Al pensar en Elvis, el rey del rock, solemos imaginárnoslo grande en tamaño, patillas y voz. Con un extraño ropaje blanco, algo así como la mezcla exacta entre un traje de luces y otro de astronauta. Siempre rodeado de miles de personas, dinero y éxito. Es por ello que cuando pensamos en él, sin darnos cuenta, lo visualizamos en sus últimos años. En el declive fuera del inverosímil comienzo. En la ausencia del genuino origen. Lejos de su nacimiento junto a un gemelo muerto minutos antes de ser dado a luz y de la familiar infancia vivida en una pequeña casa construida a mano por su padre.
Pocos saben que su vena musical despertó en Misa y que con tan solo diez años, a pesar de haber dejado claro en reiteradas ocasiones que él quería un rifle, recibió como regalo de cumpleaños su primera guitarra, la cual aprendió a tocar gracias a las clases impartidas por el nuevo sacerdote de la Iglesia a la que solía acudir su familia.
Supo hacerse un hueco entre sus compañeros de clase dejándose crecer las patillas y portando un look sin duda diferenciador a modo de tupé. Tupé edificado a base de aceite de rosas, vaselina y lubricante. Frecuentaba garitos donde se tocaba a lo bestia blues en noches de fiesta exclusivas para blancos, y escuchaba frenéticamente las estaciones de radio regionales que transmitían discos de música afroamericana: espirituales, blues y el sonido moderno y recargado del rhythm and blues.
A base de mucho de todo esto, en plena efervescencia, y con la impetuosa fuerza de ser joven, creó su propio estilo. De cómo pasó a ser Elvis “la pelvis” poco se sabe. No constan clases de ningún tipo de danza para alcanzar sus característicos movimientos de cadera. Movimientos “inmorales” para la puritana opinión pública norteamericana de los años 50. Pero en el fondo, si no se lo decís a nadie, para ser sincero con vosotros, nunca podré evitar asumir la verdad; el responsable fue un joven con problemas de columna apellidado Gump, de nombre Forrest debido a un antepasado, ahora que está de moda derribar estatuas y remover muertos, llamado Nathan Bedford Forrest.
Fuera de guiños y volviéndonos a centrar en las curiosidades reales documentadas, debemos centrarnos en un anécdota verdaderamente de película; el 21 de diciembre de 1970, Elvis, preocupado por una sociedad en declive, una juventud torcida por las drogas y un país amenazado por el comunismo y por la tensión racial, decidió ir con sus guarda espaldas a la casa Blanca para hacer llegar al presidente Nixon tres folios manuscritos de la compañía aérea en la que había volado, American Airlines . Dicha carta decía así:
“Diciembre 21, 1970
Querido Sr. Presidente:
Primero me gustaría presentarme. Soy Elvis Presley, le admiro y le tengo gran respeto por su trabajo. Hablé con el vicepresidente Agnew en Palm Strings hace tres semanas, y le expresé mi preocupación por nuestro país. La cultura de la droga, los elementos hippies, la SDS, Panteras Negras, etc, no me consideran su enemigo, o un enemigo del establishment, como ellos lo llaman. Yo lo llamo América y me gusta.
Señor, puedo y quiero estar a su disposición para ayudar al país. No tengo ni preocupación ni motivos que no sean otros que ayudar al país. Por ello no quiero que me den ningún título o posición determinada. Podría y desearía ser más útil si fuera hecho un agente federal sin limitaciones, y ayudaría haciéndolo a mi manera a través de mi comunicación con personas de todas las edades. Antes que nada, soy un artista del entretenimiento, pero todo lo que necesito son las credenciales federales. Estoy en este plano con el senador George Murphy y hemos estado discutiendo los problemas a los que se enfrenta nuestro país.
Señor, me alojo en el Hotel Washington, habitaciones 505-506-507. Tengo a dos hombres que trabajan para mí llamados Jerry Schilling y Sonny West. Estoy registrado bajo el nombre de Jon Burrows. Estaré aquí tanto tiempo como sea necesario para obtener las credenciales de agente federal. He hecho un profundo estudio en abuso de drogas y en las técnicas comunistas de lavado de cerebro, y estoy justo en el medio de todo el asunto, donde puedo y quiero hacer lo mejor.
Estoy muy complacido de ayudar mientras esto se mantenga en secreto. Puede ordenar a su personal o a quien sea que me llame a cualquier hora hoy, esta noche, o mañana. Este año, he sido nominado como uno de los Diez Jóvenes Más Destacados de América. Eso será el 18 de enero en mi ciudad natal de Memphis, Tennesee. Le estoy enviando una corta autobiografía mía para que pueda entender mejor esta aproximación. Me encantaría encontrarme con usted aunque sólo sea para saludarlo, si no está muy ocupado.
Respetuosamente
Elvis Presley”
A las 12.30 Elvis Presley entró en el Despacho Oval. Dicen que se quedó helado de pura impresión. Nixon, con traje gris, estrechó la mano de un Elvis con capa y pantalones ajustados. Este, para mayor claridad tangible de sus intenciones, regaló al Presidente un Colt 45.
Seis años y ocho meses después, Elvis muere en extrañas circunstancias.
En 1994, su autopsia vuelve a examinarse. El Dr. Joseph Davis declaró: «no hay nada en cualquiera de los datos que apoye una muerte por sobredosis. De hecho, todo apunta a un ataque cardíaco súbito y violento».
Sin que aún sepamos la verdad, en 2020 será el ochenta y cinco aniversario del nacimiento de Elvis Aaron Presley, único rey legítimo en el siglo XX.