En España se cometen unos 300 homicidios de media al año, según los datos del INE la media entre los años 1999-2003 era de cerca de 400 muertes violentas y entre 2005-2018, poco más de 300. Si analizamos el sexo de las víctimas, nos encontramos con que una media de en torno al 65 % pertenecen al sexo masculino, y aproximadamente el 35 % al sexo femenino. Entre estas dramáticas cifras se encuentran las mujeres que mueren a manos de sus parejas, lo que antes se llamaba crimen pasional y que hoy se llama violencia de género y que prácticamente permanece constante desde que entró en vigor en 2004 la Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, (57 en 2005, 56 en 2009, 52 en 2012, 60 en 2015 y 47 en 2018). Los hombres, en menor medida por supuesto, también son víctimas de la violencia de sus parejas (10, en 2009, 4 en 2012, 10 en 2015 y 5 en 2017).
Cualquiera con un mínimo de sensibilidad y sentido común pensaría que todas las víctimas mortales de la violencia, sea del origen que sea, merecen el mismo trato y atención. Sin embargo, la atención mediática sólo tiene ojos para los crímenes que llaman machistas, demostrado una descomunal ignorancia o un fanatismo irresponsable, al reducir a un solo factor las causas de una lacra en la que la desestructuración familiar, el abuso de sustancias o los trastornos psíquicos tienen un peso tan importante como las actitudes machistas.
Pero es que, además, se está trasladando una visión distorsionada a la sociedad de la realidad de esos crímenes que se cometen contra la mujer, generando una alarma social que mucho nos tememos, más que a concienciar y a buscar soluciones al problema, alimenta y aúpa al lobby de la ideológia de género. Según Eurostat los datos de los países miembros que encabezan la lista de casos de lo que llaman violencia machista son Dinamarca (52%), Finlandia (47%), Suecia (46%), Francia y Reino Unido, ambos con un 44%. Estos porcentajes representan a mujeres de la Unión Europea que han sufrido violencia física y/o sexual desde los 15 años de edad. España tiene menos de la mitad de casos en términos porcentuales que Dinamarca, un 22%. Es decir, entre los más bajos de Europa. Con estos datos objetivos, oír que cuando en España una mujer sale de su casa no sabe si la van a violar o la van agredir, o que cuando llega a su casa, no sabe si su pareja la va a pegar una paliza, sólo se puede calificar como de una vomitiva demagogia.
La ideológia de género se ha querido arrogar el monopolio de la defensa de los intereses de la mujer, hasta tal punto, que no se tolera otro enfoque. Criticar esta sectaria visión del feminismo supone exponerse al linchamiento mediático. Lo hemos visto a nivel político, cuando cualquier objeción contra la Ley de violencia de género es recibida a salivazos, no solo desde la izquierda, también desde el centro-derecha y, desde luego, desde la mayoría de medios de comunicación. Aún más grave es que a nivel académico, ningún investigador se atreva a publicar estudios que se aparten de la doctrina políticamente correcta que atribuye al machismo la causa de las agresiones, impidiendo profundizar sobre el problema y buscar soluciones alternativas.
Mientras, los lobbies y las redes clientelares que se han creado en torno a la ideológia de género, gastan y gastan recursos públicos, sin , como hemos visto, lograr disminuir los casos de maltrato. Paradigmático resulta el caso del Instituto Andaluz de la Mujer que con 43 millones de euros de presupuesto gasta el 50 % de su presupuesto en burocracia propia, y más de 20 millones a subvenciones, por ejemplo, 3 millones en potenciar el asociacionismo entre mujeres, mientras destina solo 1,2 millones a la atención de mujeres víctimas de la violencia. Fuera de Andalucía asociaciones vinculadas al PSOE (según denuncia el bloguero Elentir) se llevan una sustancial parte de la tajada presupuestaria, que en vez de dedicarse a efectivas medidas de protección preventiva, se dedican a la propaganda de la ideológia de género, así La Federación de Mujeres Progresistas se lleva 5,3 millones de euros. La Fundación Mujeres, 4,9 millones de euros, la Federación de Asociaciones de Mujeres Separadas y Divorciadas, 3,5 millones de euros y la Asociación de Mujeres Juristas Themis, 2,2 millones de euros
Un negocio estupendo, que crece y crece, alimentado por el clima artificial creado por los medios al servicio de estos lobbies y partidos políticos, que han encontrado en la ideológia de género una rentable vaca que ordeñar.