Reseña de «El deber de lo bello»

Reseña de "El deber de lo bello". José Vicente Pascual

Título: «El deber de lo bello»

Autor: Javier R. Portella

Editorial: Ediciones Insólitas. 230 páginas.

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Hay literatura de consolación y literatura de agitación. A la primera, en estos tiempos cursilones que vivimos, llaman muchos “inspiradora”, ya saben: los asertos de Galeano, de Benedetti y cosas así. La literatura de agitación no tiene muchos más sobrenombres, sólo adjetivos: rompedora, inquietante, gamberra y similares. Menos “comprometida”, cualquier calificativo me vale. Los compromisos, si no son ante notario no valen para nada y, además, en narrativa suelen decaer hasta el panfleto. 

El deber de lo bello, por tanto, es pura agitación; una impugnación a la totalidad surcada por unos personajes cuyas vidas, en efecto, colisionan como un ariete contra los muros de lo establecido. El civismo democrático, el poder del Estado y sus aparatos ideológicos, la moral buenista y el pudor sexual feminiode, la secularización de los trascendentes del ser y la adoración de la ciencia como única religión posible en un mundo de miseria espiritual, ñoñería ética y miseria estética, todo en el mismo cubo de la basura es arrojado al contenedor de los trastos inservibles por medio de un argumento cuajado de situaciones extremas; aunque, entendámonos, el extremismo del ser que recorre tenazmente su camino hacia el espíritu, en pos de lo bello como única verdad superior del individuo y la civilización, es un extremismo bastante más sano que el integrismo redentor de los nuevos savonarolas de la cultura y la nueva inquisición del pensamiento.

Late en El deber de lo bello una extraña determinación, como una vocación de inmolarse contra el horrendo mundo de la corrección política; pero resulta una determinación muy higiénica, lúcida, medida con buen pulso ante el vacío cavernario en que la dictadura de lo feo —por opuesto a la libertad de lo bello—, ha convertido el pantanoso ideario de occidente. “Rebelión o muerte”, parecen clamar los personajes de esta novela. Se equivocan, seguro. La alternativa es “Rebelión y muerte”, con perdón por la redundancia. 

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