La noticia me la mandó al WhatsApp un amigo de los de misa diaria, y no contenía comentarios, aunque yo sí añadí uno en mi respuesta: Creo que Dios nos está poniendo a prueba.
Se trataba de un texto con vídeo donde se ve a un candidato a ser el próximo Papa, el cardenal filipino Luis Antonio Tagle, de la línea continuista de Bergoglio, cantando en directo la canción Imagine de John Lennon, que el propio autor comparó con el Manifiesto Comunista, y lo hizo además durante una entrevista en la revista Playboy. Todo en orden dentro del desorden moral que ha penetrado en la iglesia desde la llegada del ya fallecido Papa Francisco.
Imagine es una canción que podría haber escrito cualquier quinceañero desnortado repetidor de instituto, y que ha calado a nivel mundial como uno de los mensajes habituales y facilones de la izquierda, que suelen llegar al corazón sin pasar por la cabeza.
John, el peor de The Beatles con diferencia, escribe una serie de banalidades impropias de una persona adulta con responsabilidad en la toma de decisiones, pero muy propia de un irresponsable nuevo rico, podrido de dinero y tiempo libre para armar revoluciones desde la cama; esto último casi literal, si nos atenemos a sus míticos posados con su pareja Yoko Ono, en los hoteles Amsterdam Hilton y Fairmont The Queen Elizabeth en Montreal.
John nos invitaba a imaginar un mundo “sin posesiones”, pero él se compró unas cuantas mientras vivió, incluidas algunas casas de lujo. Así que igual se refería a que fueras tú el que no tuvieras nada, que él ya lo tenía todo. Podría ser una foto fija de la actual Agenda 2030 y el mundo woke: No tendrás nada y serás feliz. La mansión que adquirió a medias con Yoko en Palm Springs que, como todo el mundo sabe, es un barrio obrero a las afueras de Los Ángeles, fue vendida por 47 millones de dólares en 2020.
Pero es que la canción también te invita a imaginar un mundo “sin religiones”, aunque para ser honestos, el cardenal omite este pasaje y modifica la letra de la canción durante su performance. Cuesta entender ese afán constante de algunos por agradar al enemigo, a aquel que quiere acabar contigo y con todo lo que representas. En España lo llamaríamos “puritito PP”.
La primera estrofa de esta pieza musical que John escribió después de abandonar The Beatles, habla de que no haya cielo ni infierno, es decir, rechaza de plano la diferencia entre el bien y el mal, y acepta el relativismo moral de todas las ideologías que se convirtieron con el paso de los años en masivos experimentos sociológicos de muerte, ruina y desolación; allí donde afloró lo peor del ser humano.
Es coherente con lo anterior que años después John escribiera Attica State, una pieza homenaje a los criminales muertos durante el motín de la prisión neoyorkina de Attica, entre los que había violadores, pederastas y asesinos en serie; una prisión de máxima seguridad para internos especialmente violentos, y un motín que se sofocó de manera salvaje por parte de las autoridades del Estado de Nueva York.
John y Yoko fueron a presentar la canción al mítico programa de Dave Frost, que tenía en aquel momento audiencias de millones de espectadores y, al terminar su actuación en directo, fueron increpados por personas del público por romantizar a los criminales, comenzando una discusión en vivo en la que uno de los espontáneos invitó a Lennon a caminar a las dos de la mañana por las calles de Nueva York para conocer a personas parecidas a los presos. John contestó con un “lo haré”.
El para entonces ya ex-Beatle, murió asesinado unos años después mientras caminaba de noche por Nueva York, y el perpetrador de su muerte fue encarcelado en la prisión de máxima seguridad de Attica; cosas del destino. No sabemos si John habría pedido también mejores condiciones en la cárcel para su asesino.
La iglesia no fue diseñada para atender modas sino para defender lo eterno, lo sagrado. La iglesia no puede confundir el diálogo intercultural con el rechazo a la evangelización, tal como nos indicó el también papable, Cardenal Robert Sarah; porque Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida. Aceptar al diferente no tiene nada que ver con permitir que se imponga, sobre todo porque lo que corre más peligro detrás de esa imposición es precisamente la Iglesia de Jesús. En el propio catecismo está la obligación de integrarse del que llega, no de crear un estado paralelo, igual de fallido que aquel del que huyó. Integrar es incrustar una parte en un todo, y aquí el todo ya está formado, ya existe, así que, si quieres formar parte de él, tienes que aceptarlo primero.
Un Papa que canta Imagine es el símbolo de una iglesia muerta.