Charlie Kirk, asesinado pero no vencido

Charlie Kirk, asesinado pero no vencido. Axel Seib

Creo que muchos hemos asistido horrorizados al asesinato de Charlie Kirk. Parecía que no teníamos suficiente con el repugnante asesinato racista de Iryna Zarutska, pero las desgracias no parecen venir solas. Nos aguardaba otra prueba más de que esa amalgama de ideología caótica e inestable, sin sentido pero llena de odio y mezquindad, debe ser combatida a cualquier precio y de la forma más contundente posible. Charlie Kirk, póstumamente, nos demuestra que debemos dar la batalla cultural más que nunca. Nos lo debemos y se lo debemos. Por sentido de justicia, aunque no compartiéramos todos sus puntos de vista. Pero su coraje, desde su juventud, debe servir de ejemplo para continuar luchando si queremos acabar con esa lacra que supone la maraña ideológica y psicótica que es la responsable de su asesinato.

Y, en su honor, tengo que decir que su asesinato ha tenido una extraña utilidad. Extraña utilidad que en absoluto compensa su ausencia. Pero de una forma similar a una especie de Cid Campeador, ha vencido una vez más tras su muerte.

Que su interlocutor en el momento de su asesinato, quisiera hablar de lo «pacífica» que es la ideología que le asesinó en directo, sirvió para revelar a muchos de esos universitarios conformistas con el decadente discurso dominante, que la violencia es parte de su ADN. Que si no creen que esa cochambre teórica que han comprado a las élites es altamente agresiva y violenta, es porque ellos no la sufren. Pero un instante les reveló la dramática verdad.

Y del mismo modo, el asesinato de Charlie Kirk, ha servido para identificar a toda clase de carroñeros de forma humana que estaban agazapados, pero ante el olor de la sangre y la muerte, han salido a mostrar su condición. Es de agradecer poder identificar tan fácilmente a toda la excrecencia social que abunda pero, normalmente, es difícil de ver. Viendo la gente que justifica y jalea el asesinato de Charlie Kirk, sea en un grado disimulado pero obvio o a calzón quitado, ya podemos saber exactamente las personas que son un peligro.

De modo similar al caso de la pobre Iryna Zarutska. Si alguien, tras oír las palabras en un vídeo publicado por la propia organización BLM, sobre el asesinato de la refugiada ucraniana, no entiende que esa gente es un verdadero peligro que justifica y busca el asesinato racial, político o cualquiera que le interese, es que tenemos las entendederas muy cortas. Si tras tal asesinato, creer que lo mejor es publicar un vídeo sosteniendo que «los oprimidos tienen derecho a ejercer la violencia», es que se está justificando el asesinato. Igual que todos los medios, políticos y gruppies han salido a hacer el papelón tras el asesinato de Charlie Kirk para intentar una mezcla de justificación del asesinato y desviar el tema.

Pero hay algunas cosas que les puedo revelar o decir a toda la progresía y morralla moral que sostiene cosas como «si dices cosas horribles, te pueden pasar cosas horribles» para justificar implícitamente el asesinato de Kirk y poner a la víctima en el mismo plano que su verdugo.

Primero. ¿Qué cosas horribles sostuvo Kirk? Espero los ejemplos. Aunque dudo que jamás Kirk sostuviera barbaridades como que los niños pueden decidir con quién acostarse. No creo que hiciera una ley que autorizara la zoofilia. Pero en España, la gente responsables de esos horrores, siguen vivos y a cuenta pública. ¿Hay que plantearse que los responsables de tales palabras y leyes pueden ser ejecutados por sexualizar a nuestros hijos y autorizar la violación de animales? Que me respondan quienes justifican el asesinato de Kirk. Los mismos que ponían carteles de George Floid en Barcelona para rebelarse contra vaya a saber qué racismo y callan ante el asesinato racista de Iryna o jalean como alegres focas deficientes la muerte de Kirk.

Segundo. ¿Está la progresía dispuesta a exponerse al mismo peligro y amenaza cuando alguien más se haya cansado de que se rompan siempre los mismos cristales? O, en ese momento, la progresía posmoderna se esconderá y buscará criminalizar la violencia que ellos mismos han provocado bajo los mismos pretextos vacíos de siempre. ¿Buscarán la eterna ayuda de grandes medios de correa corta y clamarán por la protección del estado? Todos sabemos la respuesta. Los miserables se llenan mucho la boca de justicia social pero temen la reciprocidad y la igualdad. Cuando la violencia se vuelva contra ellos, aún en una escala muy menor, perderán cualquier coraje y virilidad y mostrarán la cara que han tenido siempre. De miserables y cobardes que necesitan el monopolio de la violencia legal e ilegal e, incluso, el monopolio del discurso, para poder mostrarse valientes ante personas que utilizan la razón y la palabra. Espero que la progresía dé un enorme paso atrás, por su propio bien. Algunos ya están hartos de poner la otra mejilla. Y, peor, de poner los muertos. Muertos a los que escupen tras su asesinato sin ningún disimulo. Y, quizás, haya un retorno de todo lo que han hecho. Y gente que llora por sus pronombres, no creo que esté preparada para recibir violencia real.

Que no se asuste nadie, no es una amenaza ni una invitación a cazar lelos ni inmorales. Es un aviso a navegantes. No hay que ser muy visionario para entender que hasta la sociedad más pasiva del mundo puede revolverse y salir de su letargo por un simple ruido tras miles de golpes. Y una vez se entra en una espiral de violencia, como en el lago de la sangre, la única opción es seguir adelante. Porque es difícil volver atrás y explicar todo lo que se ha hecho.

Tercero. ¿Qué clase de peligro supone la palabra? ¿Qué clase de peligro suponía Kirk con 31 años? ¿Se había drogado con fentanilo, pagado con dinero falso y resistido a la autoridad? No, rebatía en vivo a universitarios apesebrados y participaba en el debate político sin justificar la violencia. Lo contrario a los racistas de BLM. Quizás tendría que haber alimentado el furor de millones de indignados con el asesinato de Iryna y participar en la creación de escuadrones para prender las calles con pretextos raciales y provocar terror y destrucción con el apoyo de grandes medios. Parece que la palabra es altamente peligrosa. Mucho más que la violencia y el asesinato. El peligro de tener razón. Hay quienes lo perdonan todo. La barbarie, el caos, el egoísmo, la corrupción, la violencia, la opresión real o el asesinato. Pero jamás perdonan a quien tiene razón. Kirk tenía razón y la exhibía. Gran ofensa. Así que otros hicieron uso de lo que tienen, dedos para disparar y mezquindad para justificar el asesinato. Lo entiendo, cada cual combate con las armas que tiene. Hay quien se arma de motivos. Otros se arman a tiros.

Pero debo recordar algo por enésima vez. La razón es muy difícil de poseer, es huidiza y de trato desagradable. Pero la violencia está a mano de cualquiera. Se deja tomar fácilmente y no hay que ser muy hábil. Únicamente se debe ser muy inmoral o estar muy harto.

Ya tenemos a los inmorales. Esperemos que a nadie se le acabe la mecha. Porque lo que puede venir no son ridículas cartas con balas llegadas a un Ministerio, un chat privado manipulado o un lanzapatatas. Quizás lo que venga no sea un enorme «¡que viene el lobo!» mientras se señala la sombra de una silla. Quizás vengan personas con mucho hartazgo, con muy poco que perder y muchas ganas de revancha. Y eso si que debería dar miedo.

PD: Por ser español y preocuparme la imagen que causa nuestra nación, debo añadir unas líneas dedicadas a un tal Antolín Pulido. Otro más que como carroñero ante un cuerpo, ha corrido a aparecer tras la muerte.

El tal Antolín, que se hace llamar brigadista por ser miembro de un grupo de desfasados llamado Brigadas Internacionales por la Paz, ha dedicado un vídeo póstumo a Kirk.

El señor, ya talludito para andar con tales pantomimas, es reconocible por su barba inspirada en Karl Marx y su evidente fragancia a cannabis y moho. Tiene una imagen tan vívida que transmite su olor.

La cuestión es que Antolín, el típico pseudo-marxista ya senil que te da la brasa si no le coges su folleto anarquista, ha querido mostrar lo mejor de sí mismo. ¿Y que era lo mejor que podía mostrar? A él mismo rompiendo una foto del asesinado Kirk con el lema «Kirk, amante de las armas». En su mente quedaba impresionante. En la del pobre chaval que haya tenido que hacerle funcionar la impresora, ya menos.

Pero me gustaría decirle a tal esperpento de aroma rancio, que ser amante de las armas no es un delito ni nada de lo que avergonzarse. Avergüenza ser un asesino o un aliado. De hecho, gente como Kirk defendía el derecho a portar armas para defenderse de sujetos como su asesino. El derecho a portar armas no es un derecho al asesinato, como parece creer tal perturbado. Es una garantía frente a chusma como su asesino, gente que aplaude su asesinato o errores de la naturaleza que rompen fotos de mártires. La misma gente contra las armas que, al mismo tiempo, gustan en asesinar con armas a la disidencia.

Antolín, no intentes desviar el debate de lo sanguinarios y mezquinos que sois hacia un debate abstracto sobre las armas para intentar acusar al propio Charlie Kirk de su asesinato. Es pobre, cutre y manido. Además de indecente. Y no trabajas a nómina de los grandes medios. Aunque parece que les sigues muy bien la línea.

Un par de cosas más, Antolín. Yo no voy a romper ninguna foto tuya. No tengo necesidad. Malgastar tinta para hacer el ridículo no es mi labor. Prefiero cortar cebolla, es más barato y produce menos lágrimas. Y el trabajo dignifica. Es más, hacer labores ayuda a la mente. Por favor, búscate un trabajo de verdad y déjate de performances.

Y, por cierto, ser un desastre sin orden ni moral, no te hace anarquista. Ni ver «Una tarde en el circo» mientras el canuto tira, te hace marxista. Yo he visto Batman mientras tomaba un café y no soy un multimillonario vestido de cuero. Pero viendo tu ideología real, podrías ver «Pretty Woman».

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