Reseña de «El coronavirus y el 8 de marzo»

Reseña de "El coronavirus y el 8 de marzo". Iván Vélez

Título: «El coronavirus y el 8 de marzo»

Autor: Daniel López Rodríguez

Editorial: Ed. Adarve, Madrid 2022. 326 páginas.


Casi dos años después de la fecha que figura en su título, se ha publicado el libro de Daniel López, El coronavirus y el 8 de marzo (Ed. Adarve, Madrid 2021), obra en la que su autor reconstruye, con enorme precisión, las fechas comprendidas entre el 17 de noviembre de 2019, día en que se tuvo noticia del contagio en Wuhan de una persona de una neumonía de etiología desconocida, y el sábado 14 de marzo de 2020, en el que se cumplió un mes desde la primera muerte por COVID-19 en España. Vista con la perspectiva que da el tiempo, un tiempo no exento de coronavirus, un tiempo de coronavirus, por parafrasear a Luis Martín-Santos, la secuencia de hechos que aporta, con gran aparato documental, López, permite fijar unos hechos que la urgencia informativa y propagandística, a menudo redundante, se encarga de desdibujar.

En efecto, a lo largo de más de doscientas páginas, el doctor López da cuenta de la aparición en la escena internacional del coronavirus y de las muy diferentes formas de abordar la pandemia por parte de unas naciones cuya existencia rompe el aureolarmente globalizado mundo en el que muchos creen vivir. Frente a semejante ficción, que tiene mucho de voluntarismo pero también de escapismo frente a problemas prosaicos, se alza la globalización positiva que ha dado lugar a una expansión vírica nunca vista. Dadas estas condiciones, favorables a la propagación de la enfermedad, López describe de qué modo el gobierno del doctor Sánchez supeditó su respuesta o, por mejor decir, sus respuestas, pues la estructura autonómica y sus compromisos con diversas facciones políticas e ideológicas, tuvieron un enorme peso en sus decisiones, a la celebración del 8 de marzo, fecha no exenta de polémica por los diferentes significados que se le atribuyen. 

En relación a este asunto, el de la polisemia que gravita en torno al 8M, otrora día de la mujer trabajadora, excepción hecha de la Rusia que todavía mantiene tal denominación, López enumera la gran diversidad de feminismos -liberal, anarquista, socialdemócrata, falangista, comunista, etc- existentes. Dos de los cuales hielan el corazón, los de Carmen Calvo e Irene Montero, de algunas miembras de la coalición de Gobierno que, junto a toda una patulea de sediciosos, sostienen a Pedro Sánchez. El 8 M, incluso como pugna entre feminismos, uno de corte clásico y otro acogido a la doctrina queer, debía celebrarse a toda costa, siquiera como campo en el que dirimir la fortaleza de ambas corrientes unidas frente a terceras. Nada debía impedir esos fastos, razón por la cual se desoyeron voces como la de José Antonio Nieto, Jefe del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales de la Policía, que solicitó protección para sus agentes y que fue purgado de una manera análoga a como lo fue el coronel Diego Pérez de los Cobos. Al cabo, el doctorSánchez es un gustoso rehén tanto de los sediciosos, con los que andaba enredado en impulsar una mesa de diálogo para la balcanización de España, como de las feministoides que salen a la calle para exhibir lemas de lo más ocurrente y sostenible.

La parte central de El coronavirus y el 8 de marzo avanza vertiginosa y angustiosamente hacia la mentada fecha, dejando a su paso, ejemplos de diversas gestiones, pero también recordando el papel jugado en aquellos dos meses por Salvador Illa, ministro de cuota que posteriormente fue presentado para presidir la Generalidad, y Fernando Simón, al que los corifeos gubernamentales arroparon hasta que su recuerdo prácticamente se ha diluido. Durante ese tiempo previo a la declaración del primer Estado de Alarma, los errores y las irresponsabilidades se sucedieron, y López da buena cuenta de ellos, señalando también los de la oposición. Mientras el PP se sumó a la manifestación, VOX, que había solicitado medidas tan prudentes como el cierre del espacio aéreo nacional, celebró su acto en Vistalegre. 

Descrito el curso de los hechos, en el último tramo de la obra se critican tanto los problemas coyunturales de la crisis como los estructurales, ambos íntimamente relacionados. Así, López repasa el papel jugado por el mundo mediático que rodea a la izquierda española hoy gobernante, al de  la tupida red de organizaciones que se nutren de dineros destinados a alimentar un verdadero cóctel ideológico -feminismo, ecologismo, pacifismo, memoriohistoricismo- pero, sobre todo, a los problemas, estos estructurales, derivados de la existencia de un Estado, el autonómico, que ha mostrado, a un elevadísimo precio de mortandad y a unas consecuencias económicas todavía no plenamente visibles, unas flaquezas tan grandes y continuadas, como para amenazar la existencia misma de la nación española, algo a lo que, al parecer, dan poca importancia muchos de nuestros compatriotas, aquellos que decidieron otorgar su confianza al actual presidente del Gobierno del cual, un ya lejano 11 de septiembre de 2014, Gustavo Bueno dejara este comentario, «Zapatero era un tontiloco y Pedro Sánchez tiene mucho de él», con el que se cierra el libro.

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