Nuestro compañero en Posmodernia, Hasel Paris Álvarez, intervendrá el próximo miércoles 30 de noviembre a las 17:30 en la sala de grados de la Facultad de Trabajo Social de la Universidad de Murcia impartiendo una conferencia que lleva por título «Los diez mandamientos de la propaganda bélica». Esta conferencia se enmarca dentro de un ciclo «Los demonios del bien», en el que también intervendrán el filósofo Miguel Ángel Quintana Paz y el psiquiatra Pablo Malo Ocejo.
Sala de grados de la Facultad de Trabajo Social de la Universidad de Murcia
- Martes 29
Los nuevos mandamientos de la moralidad woke
Miguel Ángel Quintana Paz
17:30 horas. Sala de grados
- Miércoles 30
El lado oscuro de la moralidad
Pablo Malo Ocejo
12:00 horas. Sala de grados
- Miércoles 30
Los diez mandamientos de la propaganda bélica
Hasel Paris Álvarez
17:30 horas. Sala de grados
Los demonios del bien y los nuevos inquisidores
Advertía Philipe Muray que en nuestra época la ciudad del Bien sucede a la Civitas Dei como proyecto de comunidad espiritual única congregada bajo la autoridad de una instancia soberana, perfectamente global, perfectamente feroz. Orwell se equivocó por poco: el futuro siniestro de la humanidad no resultó ser negro sino multicolor y festivo.
En Cordicópolis, ciudad del corazón y los buenos sentimientos, el Bien ha llegado a su meta y está a punto de realizar lo que ninguna institución, ningún poder, ningún terrorismo del pasado, ninguna policía ni ningún ejército habían conseguido nunca: la adhesión espontánea de casi todos al consenso unánime de la bondad. No hay nada en la historia pasada que se parezca mínimamente a tan formidable aprobación. Si Pascal escribió que la verdadera moral se burla de la moral, los últimos burlones parecen haberse extinguido como los dinosaurios.
En los años ochenta del pasado siglo Pascal Bruckner ya había ensayado una crítica severa dirigida a denunciar el «auto-canibalismo» y la «cultura de la excusa», el «sistematismo de la expiación», la «avalancha penitencial». Revanchista y punitiva, por la neocultura Woke de importación anglosajona somos educados en la pedagogía del auto-reproche.Ya sea en la política interior o en el ámbito de las relaciones internacionales, el campo de la reflexión desapasionada y del análisis desinteresado resultan ya sospechosos para los nuevos ídolos de la demonología reinante. El aprendizaje de la culpabilidad se convierte en el modo preferente, para las sociedades contemporáneas, de honrar su fidelidad a los nuevos ideales de la diversidad impuestos por el totalitarismo blando de la corrección política.
En la era del fascismo cordícola, inseparable de la civilización de masas en la que ha quedado desterrado todo aquello que no sea lenguaje binario (sí o no, bueno o malo, blanco o negro), el dominio ejemplardel Bien plani cado por la Internacional de los buenossentimientos está completamente asegurado mediante la hitlerización del adversario, pues a los generosos destiladores del pensamiento buenista garantizado les hacen falta malvados de la misma hojalata que su propia virtud de pacotilla. El corazón tiene sus razones, que la razón bancaria conoce.
Para el moralismo penitencial la historia ya no sería válida sino como pedagogía preparatoria de un porvenir utópico.A partir de un presentismo intransigente se impone la criminalización de las formas sociales y culturales hasta ahora vigentes. Lo interesante es que el linchamiento adopta ahora máscaras progresistas.Bajo las cruzadas lantrópicas del neomacartismoinstigado por las elites biempensantes se esconde la inoculación homeopática de un terrible veneno: la pasión por la persecución. Dejar de canturrear de entrada el catecismo colectivo es signo de locura. No en vano la libertad de pensamiento ha sido siempre una especie de enfermedad. Salta a la vista que nos hemos curado (casi) del todo.