El gran engaño de los Presupuestos Generales del Estado (PGE)

Hace poco más de una semana el ínclito Sanchez volvía a sacar su chistera y con tres pases mágicos nos prometía una España feliz. Él, en persona, nos va a regalar 274.445 millones para gasto social, 500 millones para reforzar la atención primaria de las CCAA, 2.957 millones para la hucha de las pensiones, ayudas al alquiler de 250 euros, bonos para jóvenes de otros 400, becas, dependencia, reducción del déficit y “dos huevos duros”. ¡Ea, y se queda tan fresco!

Claro, en nuestra España feliz todos tenemos algo que agradecerle al “Mago Sanchez” porque a todos nos promete una porción de la tarta. Lo cierto es que no sé de qué me quejo, seguro que algo me toca en el reparto, aunque no sean los 400 euros del bono joven. El motivo quizás sea, que lo único que nos promete es una ley de presupuestos, y la experiencia nos dice que no tiene ningún reparo en subvertirla cada vez que le apetece. Ah claro, y que las dadivas que nos promete las pagamos nosotros. Cada una de las paguitas que nos mete en el bolsillo nos las ha sacado antes del mismo vía impuestos, además de los miles de millones con que riega su huerto ideológico, a sus amiguetes y a los indeseables que le mantienen a flote.

El problema es que los PGE tienen dos grandes masas económicas a las que mirar, la de los ingresos y la del “Mago Sanchez”, el gasto. Tengo especialmente claro que la del gasto la domina, pero para gastar hay que ingresar previamente y es este el problema al que se enfrenta, que los números no cuadran. ¿Qué hace entonces el mago? Se los inventa sin el más mínimo escrúpulo. Así que nos asegura que la economía española va a crecer al 2,1% durante 2023, o que va a poner en circulación los 25.156 millones de euros que pretende recibir de los fondos de la UE, más los casi 53.000 millones que ha recibido y no ha conseguido hacer circular desde el 2020. De esta forma ya le salen las cuentas para dotarnos a todos de alguna regalía.

Pero aquí llega el Banco de España, el BBVA y FMI, que son malísimos y super-anti-progresistas, y le dicen al mago que el PIB de España no va a crecer más allá de entre el 1% y el 1,2% en 2023, que es un 40-60% menos de lo que él anuncia. Entre otras cosas, porque su gobierno no sabe gestionar un euro, solo sabe regalarlo y el dinero procedente de la UE hay que gestionarlo cumpliendo sus protocolos y requisitos, que ya conocemos a los alemanes.

Para muestra de lo dicho cabe mencionar que la Intervención General de la Administración del Estado (IGAE), a 31 de agosto del presente, acredita que los pagos realmente realizados provenientes de los fondos de la UE, este año ascienden a 5.618 millones, de los 43.686 millones que declara haber autorizado el Ministerio de la Sra. Montero. Pero si vamos más allá, de esos 5.6 mil millones, ni siquiera se sabe cuánto ha llegado la economía real, ya que gran parte de estos se han transferido a otras administraciones como las CCAA o al gestor de infraestructuras ferroviarias Adif entre otros. Eso sí, cuando la aerolínea de algún camarada venezolano está en apuros, sacan a la SEPI y en unos días le sueltan 53.000.0000 de euros. ¡¡¡Otro magistral pase mágico de pañuelo sobre la chistera del “Mago Sanchez”!!!

Es evidente que, si el gobierno del mago fuera capaz de inyectar en la economía los más de 70.000 millones comprometidos por la UE y de los que ya han llegado 53.000, la economía crecería, incluso que los PGE tendrían cierto sentido, aunque no compartamos el propósito del gasto y que el impacto de estos en PIB nacional podrían haber supuesto aproximadamente un incremento del 2,6% anual entre el 2020 y el 2024. Pero lamentablemente no es el caso y no hay la más mínima señal que augure que esto pueda suceder.

Si fuera verdad, como anuncia el mago desde la pista central, que, “Gracias a los fondos europeos Next Generation EU, esta agenda [de crecimiento sostenible] ha podido acompañarse de las inversiones necesarias para lograr un cambio estructural significativo, con impacto macroeconómico material, y de larga duración”, o incluso que, “Los resultados ya empiezan a ser visibles e irán haciéndose más tangibles a lo largo del año”, podríamos tener alguna esperanza. En realidad, a la única a la que podemos agarrarnos es a desbancar del gobierno al prestidigitador y tomar las riendas de nuestra economía definitivamente. Olvidar los mantras globalistas de la EU, que han quedado desacreditados por la realidad europea de nuestros días y plantear políticas de desarrollo sensatas. Industrialización, soberanía energética, independencia alimentaria, turismo compatible con la ciudadanía, simple sentido común.

Y es aquí donde radica que el “mayor espectáculo del mundo”, el que nos brinda en primicia y en primera persona The Greatest Showman, al que hemos contratado en el papel de Presidente del Gobierno, sea una mentira sin límites ni piedad con sus ciudadanos, paganinis como siempre de los delirios del último iluminado que llega a nuestras televisiones para regalarnos la vida.

Top