En este artículo introductorio a la Geopolítica queremos discutir algunas cuestiones relativas a esta disciplina.
En primer lugar combatir los equívocos y las mentiras que cierta propaganda de guerra esparció en cierto momento sobre esta ciencia. La Geopolítica no forma parte de la doctrina “nazi”. En primer lugar porque sus orígenes son muy anteriores. En segundo lugar porque uno de sus creadores, Halford Mackinder, fue un inglés muy comprometido con la política exterior del Imperio Británico, hasta el punto de ser uno de los ideólogos del tratado de Versalles. En tercer lugar porqué otro de sus creadores, el alemán Karl Haushofer (en contra de lo que en su momento divulgó la prensa británica) no fue el cerebro gris de Hitler, sino que fue perseguido por los nazis, internado en Dachau y su hijo mayor asesinado.
Pero en cuarto lugar, y sobre todo, porque la esencia de la doctrina nazi no fue la geopolítica, sino la raciología. Las grandes decisiones estratégicas que tomaron Hitler y sus colaboradores se basaban en su teoría de la “raza aria”, según la cual la expansión de Alemania debía realizarse a expensas de los pueblos eslavos, supuestamente “razas inferiores”, y había que buscar la alianza con ingleses y franceses, que eran también de “raza aria”. Haushofer, basándose en presupuestos geopolíticos, defendió la alianza Alemania – Rusia, siguiendo la idea de Mackinder de unir Europa con el “corazón de la Tierra”; defendió también el apoyo alemán a los pueblos sojuzgados por el Imperio Británico para que se revelaran contra él. Ninguna de estas propuestas gustó a Hitler, que despreciaba los eslavos, y que había escrito en el Mein Kampf que el Imperio Británico y la Iglesia Católica eran los principales bastiones de la Civilización Occidental. El auténtico ideólogo del nazismo no fue Haushoffer, sino Rosemberg, el autor de El Mito del siglo XX.
Otra cuestión interesante es el estatus epistemológico y gnoseológico de
Finalmente analizaremos el posible papel de la geopolítica en la elaboración de un discurso nuevo en la Teoría de las Relaciones Internacionales y en los fundamentos teóricos de un mundo multipolar, tal como lo ha defendido Alexandr Dugin.
REIVINDICACIÓN DE LA GEOPOLÍTICA
Al concluir la Segunda Guerra Mundial, con la victoria de los Aliados sobre Alemania, Italia y Japón, se produjo una formidable ofensiva ideológica y propagandística encaminada a mostrar que en las naciones derrotadas imperaban regímenes políticos que representaban la encarnación del “Mal Absoluto”. El régimen nacional-socialista fue el blanco preferido de estas campañas, especialmente al descubrirse la existencia de campos de concentración, donde se había exterminado a miembros de determinas minorías raciales o religiosas (gitanos, judíos). Los propagandistas magnificaron los crímenes de los vencidos, al tiempo que ocultaban los propios (bombardeo atómico sobre dos ciudades japonesas sin ningún interés estratégico, Hiroshima y Nagasaki, bombardeo con napalm sobre la ciudad de Dresde, asesinatos y violaciones de la población civil, especialmente por parte de las tropas rusas).
Pero la saña de los propagandistas no se detuvo ahí. Personajes de la vida intelectual alemana, que había sido silenciados, postergados e incluso perseguidos por el nazismo, fueron acusados de colaboradores, únicamente en base de que habían flirteado con él en sus orígenes (¿Qué alemán no podía simpatizar en principio con un movimiento que pretendiera revisar el tratado de Versalles?). Tal fue el caso de Ernst Jünger, Martin Heidegger o Karl Haushoffer.
Karl Haushoffer, uno de los creadores de la geopolítica, nació el 27 de agosto de 1869 en Munich. En 1887 eligió la carrera militar, y en 1890 es ya oficial de artillería de la armada bávara. En 1896 contare matrimonio con Martha Mayer-Doos, mujer de origen judío (curiosa elección para un supuesto “nazi”). De este matrimonio nacerán dos hijos, Albretch y Heinz[1].
Profesor de la Academia de guerra en 1904, es enviado a Japón en 1908 para organizar la armada imperial. En 1913, ya vuelto a Alemania, presenta su primera obra destinada al gran público, Dai Nihon (el Gran Japon). El mismo año comienza a estudiar geografía en la Universidad de Munich. Es movilizado en 1914, y, después del armisticio, es nombrado comandante de la 1ª Brigada de artillería bávara. Vuelve a la universidad, se doctora en 1919, y deja la carrera militar para dedicarse a la docencia.
En 1919 conoce a Rudolf Hess, con el cual entabla gran amistad, y a través del cual entra en contacto con los círculos nacional-socialistas. Hess protegerá a la esposa de Huashoffer, de origen judío, y a los hijos de ambos, considerados semi-judios después de la promulgación de las leyes de Nuremberg. Mal comienzo para la supuesta “eminencia gris de Hitler” según los propagandistas ingleses.
En 1923 fundó la prestigiosa Revista de Geopolítica, junto con su colega Ernst Obst, reuniendo alrededor de ella a un prestigioso equipo de colaboradores[2]. En un principio las ideas desarrolladas por Haushoffer fueron bien acogidas por Hitler y los círculos nacional- socialistas. De hecho el concepto geopolítico de Lebesraum (espacio vital) fue incorporado a la terminología nazi, pero siempre subordinado a la idea raciológica de “raza aria”. En 1936 el NSDAP definía la geopolítica como “La ciencia de los fundamentos territoriales y raciales que determinan el desarrollo de los pueblos y de los estados”[3]
Pronto las cosas cambiaron. La defensa de la alianza Germano-Rusa defendida por Haushoffer, basada en el criterio geopolítico de “corazón de la tierra” y no en criterios raciológicos, no gustaron a Hitler y a la cúpula nazi. La idea de apoyar a los pueblos sometidos al Imperio Británico (supuestas “razas inferiores”) para que se revelaran tampoco fueron del agrado de la jerarquía. De hecho desde 1933[4] Haushoffer fue vigilado por agentes del régimen, aunque de momento un fue molestado gracias a la protección de su amigo Rudolf Hess.
A partir de 1941, con el vuelo de Hess a Inglaterra y su desaparición de la escena política, la situación de Haushoffer y sus hijos es complicada. Su hijo Albretch es arrestado y el propio Haushoffer es interrogado por la GESTAPO. Después del atentado fallido contra Hitler, el 20 de julio de 1944, Haushoffer es internado en Dachau, y su hijo Heinz encerrado en la cárcel de Moabit en Berlín. Posteriormente será liberado, pero su otro hijo, Albretch, será asesinado en abril de 1945.
A pesar de todo ello con la victoria aliada arrecia la persecución contra Haushoffer, pues según la prensa británica era “el cerebro gris de Hitler”. Juzgado en Núremberg será absuelto, pero le retiran su título de profesor honorario y su derecho a una pensión. En marzo de 1946 Haushoffer y su esposa Martha se suicidan. Un poco antes había publicado su última obra, Apología de la Geopolítica Alemana, donde claramente desmarcaba su obra del nazismo.
ESTATUS GNOSEOLÓGICO DE LA GEOPOLÍTICA
La gnoseología, epistemología o teoría del conocimiento es la parte del discurso filosófico que se ocupa del problema del conocimiento, del método científico, de la demarcación del conocimiento científico y de la clasificación de las ciencias. En este marco conceptual es donde podemos formular las preguntas ¿Qué es la geopolítica? ¿es una ciencia? ¿es un campo interdisciplinar? ¿es una tecnología?
Algunos autores han intentado solucionar el problema, argumentando que en realidad la geopolítica puede subsumirse en la geografía. En parte tienen razón, pues en los orígenes de la geopolítica encontramos a los geógrafos como principales protagonistas. La obra pionera de Frederich Ratzel, publicada en 1896 tenía el título de Politische Geographie (Geografía Política), y de formación geográfica eran también Mackinder (autor de El Pivote Geográfico de la Historia) y el propio Haushoffer.
Sin embargo subsumir la geopolítica en la geografía no soluciona el problema de su estatus gnoseológico, pues tal como ha puesto en manifiesto Lacoste[5] es sorprendente la ausencia absoluta de toda reflexión teórica entre los geógrafos. El debate epistemológico, la crisis de fundamentos o los problemas metodológicos que se han planteado en muchas disciplinas ha provocado la aparición de las llamadas “filosofías particulares” (filosofía de la historia, de la física, de la biología, etc.). Nada de esto se ha producido en la geografía, cuando paradójicamente, la situación de esta disciplina como “gozne” entre las ciencias naturales (geomorfología, botánica) y las sociales (historia, economía) parecía convertirla en un campo ideal para este tipo de debates.
Para definir el estatus gnoseológico de la geopolítica tendremos en cuenta las siguientes variables:
- La existencia de un objeto de estudio y de un método
- La relación con otras ciencias o disciplinas
- La existencia de una comunidad científica o “colegio invisible”
- La existencia o no de una teoría unificadora (paradigma) y de programas o tradiciones de investigación.
Existen diversas definiciones de geopolítica, pero todas hacen referencia a la influencia (determinante o condicionante) de los factores geográficos en la política de los estados. Ello coloca a la geopolítica en una situación “bisagra” entre las ciencias naturales (geomorfología, climatología) y las sociales (política). Por tanto el objeto de estudio de la geopolítica será dual (o trino): los factores geográficos, la política de los estados y la influencia de los primeros en los segundos.
Su metodología también presentará una dualidad: en su análisis de los factores geográficos utilizará métodos propios de las ciencias naturales, mientras que en su análisis de los factores políticos usará métodos propios de las ciencias sociales.
En cuanto a su relación con otras ciencias o disciplinas hay que señalar que la geopolítica nace dentro del marco de la geografía (de hecho se puede considerar una rama o especialidad de la misma), pero que acaba teniendo una identidad propia.
Otro aspecto interesante a destacar es que la geopolítica nunca se ha configurado como un “saber por el saber”, sino que la teoría ha estado siempre profundamente ligada a la praxis. Es más, podemos afirmar que antes de que la geopolítica se constituya como disciplina, incluso antes de que exista el propio nombre, ya ha existido una praxis geopolítica. En la dialéctica de los Estados y de los Imperios, en el desarrollo de las estrategias diplomáticas y militares, siempre se ha tenido en cuenta el factor geográfico, el domino y la apropiación del espacio.
Es a finales del siglo XIX y principios del XX cuando nace el nombre de “geopolítica”, y empiezan a constituirse comunidades científicas, básicamente en torno a la docencia universitaria (en facultades de geografía) o en escuelas militares. La aparición de revistas especializadas es otra característica ligada al nacimiento de comunidades científicas, siendo la Revisa de Geopolítica, fundada en 1923 por Haushoffer y Obst, la primera de su género.
Finalmente diremos que no existe una teoría unificada o paradigma compartido por todas las escuelas y autores de la geopolítica. Al ser la geopolítica un “ciencia del espacio” el lugar que ocupa una escuela o un autor es fundamental. Así se puede hablar de una “geopolítica del mar”, de una “geopolítica de la tierra” y, más recientemente, de una “geopolítica del aire”. Sin embargo existe un conjunto de conceptos básicos, elaborados por Mackinder, como Heartland (corazón de la Tierra) , que son compartidos por la mayoría de las escuelas.
BREVE HISTORIA DE LA GEOPOLÍTICA
Al intentar describir el desarrollo histórico de la geopolítica hay que distinguir los que sería la praxis geopolítica del nacimiento de la geopolítica como disciplina. La praxis geopolítica es inseparable de la dialéctica de los estados y de los imperios. Como muy bien ha señalado Gustavo Bueno en toda sociedad política hay que distinguir una Capa Basal (el control o soberanía sobre un territorio, que será la Tierra de los Padres o Patria), la Capa Conjuntiva (las instituciones de gobierno) y la Capa Cortical (las relaciones con otras sociedades políticas, o sea la diplomacia y le guerra). Tanto la Capa Basal como la Cortical implican una praxis geopolítica.
El término “geopolítica” y los inicios de la disciplina debemos situarlos en 1896, cuando Frederich Ratzel publicó Geografía Política. Las ideas de Ratzel fueron posteriormente desarrolladas por Rudolf Kjellén, en su libro El Estado como forma de vida, publicado en 1916. Definió la geopolítica como “la influencia de los factores geográficos, en la más amplia acepción de la palabra, en el desarrollo político de los pueblos y de los estados”. Para Kjellén la Geopolítica es una de las cinco ramas que componen el Estado, siendo las otras la Cratopolítica, la Demopolítica, la Sociopolítica y la Oicopolítica[6].
En la primera mitad del siglo XX las dos grandes figuras a destacar son Karl Haushoffer, del cual ya nos hemos ocupado en el parágrafo anterior, y el inglés Halford Mackinder.
El concepto geopolítico de Heartland fue introducido por Mackinder[7], y ligado a la existencia geográfica de cuencas endorreicas, es decir, grandes cuencas fluviales que desembocan en mares cerrados (Mar Caspio, Mar Negro). Heartland procede del inglés heart (corazón) y land (tierra), siendo quizás «tierra nuclear» o «región cardial» las traducciones castellanas más aproximadas. El Heartland es la suma de una serie de cuencas fluviales contiguas cuyas aguas van a dar a cuerpos acuáticos inaccesibles para la navegación oceánica. Se trata de las cuencas endorreicas de Eurasia Central más la parte de la cuenca del Océano Ártico congelada en la Ruta del Norte con una capa de hielo de entre 1,2 y 2 metros, y por tanto impracticable buena parte del año ―salvo para rompehielos de propulsión atómica (que sólo la Federación Rusa posee) y similares embarcaciones.[8]
La regla de oro de Mackinder podría traducirse como «Quien una a Europa con el corazón de la tierra, dominará el corazón de la tierra y por tanto la Tierra». El Heartland carece de un centro neurálgico claro y puede definirse como un gigantesco y robusto cuerpo en busca de un cerebro. Dado que entre el Heartland y Europa no hay barreras geográficas naturales (cadenas montañosas, desiertos, mares, etc.), la cabeza más viable para el Heartland es claramente Europa, seguida a mucha distancia por China, Irán e India.
La marcha de la humanidad europea hacia el corazón de Asia culminó cuando la cultura griega se introdujo en la mismísima Mongolia: hoy el idioma mongol se escribe con caracteres cirílicos, de herencia greco-bizantina, significando que la caída de Constantinopla en realidad proyectó la influencia bizantina mucho más al Este de lo que los emperadores ortodoxos jamás hubieran podido imaginar. Sin embargo, la tarea de Europa no termina aquí, ya que sólo Europa puede acometer la empresa que convierta al Heartland en el potente espacio cerrado profetizado por Mackinder.
Para poder profundizar en el tema, es necesario familiarizarnos con la cosmogonía mackinderiana, que dividía el planeta en varios dominios geopolíticos claramente definidos.
- La Isla Mundiales la unión de Europa, Asia y África, y lo más parecido que hay en las tierras emergidas a Panthalasa u Océano Universal. Dentro de la Isla Mundial se encuentra Eurasia, la suma de Europa y Asia, que es una realidad tanto más separada de África desde la apertura del canal de Suez en 1869, que permitió que el poder marítimo envolviese a ambos continentes.
- El Heartlandno precisa ya de introducción. La teoría mackinderiana parte de la base de que el Heartland es una realidad geográfica en el seno de la Isla Mundial, del mismo modo que la Isla Mundial es una realidad geográfica en el seno del Océano Mundial.
- El Rimland, también llamado Creciente Interior o Marginal, es una enorme franja terrestre que rodea al Heartland y que consta de las cuencas oceánicas anexas al mismo. Pentalasia, los Balcanes, Escandinavia, Alemania, Francia, España y la mayor parte de China e India, se encuentran en el Rimland.
- La Creciente Exterioro Insular es un conjunto de dominios ultramarinos periféricos, separados de la Creciente Interior por desiertos, mares y espacios helados. África subsahariana, las Islas Británicas, las Américas, Japón, Taiwán, Indonesia y Australia se encuentran en la Creciente Exterior.
- El Océano Mediterráneo(Midland Ocean) es el Hearlandt del poder marítimo. Mackinder definía el Océano Mediterráneo como la mitad norte del Atlántico más todos los espacios marítimos tributarios (Báltico, Bahía de Hudson, Mediterráneo, Caribe y Golfo de Méjico). Recordemos que las mayores cuencas fluviales del mundo son las que desembocan en el Atlántico —después vienen las del Ártico y sólo en tercer lugar vienen las cuencas del Pacífico.
Obsérvese que estas ideas geopolíticas han servido de guía en la estrategia y política exterior Inglesa. Tanto en Primera como en la Segunda Guerra Mundial la diplomacia británica consiguió impedir una alianza Alemania- Rusia que habría unido Europa con el Heartland. De hecho Mackinder, lejos de ser un simple intelectual, fue una persona muy comprometida con la diplomacia y la política exterior inglesa. Fue uno de los ideólogos del tratado de Versalles, cuya finalidad era la neutralización política y militar de Alemania. También fue uno de los ideólogos del apoyo inglés a los rusos blancos, en su lucha contra los bolcheviques. La finalidad era fragmentar Rusia en una serie de pequeños estados feudatarios del Imperio Británico, aunque la victoria bolchevique frustró este plan.
Tal como ya hemos comentado, después de la Segunda Guerra Mundial el término “Geopolítica” fue estigmatizado y relacionado con el régimen nazi. Esta campaña de propaganda, dirigida sobre todo contra Haushoffer, no impidió que la los conceptos geopolíticos siguieran siendo utilizados en la dialéctica de los estados y los Imperios, especialmente en el enfrentamiento USA-URSS que dio lugar a la Guerra Fría.
El primer europeo en publicar una versión no alemana de la geopolítica fue el francés Jacques Ancel, con su obra Geopolitique, en 1936[9]. Aunque muy crítico con los alemanes, a los que acusa de “pedantes con apariencia científica”, Ancel hace una revisión del concepto de “frontera” y de “nación” en la línea iniciada por Ratzel.
En Estados Unidos, gracias a los trabajos de geógrafos alemanes refugiados en aquel país, a partir del año 1941 empiezan a publicarse trabajos relacionados con la temática geopolítica. El ejemplo más significativo es el de Hans W. Weigert, refugiado en Estados Unidos desde 1938 y docente del Trinity College en Chicago. En 1942 publicó Generals and Geographers: The Twilight of Geopolitics, donde describe los conceptos y las ideas centrales de los autores clásicos, y reivindica la obra de Haushoffer, eximiéndole de toda relación con el régimen nazi[10]. Otros autores norteamericanos, como Mahan, Dorpalan o Spikman no fueron tan complacientes con Haushoffer y se dedicaron a desvirtuar la geopolítica alemán, e incluso a rechazar el término frente al de Geografía Política[11].
Hay que citar también al geopolitólogo de origen austriaco Robert Strausz-Hupé, que publicó en 1942 Geopolitics: The Struggle for Space and Power, donde insiste en los factores geográficos en la política y las relaciones de poder.
En la política exterior de los Estados Unidos la utilización de conceptos y estrategias basadas en la geopolítica había sido una constante desde que James Monroe, en 1823, había anunciado su doctrina “América para los americanos”, cosa por otra parte lógica, pues la praxis geopolítica ha sido una constante en la historia de la dialéctica de los Estados y de los Imperios. En la misma línea podríamos citar el Destino Manifiesto (1840), el Corolario Roosevelt (1905) o los 14 puntos de Wilson (1918).
Lógicamente, el inicio de la Guerra Fría significó reutilización de estos conceptos y estrategias, por más que se rechazara el término “Geopolítica” y se le asociara con el nazismo. En esta línea hay que citar a Nicholas Spykman, quién en su obra America Strategy in World Politics, publicada en 1942, intenta hacer equilibrios con el término “Geopolítica”, al que por una parte asocia al régimen nazi, por otro lo considera una sinónimo de “geografía política”, y del que finalmente reconoce su importante utilidad en una política de seguridad.
Para Spykman los Estados Unidos debía ser la potencia hegemónica mundial, con poder suficiente para imponer su ley tanto en el interior como en el exterior. De hecho fue el ideólogo de la política de control sobre las naciones hispanoamericanas, con la imposición de dictaduras militares títeres. Muchos de sus postulados fueron recogidos en la Doctrina de Seguridad Nacional (marzo de 1947) de Estados Unidos.
Inspirado en Spykman (y también en Mackinder) fue el artículo de Georges Kennan, “Las fuentes del comportamiento soviético”, publicado en 1947 en la revista Foreign Affaires, con el seudónimo de “X”. La conclusión práctica de estas políticas fue una política exterior expansiva, dirigida a crear “clones de la doctrina estadounidense” en Hispanoamérica, el Caribe y el Sudeste Asiático, para contener la “expansión comunista”. Obsérvese que la actual Globalización no es más que una extensión de estas políticas al conjunto del globo.
Por último debemos hacer mención a diversas escuelas geopolíticas surgidas en naciones hispanoamericanas. En México hay que citar a Jorge A. Vivó Escoto y a Alberto Escalona Ramos. El primero público en 1943 La Geopolítica. Sobre la necesidad de dar una nueva organización a la geografía política del Caribe , donde se sigue asociando el pensamiento de Haushoffer al nazismo, aunque reconoce que Geopolítica y nazismo no son equivalentes. Mucho más duro es Leonardo Martin Echevarria, profesor de la UNAM, donde en su libro Geografía humana (1948) define a la Geopolítica como “una contemplación parcial y viciosa de la Geografía humana, tergiversada por los geógrafos alemanes”.
La Geopolítica recibió en México un nuevo impulso en 1959, con la publicación de Geopolítica mundial y Geoeconomía por Alberto Escalona Ramos, donde desarrolla ampliamente los argumentos históricos, geográficos y políticos de carácter mundial que dan soporte a sus planteamientos.
En Brasil hay que citar a Milton Santos como máximo representante de la escuela brasileña, nacida en la Facultad de Filosofía, Ciencias y Letras de la Universidad de Sao Paulo, y la fundación de la revista Geógrafos Brasileños en 1934.
En Perú hay que citar a Israel Lira y al Centro de Estudios Crisolistas que, aunque no se dedica de forma específica a le Geopolítica, sino a la difusión y adaptación de la Cuarta Teoría Política de Dugin, suele utilizar conceptos geopolíticos.
Finalmente hay que citar el interés que despierta la Geopolítica en la Escuela Superior de Guerra en Argentina y en círculos intelectuales vinculados al peronismo radical.
GEOPOLÍTICA Y MULTIPOLARIDAD
La Geopolítica es un instrumento fundamental en la elaboración de la teoría de la Multipolaridad de Aleksandr Dugin[12]. Dugin utiliza básicamente dos conceptos extraidos de la geopolítica: el de “Heartland” o Corazón de la Tierra, al cual ya nos hemos referido, y la distinción entre Civilizaciones de la Tierra y del Mar, desarrollada por Carl Smith.
Las civilizaciones Telúricas o de la Tierra se caracterizan por una serie de ítems ideológicos y sociológicos. Conservadurismo, Holismo, Antropología Colectiva, y culto a los valores del ascetismo, el honor y la lealtad. Son civilizaciones enraizadas en la Tierra, y los valores de la Tradición y de la continuidad. En contraste, en las civilizaciones Talsocráticas o del Mar predominan los valores individualistas, universalistas y comerciales. El Océano carece de fronteras y el navegante pierde con facilidad sus raíces. En la antigüedad, la oposición entre Roma (la Tierra) y Cartago (el Mar) es un buen ejemplo de esta dualidad. En la modernidad Inglaterra es un ejemplo prístino de civilización Talasocrática, así como los EEUU a partir de cierto momento de su historia.
Carl Schmitt, para explicar las diferencias entre estos dos tipos de civilizaciones, cita el mito de las doctrinas cabalistas, que representaban la historia universal como la pugna entre la poderosa ballena, el Leviathan, frente a un no menos poderoso monstruo, el Behemoth, al que representaban como un toro o un elefante. Ambos nombres proceden del libro de Job. En su lucha el Behemot trata de destrozar la Leviathan con sus cuernos y colmillos, en tanto que el Leviathan cierra con sus aletas las fauces y el hocico de la fiera para impedir que coma y respire. Para Smith está imagen mítica representa el bloqueo de una potencia terrestre por una marítima, que corta sus medios de aprovisionamiento para rendirles por hambre. Añade Schmitt que para los judíos cabalistas todo acaba con la muerte de los monstruos (es decir, de las potencias en lucha), mientras que ellos, que se han mantenido al margen, comen la carne de las fieras muertas y construyen tiendas con su piel.
Para Dugin Rusia ha sido siempre una civilización telúrica. Desde el Rus de Kiev, el Zarato Moscovita, la URSS o la actual Federación Rusa, por encima (o por debajo) de las diferencias políticas o ideológicas, hay un conjunto de rasgos comunes en el transcurso de la historia rusa: el enfrentamiento continuo, tanto ideológico como geopolítico con las civilizaciones “del Mar”. La Guerra Fría y el actual enfrentamiento de la Rusia de Putin con EEUU y sus aliados son una buena muestra de este enfrentamiento, aun con motivaciones políticas e ideológicas distintas.
A la política de la Globalización, que es un intento de extender, de forma totalitaria, los presupuestos de la civilización occidental (y especialmente de los EEUU) a toda la Tierra, imponiendo sus valores (mercado, individualismo, democracia formal) aunque sea por la fuerza, Dugin opone una concepción multipolar, con la idea de Grandes Espacios que coincidan con las grandes civilizaciones.
En este sentido, el bloque formado por Rusia y sus aliados coincide con Eurasia y el dominio del Heartland y tiene que jugar un papel fundamental en la geopolítica del futuro, en alianza con China y otros países emergentes (India, Brasil) para oponerse a la Globalización.
A partir de aquí el concepto de Eurasianismo toma dos significados distintos. En su sentido más restringido, y original, se refiere a la afirmación y defensa del bloque Euroasiatico y de los valores propios de la civilización cristiano-ortodoxa, capaz de oponerse a la política unipolar de los EEUU. Pero en un sentido general, allí donde hay defensa de una identidad nacional o cultural en contra de la homogeneización globalizadora puede hablarse de Eurasianismo en un sentido más genérico.
Así cuando los polacos afirman su identidad nacional y católica, cuando los franceses o los griegos plantar cara a las políticas neoliberales de la UE, o cuando los españoles defendemos nuestra identidad hispana frente a los separatismos o frente a las modas “made un USA”, aun sin saberlo, estamos haciendo Eurasianismo.
El Eurasianismo se convierte así en la bandera ideológica de todos aquellos que luchan por un mundo multipolar, respetuoso no solamente con las diferencias de las grandes civilizaciones (europea, eurosiatica, árabe, etc.) sino también con las diferencias étnicas y las particularidades culturales de los distintos pueblos que integran cada una de estas grandes civilizaciones.
Por nuestra parte pensamos que esta utilización genérica del término “Eurasianismo” puede ser confusionaria, o ser interpretada como una especie de “imperialismo doctrinal” ruso. Consideramos que la aplicación de las ideas de Dugin a la realidad española debe denominarse Hispanismo (así como en Perú nuestro amigo y colega Israel Lira denomina Crisolismo a la aplicación a su realidad nacional de la Cuarta Toería Política).
Dugin señala, en este sentido, que el Estado Nacional, a pesar de sus orígenes liberales y de su contribución a la homogeneización de las poblaciones, como primer paso hacia la homogeneización total de la Globalización, puede jugar un papel en la resistencia a la misma. Si bien es cierto que ningún Estado Nacional, por sí solo, puede resistir a la Globalización, su resistencia a perder poder puede retardar el avance de la misma. Un buen ejemplo lo tenemos en Francia, donde la defensa del Estado Nacional Francés por parte del Frente Nacional de Marine Le Pen, se ha convertido en un obstáculo para los procesos migratorios y las políticas neoliberales auspiciadas por la UE.
[1] Steuckers, R. (2012) “Karl Haushoffer (1869-1946)” Nihil Obstat, revista de historia, metapolítica y filosofía, nº 18-19, pp. 83-90.
[2] Cuellar Laureano, R. (2012) “Geopolítica. Origen del concepto y su evolución” Revista de Relaciones Internacionales de la UNAM, nº 113, pp.59-80.
[3] Cuellar, obra citada.
[4] Borrel, J.J. (2017) “Karl Haushoffer frente a sus críticos. Presentación de Apología de la Geopolítica alemana” Revista de la ESG, nº 595, pp. 61-68.
[5] Lacoste, Y. (1977) La Geografía: un arma para la guerra. Barcelona, Editorial Anagrama.
[6] Cuellar, obra citada.
[7] En su obra The Geographical Pivot of History publicada en 1904
[8] Alsina Calvés, J. (2015) Aportaciones a la Cuarta Teoría Política. Tarragona, Ediciones Fides, pp. 110-112.
[9] Cuellar Laureano obra citada.
[10] Idem.
[11] Cadena Montenegro, obra citada.
[12] Dugin, A. (2017) Geopolítica del mundo multipolar. Tarragona, Ediciones Fides; (2017) Teoría del mundo multipolar. Tarragona, Ediciones Fides. (2018) Geopolítica existencial. Conferencias en Argentina. Tarragona, Ediciones Fides.