Ideas (bastante) evidentes (y poco originales) tras las elecciones

Ideas (bastante) evidentes (y poco originales) tras las elecciones. Vicente Niño Orti
  1. El axioma es básico para la sociedad: Todos pierden ergo todos perdemos. Todos ganan… ergo también todos perdemos. Sólo ganan siempre unos pocos. Los mismos siempre.
  2. Lo que ha demostrado estas elecciones -menuda evidencia- es que hay diversas formas de valorar la realidad. Y que esa valoración se sigue construyendo desde fuera, desde el poder y los medios. La narración pesa más que la realidad.
  3. Hay para quien todo el cúmulo de mentiras, posiciones, decisiones y cambios de opinión del PSOE para mantenerse en el poder -incluidos pactos con BILDU y cesiones al independentismo catalán de ERC tanto como el asalto a las instituciones públicas para sostener un modelo de gobierno o la poca trasparencia en el uso del aparato del poder- han pesado menos que el miedo a VOX con sus aparentes posicionamientos sobre cuestiones LGTBI, migrantes y supuestos recortes de derechos, y al posible condicionamiento a un gobierno del PP, y desde luego sin miedo al comunismo de corte venezolano de SUMAR. Los posibles pactos del PP y VOX han pesado más que los posibles pactos de PSOE con SUMAR, BILDU, ERC, JPC, etc. A izquierda y derecha, todo sea dicho. Para unos azuzar el miedo les ha ayudado. Para los otros les ha perjudicado.
  4. Parece bastante evidente que si escarbamos entre la propaganda mediática de la campaña, la economía -con el foco del gasto público, los impuestos y las macroeconomías de guerras, crisis, déficits, etc.- no ha jugado demasiado a la hora de pesar el voto y han sido las cuestiones más sociales especialmente la realidad LGTBI y los supuestos recortes de derechos, avances, libertades y progresos, lo que ha marcado las decisiones de las urnas. Pese a las polémicas que han venido en ese ámbito desde el gobierno. La ingeniería social 2030 ha hecho bien su trabajo. La batalla cultural sigue siendo imprescindible… y la va ganando Gramsci.
  5. El PSOE va a optar por seguir en el poder y aunque nunca se haya dado -en las generales- eso de que la lista más votada no gobierne, los pactos entran dentro del juego democrático y así se ha dado en autonómicas y locales en muchas ocasiones. Salvas sean las consecuencias para la nación -especialmente con los independentistas- que tengas esos pactos. Pero he ahí el problema de la representatividad democrática: las legitimidades que otorgan. Y salvas sean las alianzas cogidas con alfileres. Gestionar la pluralidad -a un lado y a otro…- no es tarea sencilla.
  6. La polarización de bloques se ha ido ahondando en la última década desde la ruptura del bipartidismo. La repolitización social está muy condicionada por lo que los medios de comunicación y lo que las redes sociales sacan a la conversación pública como temas candentes… y los que no sacan, o sacan a medias, o sacan con lecturas torticeras. Todos leen la realidad desde sus propias claves, y es inevitable. Pero eso cada vez más divide la sociedad como si hubiese mundos paralelos en los que cada uno vive y que no se encuentran. Es el ancho para los míos y estrecho para los otros. Inaceptable cualquier cosa de los otros, aceptable cualquier cosa de los míos. Más lejos cada vez del vecino que se va convirtiendo en enemigo.
  7. Quiero pensar que la res publica debería ser más que gestionar la pluralidad al modo de bloques que se rozan pero no conviven. La calle es otra cosa… o lo era. O quizás no. Quizás no lo ha sido nunca y ha sido un mero barniz que ha tapado las dos Españas durante cincuenta años, de modo que los defectos de los míos son más comprensibles y los del otro son inaceptables y no era convivencia sino mero vivir juntos. Quizás no hemos crecido en madurez democrática tanto como nos creemos. Quizás es que la misma democracia parlamentaria de partidos y representatividad no lo permitan.
  8. Es parte de la batalla política deformar el rostro del contrario, extremando sus aristas y potenciando sus caricaturas. Lo han hecho con VOX… pero también con el PSOE, SUMAR y el PP. La cuestión es cómo la credulidad del votante medio lee esas caricaturas sin capacidad crítica, y desde el prejuicio de las propias ideas previas. Tampoco es fácil gestionar eso. Los medios siempre son la voz de su amo.
  9. La contraparte de eso es cómo se autoperciben los partidos y cómo no se reconocen en las críticas que les hacen. Es el sesgo de lectura del contrario el que se potencia como equivocado siempre, no dejando posibilidad al diálogo con la búsqueda del apoyo incondicional del target objetivo del voto. O lo que es peor, haciendo bandera de orgullo de algunas de esas críticas con interpretaciones particulares de lo que se dice de uno.
  10. Y mientras tanto, las verdaderas amenazas, los verdaderos enemigos que están esperando su momento, los nuevos bárbaros y los viejos demonios que quieren romper, las nuevas dificultades y los viejos problemas no resueltos, están a la espera frotándose las manos aguardando el momento.

 

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