Allá por el mes de julio, desde esta casa, desde Posmodernia, se me permitió advertir de lo que estaba a punto de suceder en España con respecto a la problemática de la inmigración ilegal. No pude ser más conciso, pronosticando lo que denominé como un estallido migratorio. Seis meses después, la palabra «cayuco» ocupa portadas en la mayoría de medios de comunicación, y que queréis que os diga, esto sí se podía saber.
Desde entonces al archipiélago canario han llegado más de 300 cayucos, que se dice pronto. Y es que un cayuco no es como una pequeña embarcación que deja a una decena de inmigrantes ilegales en costas de Almería, hablamos de una embarcación de considerable tamaño que ha dejado en las Canarias a casi 40.000 inmigrantes ilegales en apenas medio año.
Los primeros vestigios de esta nueva crisis de los cayucos que ha experimentado el archipiélago se hicieron notar durante el mes de julio, cuando algo más de una decena de este tipo de embarcaciones llegaban a Canarias registrando su origen en Senegal y Mauritania.
Más tarde, llegado el mes de agosto, la presión migratoria proveniente del SAHEL se intensificó. Tanto fue así, que dicha presión migratoria se duplicó y fueron un total de 24, los cayucos que llegaron al archipiélago. Lo hicieron registrando nuevamente su origen en Senegal -16 de ellos- y Mauritania, desde donde partieron un total de 8, dejando en las islas a casi 3.000 inmigrantes ilegales.
En septiembre hubo un nuevo repunte, más de 30 cayucos dejaron a un total de 3.728 inmigrantes ilegales en las Canarias, según datos de ACNUR. Veinte de estos cayucos partieron desde Senegal y un total de 12, lo hicieron registrando su origen en Mauritania, según las informaciones policiales obtenidas en base a las entrevistas practicadas por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
Llegado octubre y tras suficientes precedentes que advertían de lo que podría suceder, el archipiélago canario experimentó una presión migratoria sin precedentes. Durante sólo un mes, más de 100 cayucos llegaron a las islas dejando a casi 16.000 inmigrantes ilegales. Creando una situación de verdadero caos en la isla de El Hierro, donde servicios emergencia y autoridades policiales vivieron situaciones nunca antes experimentadas en torno al problema de la inmigración ilegal.
De los más de 100 cayucos llegados a Canarias durante octubre, un total de 95 lo hicieron registrando su origen en Senegal y 10 de ellos partieron desde Mauritania y Gambia.
Si bien durante el mes de noviembre ésta presión migratoria cayó debido, en gran parte, a la acción de la Guardia Civil desplegada en Senegal. Se ha experimentó un cambio de tendencia y más de una veintena de cayucos partieron registrando su origen en Mauritania, descendiendo el número de este tipo de embarcaciones con origen en Senegal hasta los 13 y llegando sólo un cayuco a las islas declarando su procedencia en Gambia. En total, más de 4.700 inmigrantes ilegales llegaron en noviembre a las islas desde las rutas del SAHEL.
Entrado el último mes del año, un total de 48 cayucos han arribado al archipiélago canario con casi 5.000 inmigrantes ilegales a bordo, consolidándose una caída de este tipo de embarcaciones procedentes de Senegal, pero aumentando de forma exponencial la salida de cayucos que han declarado su origen en Mauritania. En total, y acorde a fuentes policiales y a características propias de este tipo de barcas, se ha podido constatar que 34 han registrado su procedencia en costas mauritanas, mientras que sólo una de ellas ha partido desde Dakar (Senegal).
Enero ha comenzado fuerte, con la entrada de más de 70 cayucos provenientes de suelo mauritano y una cifra de inmigrantes ilegales que ha rozado los 7.000 en sólo un mes.
Con este análisis no pretendo otra cosa que evidenciar que el actual efecto llamada, una vez más, no entiende de controles en origen. Entiende de previsión y de actuación en el destino de la inmigración ilegal. Las irresponsables medidas puestas en práctica por el actual Gobierno no han hecho otra cosa que empeorar la situación, han detonado un factor atracción sin precedentes. Es indiferente donde decidas enviar recursos porque las redes criminales que giran en torno a la inmigración ilegal encontrarán siempre un punto desde donde partir. A no ser que decidas controlar toda África y todos sabemos que dicha cuestión es inviable e imposible.
Esta es la tesitura actual, una tesitura y una situación que era totalmente previsible, al menos para un humilde servidor. El estallido migratorio de Canarias se podía saber. Sólo bastaba observar, sólo era necesario dedicar tiempo a proteger tus fronteras y sólo había que tener un mínimo de voluntad para evitar casi 1.000 muertes en el Atlántico y la entrada de casi 40.000 inmigrantes ilegales que, a día de hoy, están saturando recursos públicos por todo el país.
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