

Junio vio fallecer al neoludita, Theodore Kaczynski, Unabomber; al filósofo y escritor Nuccio Ordine; a Silvio Berlusconi; al escritor Cormac MacCarthy; a Jacques Rozier, uno de los directores de la Nouvelle Vague; a la cantante de bossa nova Astrud Gilberto; la pintora y compañera de Picasso, Françoise Gillot; el sociólogo Alain Touraine; la autora de novelas de misterio Carol Higgins Clark; la ventrílocua Mari Carmen (…y sus muñecos…); la actriz, cantante y presentadora Carmen Sevilla; y el filósofo y profesor Ignacio Quintanilla.

En julio, murieron: el historiador francés Alain Besancon; el futbolista Luis Suárez; el experto en Goya, Valeriano Bozal; el escritor Milan Kundera; el tenor británico Graham Clark; el medievalista portugués José Mattoso; la actriz y cantante Jane Birkin; el filósofo Harry Frankfurt; el cantante crooner Tony Bennett; el antropólogo Marc Augé; la cantante irlandesa Sinead O`Connor; y el psicólogo y escritor británico, Richard Lynn.

En el mes de agosto, pleno verano, murió el ciclista Federico Martín Bahamontes; la soprano Renata Scotto; el escritor Gilles Perrault; la historiadora Helene Carrere, madre del escritor Emmanuel Carrere; el teólogo Enrique de la Lama; y el empresario Mohamed Al Fayed.

En septiembre murió el sociólogo Amando de Miguel; el filólogo Juan de Dios Torralbo; la presentadora de televisión María Teresa Campos; la cantante María Jiménez; el pintor y escultor colombiano Fernando Botero; el periodista Pepe Domingo Castaño; el filósofo italiano Gianni Vattimo; el político Giorgio Napolitano; y el periodista digital Mario Tascón.

En octubre, el periodista de cine Carlos Pumares; el futbolista inglés Bobby Charlton; el actor Jesús Guzmán; el empresario Fernando Fernández Tapias; el actor Mathew Perry; el sacerdote y pintor Herbert Falken; y el filósofo Hans Albert.

En noviembre murió el entrenador de baloncesto Bobby Knight; el político Henry Kissinger; el teólogo Antonio Aranda; el periodista José María Carrascal; el tenor británico Ryland Davis; el filósofo Enrique Dussel; el teólogo José María Castillo; el explorador de los océanos Don Walsh; el escritor Michael Bishop; el escultor Agustín Ibarrola; el futbolista Terry Venables; el humorista El Hematocrítico; y el cantante irlandés de los Pogues, Shane Macgowan.

Y al fin, en este mismo diciembre, falleció el columnista Antonio Burgos; la actriz Concha Velasco; la hermana anticomunista de Fidel, exiliada en Miami, Juanita Castro; el actor Ryan O`Neill; la actriz Daniela Costa; el filósofo José Luis Abellán; el naturalista extremeño Jesús Garzón; el político Jacques Delors; y el abogado y político cordobés Diego Jordano.

Que Dios les dé el descanso eterno a todos y cada uno de ellos. Descansen en Paz.

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