El Régimen del 78 y el Secesionismo

El Régimen del 78 se enfrenta a la mayor crisis de su historia, una crisis que no solo amenaza la continuidad del régimen actual sino la misma unidad de España. El régimen del 78 estaba montado en la alternancia de dos grandes partidos nacionales: socialista y derecha liberal que se tenían que apoyar en los diversos partidos separatistas para poder formar gobierno. Estos apoyos de los separatistas en Madrid no eran gratis. No solamente se mercadeaba con los votos de los españoles a cambio de diversos estipendios económicos que favorecían a los territorios gobernados por los diversos secesionistas frente al resto de territorios del Estado, sino también a cambio de convertir estos territorios en cortijos donde el Estado no se inmiscuía y los separatistas imponían su propia ley.
Dejar a la intemperie y sin ningún apoyo a quien aún se consideraban españoles, frente a viento y marea, ha sido la política a seguir por los diversos Gobiernos de uno y otro signo. No hemos visto ni un solo gesto de sentido común en estos más de 40 años y en cambio sí hemos visto como ambos partidos nacionales, PP y PSOE, vendían su primogenitura por un mísero plato de lentejas. No podemos olvidar las esperpénticas declaraciones del expresidente José María Aznar diciendo que hablaba catalán en la intimidad. Vaciando al Estado de toda función, mientras creaban 17 miniestados para mayor gloria y disfrute de la multicolor casta política, autentica beneficiaria del llamado Estado de las Autonomías. Mientras el Estado hacia dejación de funciones y/o miraba hacia otro lado cuando la casta política nacionalistas se dedicaba a perseguir y extirpar con saña cualquier vestigio de españolidad en sus respectiva regiones. El Estado hacia dejación de funciones mientras miraba para otro lado cuando las Autonomías politizaban la administración, las policías autonómicas, la economía, la educación y la vida social. Mirando hacia otro lado mientras se quebraba el principio de igualdad entre los españoles, propiciando la creación de españoles de primera y segunda categoría dependiendo del lugar de nacimiento y de su pensamiento político. En definitiva no nos puede extrañar la situación actual cuando durante más de 40 años el Estado, y los sucesivos gobiernos socialistas y populares, han estado ausente o directamente han mirado hacia otro lado mientras el cáncer separatista se extendía por los territorios españoles. El único sorprendido de esta situación es un señor de barbas que vive en la Moncloa, pero el resto de españoles no podemos mostrarnos consternados cuando era algo que se veía venir.

El aparato del Estado ha sido incapaz de impedir la pantomima del 1-O demostrando su debilidad y dando aún más alas si cabe a los separatistas. Y no solo ha sido capaz de impedir la susodicha astracanada sino que su comportamiento timorato y cobarde nos ha llevado a ver como miembros de los Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado eran expulsados a pedradas de pueblos y ciudades de España, como la ley era saltada con total impunidad por parte de políticos y otros funcionarios públicos, como los Mossos de Escuadra, que se creen intocables y se permiten grabar sus desmanes sabiendo que no asumirán ninguna responsabilidad. En definitiva el Estado ha fracasado dando alas a los independentista. Ya que no nos llevemos a error, esto no se trata de derecho a votar, ni de la represión de los FyCSE se trata de fragmentar a España. Se trata de la independencia. En el resto de partidos nacionales del hemiciclo podemos observar como los intereses partidistas priman sobre cualquier otra cosa y la izquierda a lo único que aspira es a desalojar a la derecha del Gobierno, aunque para ello tenga que cuartear y vender al peso la Soberanía Nacional y por ello hace el juego a la propaganda separatista sin ningún tipo de rubor.
Para luchar contra la subversión se debe pasar a la ofensiva y seguir los principios básicos que el inquilino de la Moncloa parece desconocer. La lucha contra la subversión es una lucha por la población y nunca contra ella. Este principio básico es fundamental ya que cualquier acción de carácter represivo ejercida contra la población en general está orientada al fracaso; la acción represiva, dirigida y aplicada acertadamente, es un medio importante de lucha si se conjuga con otros. Esos otros no se forman de modo espontáneo y exige una planificación y unas técnicas adecuadas de tratamiento en el objetivo de lograr el apoyo de una gran parte de la población. Pero por desgracia la clase política española no valora acabar con el movimiento subversivo sino llegar a un tipo de acuerdo para mantener el status quo actual que tanto les beneficia. Aunque eso signifique poner bajo los caballos a quien ha defendido a España en Cataluña y la unidad y soberanía de España. Pero como decía el poeta Frederich Höderlin “Allí donde está el peligro, crece también lo que nos salva.”

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