El pasado mes de Enero, un grupo de personas nos reunimos en Madrid para afrontar lo que el gobierno de Sánchez había anunciado a bombo y platillo como la campaña “50 años en libertad”; campaña que intuíamos que sería, y así se ha demostrado, una forma de malgastar una parte no pequeña del presupuesto público en montar actos para denostar la figura de Francisco Franco. Por simple honor, lealtad y agradecimiento, no podíamos permitir que no hubiese respuesta.