Estamos a las puertas de otra manifa feminista, de esas que en los últimos años han sido encabezadas por los que luego se revelaron como auténticos depredadores; encubiertos, también durante años, por las que venían a salvarnos de esos depredadores.
Ni una palabra ante los comportamientos deleznables, y ya veremos si delictivos, de algunos de los líderes de izquierdas que han ido siendo poco a poco devorados por el monstruo que ellos mismos crearon. La revolución devora a sus hijos. Actitudes, las de estos machos alfa de mantequilla, muchísimo más graves que esos piropos que las ofenden y que querían convertir en delito. Muchísimo más que la galantería de abrir una puerta o ceder el paso a una dama, que también les ofende, y que consideran muy peligroso, porque perpetúa la sociedad machista que heredaron, al parecer, de sus padres y abuelos. Bueno, de los suyos no, de los de los demás, porque los suyos siempre fueron muy dignos y luchadores por la igualdad. Los de los demás no, esos eran machistas recalcitrantes.
Silencio cómplice de sus lideresas sostenido en el tiempo y, a pesar de las denuncias de las víctimas en sus “espacios seguros”, que resultaron ser espacios de impunidad contra la libertad e indemnidad sexual de algunas de ellas. Silencio para no perjudicar a la marca y no poner en peligro la poltrona. Silencio sólo roto cuando alguna de las víctimas, hartas de la mentira de la ideología de género, filtraron a la prensa sus historias. Sólo ahí salieron a hablar, y encima pretendieron darnos lecciones, como siempre.
“Espacios seguros” donde ejercer un control absoluto sobre la mujer, y poder así salvar al partido. Convencieron a las mujeres para no ir a las comisarías, donde están los tipos que de verdad se jugarían la vida por ellas, porque estos tipos eran machistas y potenciales violadores. Las convencieron también de no acudir a los juzgados porque la justicia era heteropatriarcal. Al invitarlas a no acudir allí donde perdían el control sobre ellas, podían silenciar los casos que perjudicaran su chiringuito político y ampliar los que le beneficiaban. Control absoluto.
Así, el pico en una celebración deportiva de Jenny Hermoso, se tornó en cuestión de Estado, y acabó con la jugadora dando las uvas en nochevieja, pero las víctimas reales que tenían en su propia casa, esas silenciadas, sin nombre, sin nada.
La ideología de género se ha constituido como el mayor enemigo de la mujer del siglo XXI, convirtiéndola en permanente víctima frente a enemigos inexistentes y dejándola a merced de los reales, de los verdaderos lobos. Mientras esto ocurría, las primeras espadas de los partidos que participan de este drama convertido en lucrativo negocio, que ya es industria económica, paseaban por los parlamentos a secuestradoras de niños como ejemplos de mujer coraje. “El infierno está vacío, todos los demonios están aquí”.
Al convertir a la mujer en víctima de todo, la volvieron débil e incapacitada, necesitada de un ministerio y de una ministra que pasa en pocos meses de vivir en un piso en Vallecas a una casa de campo en La Navata, portada de VOGUE mediante.
20 años de ley y miles de millones sin ningún resultado positivo aparente, un incremento exponencial de las agresiones sexuales y un período de gobierno donde, por primera vez en décadas, la mujer ha perdido derechos al perder seguridad. Las únicas beneficiadas, las cientos de afiliadas con carné del partido que ocupan cargos remunerados, algunos muy bien remunerados. Las verdaderas víctimas solas, en un rincón, muertas de miedo. Nunca hay dinero para su protección. Hay comisarías donde un policía de los grupos de seguimiento tiene bajo su responsabilidad a 80 mujeres, pero siempre sobra para proteger el discurso político y la estructura de poder que lo defiende.
Y así, año a año, otra victoria de la hegemonía cultural de la izquierda. Otra vez el PP sometiéndose al chantaje y a esa hegemonía, firmando el pacto de estado, la ley integral y lo que haga falta, además de transferir, también desde sus gobiernos, millones de euros para toda la red clientelar paralela que rodea este negocio.
Charlas sobre igualdad y perspectiva de género en las cárceles a tipos que, en cuanto ponen un pie en la calle, vuelven a violar. Otra víctima con cadena perpetua, la misma cadena perpetua que no nos dejan imponer al violador, y que hubiera evitado la reincidencia, porque sí, el violador ya había violado antes. Si tienes mala suerte, como Laura Luelmo, además de la violación, también te llega la muerte. Y sí, el asesino de Laura, también había asesinado antes. Y sí, se había apuntado en prisión y había completado todos los cursos de igualdad y perspectiva de género. Salió, depredó, violó y mató. Otra vez.
Dejan sueltos a los lobos que suponen un auténtico peligro para las mujeres y luego señalan a sus hermanos en los colegios como potenciales viadores. Puede que no te lo creas, pero hay mujeres que apoyan esto, mujeres que tiene padres, hijos y hermanos.
Una última cosa: si el día 8 quieres ir a la manifestación y eres una mujer adulta, allá tú, pero haz el favor de no llevar a tu hija menor, no la mezcles con tu basura ideológica. Protege a tu hija, ponla a salvo.