Quizá lo más característico de La edad de las nueces es su metodología. ¿Cómo era la vida y muerte de un niño en la Roma de hace veinte siglos? Sánchez Galera entiende que la mejor manera de averiguarlo consiste en escuchar a los propios autores y personajes anónimos de la Antigüedad. Acude a las fuentes documentales, las interpreta, nos las traduce y contextualiza, y nos presenta lo más significativo, sin omitir detalles que nos puedan incomodar o que contradigan nuestras ideas simplonas y fáciles.