Aparentemente la economía circular (EC) persigue un desarrollo sostenible, que haga compatible el crecimiento económico con la utilización adecuada de los recursos naturales existentes, sin embargo la economía circular tiene límites difusos, bases teóricas poco claras y su implementación enfrenta obstáculos estructurales.

El  PROYECTO DE LEY DE ECONOMÍA CIRCULAR DE ANDALUCÍA tiene su base ideológica en una Comunicación de la Comisión Europea al Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité Económico y Social Europeo, y al Comité de las Regiones, de diciembre de 2015, titulada “Cerrar el círculo: un Plan de Acción de la UE para la Economía Circular (COM/2015/614 nal). Dicho documento está basado en planteamientos ya esbozados por la Organización de las Naciones Unidas cuyas conclusiones, entiende esta parte, están basadas en una noción teórica, práctica e ideológicamente cuestionable.

Estos planteamientos de la Organización de las Naciones Unidas entienden la EC “como un sistema regenerativo en el que la entrada y el desperdicio de recursos, las emisiones y las fugas de energía se minimizan al ralentizar, cerrar y estrechar los ciclos de materiales y energía gracias al diseño, mantenimiento, reparación, reutilización, refabricación, restauración y reciclaje duraderos”, impulsando un cambio de consumidor a usuario y permitiendo un desacoplamiento del uso de recursos y el impacto ambiental del crecimiento económico. En consecuencia y según sus consideraciones, los modelos comerciales circulares deben reducir los costos, aumentar los ingresos y gestionar los riesgos, así como brindar posibilidades para que el sector financiero contribuya a una transición hacia la sostenibilidad.

En el presente argumentario vamos a revisar y discutir los aspectos prácticos de la economía circular relacionados con su definición, implementación y efectos. A continuación, se discutirán los fundamentos ideológicos del concepto.

Definición.

No existe una definición única comúnmente aceptada del término “economía circular”, pero diferentes definiciones comparten el concepto básico de desvincular la extracción y el uso de recursos naturales de la producción económica, teniendo como resultado principal una mayor eficiencia de los recursos. La economía circular se caracteriza por su fragmentación conceptual. Se han inventariado más de cien definiciones de circularidad, con la consecuencia de que el término significa diferentes cosas para diferentes personas. Esto podría deberse a que el concepto y su aplicación han sido desarrollados e impulsados ​​casi exclusivamente por formuladores de políticas, empresas, consultores empresariales, asociaciones empresariales, fundaciones empresariales y no por ingenieros o científicos medioambientales.

De hecho, es más fácil decir lo que no es la economía circular que decir lo que es. La economía circular no es una teoría, sino un enfoque emergente de la producción y el consumo industriales. Es más bien una multiplicidad, un concepto general que crea emoción y entusiasmo, ya que aparentemente proporciona un nuevo marco capaz de resolver muchos problemas, pero se somete a un mayor escrutinio cuando los intentos de operacionalización sacan a la superficie cuestiones no resueltas con respecto a su definición.

Ignorancia de conocimiento establecido

La economía circular ignora gran parte del conocimiento establecido. En particular, descuida la enseñanza termodinámica de que uno no puede crear ni destruir la materia; cualquier recurso que se consuma debe terminar en el sistema ambiental en alguna parte, no se puede destruir sino solo convertir o disipar. Un futuro de economía circular donde los desechos ya no existan, donde los ciclos de materiales estén cerrados y donde los productos se reciclen indefinidamente es, por lo tanto, en cualquier sentido práctico, imposible.

Cada bucle alrededor del círculo crea disipación y entropía, atribuidas a pérdidas en cantidad (pérdidas materiales físicas, subproductos) y calidad (mezcla, degradación). Se deben inyectar nuevos materiales y energía en cualquier bucle de material circular para superar estas pérdidas por disipación. Incluso los sistemas cíclicos consumen recursos y crean desechos y emisiones, y la energía requerida para operar una economía circular exige un cambio hacia la energía renovable, siendo esta insuficiente para todo el proceso industrial.

Las limitaciones en las propiedades de los materiales y las tecnologías de fabricación y reprocesamiento constituyen otro obstáculo para cerrar los ciclos de materiales que parece ignorarse. La disipación en el medio ambiente, la contaminación y el desgaste de los materiales establecen límites a la circularidad de la economía.

La complejidad de los residuos es algo que la EC no llega a reconocer y abordar completamente. Los descartes son una realidad cambiante con nuevos flujos de residuos que aparecen todo el tiempo.

La percepción de los desechos tiene un fuerte impacto en la gestión y eliminación de los propios desechos. Los mercados de reciclaje son impredecibles y muestran altos grados de volatilidad. Los desechos tóxicos no se pueden recircular. Una parte sustancial de los desechos son procesados ​​por un sector bastante informal. Los desechos energéticos dominan tanto el ámbito económico como el biológico, pero no están incluidos en las prácticas de reciclaje. La economía circular también subestima las dificultades prácticas de conectar los flujos de residuos a la producción y de sustituir bienes primarios por bienes secundarios. Considerar los desechos como un recurso puede incluso, paradójicamente, aumentar la demanda de desechos en lugar de reducir los volúmenes de desechos.

Los modelos comerciales circulares adoptan una comprensión simplificada del consumo reducido a la compra y el reciclaje, y a considerar a los ciudadanos como consumidores, y a los consumidores como usuarios, donde los ciudadanos reciben el papel de aceptar (o no) las prácticas que han sido formuladas en su nombre por diseñadores de políticas.

Las estrategias circulares también ignoran las cantidades sustanciales de material consumido y artefactos que se almacenan en hogares, empresas e infraestructuras. La investigación y las prácticas de la economía circular se centran en los flujos fabricados en lugar de en las existencias. Produciéndose un efecto de rebote potencial, donde las mejoras de eficiencia a nivel de productos individuales se ven contrarrestadas por un crecimiento en el consumo y uso de materiales. Tales eventuales efectos de sustitución podrían ser particularmente prominentes en las economías en desarrollo. Además, la circularidad puede dar lugar a retener sustancias peligrosas en el mercado que realmente deberían eliminarse gradualmente y, por lo tanto, aumentar la dispersión de elementos peligrosos.

Implementación.

Las dificultades de implementación tienen lugar en tres niveles: político, organizacional y consumidores individuales.

A nivel político. Los esfuerzos legislativos en la implementación de la economía circular se caracterizan por la ausencia de participación de las partes interesadas y una visión y gobernanza fragmentadas que impiden una implementación sistemática.

A nivel organizacional. Mientras que los modelos de negocio lineales se validan tan pronto como se ha vendido una cierta cantidad de productos o servicios, un modelo de negocio circular no se valida hasta que se han vendido productos recirculados. Existen numerosas barreras para el desarrollo de modelos comerciales circulares, incluidas “barreras técnicas como una tecnología inapropiada o la falta de soporte técnico y capacitación; barreras económicas tales como requisitos de capital, altos costos iniciales o rendimiento y ganancias inciertos; barreras institucionales y regulatorias tales como la falta de un sistema legal propicio, o un marco institucional deficiente; y barreras sociales y culturales como la rigidez del comportamiento del consumidor y las rutinas comerciales”.

Las empresas también carecen de capacidades para implementar la innovación del modelo de negocio de economía circular y, como resultado, “hasta la fecha, la mayoría de las empresas no logran traducir el concepto de EC en sus operaciones comerciales”. Faltan medios para medir la circularidad real de un modelo de negocio.

Algunos modelos de negocios circulares solo pueden funcionar bajo condiciones muy específicas, por ejemplo, la proximidad espacial entre entidades.

Los modelos de negocios circulares, terminan por no ser tan radicales como uno podría imaginar; en particular, no abordan las raíces de los problemas de recursos persistentes que se supone que deben resolver.

Considerando las “limitaciones de suministro y volatilidad de precios”, calidad inferior, contaminación, sustancias heredadas, y otras incertidumbres inherentes en los recursos secundarios, es difícil ver por qué alguien a nivel de empresa “estaría interesado en utilizar los residuos como un recurso en una economía circular en lugar de las cadenas de valor que funcionan bien” con recursos primarios”.

A nivel de consumidores individuales. La falta de interés del consumidor es un problema común para las ofertas ecológicas. Sin embargo, a diferencia de, por ejemplo, cambiar los combustibles de petróleo fósil a biocombustibles, la economía circular requiere una reformulación radical del rol del consumidor, de consumidor a usuario. Por lo tanto, reemplazar la propiedad tradicional con servicios desmaterializados puede no ser atractivo para los consumidores ni siempre ser factible, y como con tantos productos básicos de información, es posible que los consumidores no estén dispuestos a dedicar tiempo a leer, desplazarse y compartir. La premisa de la economía circular de que los actuales sistemas complejos y sobredeterminados pueden ser rediseñados y reconstruidos en masa son un error.

La economía circular supone el surgimiento de una nueva cultura de consumo, pero nuevamente sin un vínculo claro con la investigación científica. Reparar tostadoras y prendas de vestir alguna vez puede cambiar las relaciones materiales cotidianas del uso, la eliminación, el cuidado y la administración de los productos, pero se sigue subestimando quién gana más con la circularización.

Efectos en la sostenibilidad ambiental y social

La economía circular se presenta como la solución práctica al desafío de la sostenibilidad, pero subestima el desafío, gira en torno a una fracción relativamente pequeña de materiales en el rendimiento global. Los impactos ambientales a corto y largo plazo siguen siendo desconocidos al diseñar proyectos de reutilización, refabricación y reciclaje, no está claro en qué nivel los productos circulares pueden realmente sustituir a los productos lineales convencionales, y si los modelos comerciales circulares pueden generar valor sostenible debe evaluarse caso por caso a través de un enfoque sistemático que tenga en cuenta a todas las partes interesadas. Esto es problemático porque el beneficio ambiental de la economía circular se basa en gran medida en esta premisa. Además, en el mercado global actual, pocos productos se fabrican, compran, desechan y reciclan en la misma ubicación geográfica, lo que genera grandes transferencias de recursos en todo el mundo. Por lo tanto, la reutilización de residuos en nuevas actividades requeriría una desafiante reorganización global del consumo y la producción.

En consecuencia, algunos consideran que la única diferencia entre una economía lineal y circular es que el impacto ambiental negativo tardará más en ocurrir en una economía circular. Una economía circular podría incluso exacerbar en lugar de aliviar los efectos del cambio climático debido a su incapacidad para desplazar la producción primaria. Por lo tanto, es importante disipar el mito de que los sistemas circulares son necesariamente más sostenibles ambientalmente que los sistemas lineales.

Una economía circular puede traer consigo prosperidad y una huella socialmente positiva, pero también puede empeorar la vida de muchos: “…incluso ocultando o atenuando que habrá ganadores y perdedores… la economía circular no es un sistema neutral, se materializará a través de un marco sociopolítico más amplio, y no hay garantía de que los resultados finales sean positivos para las sociedades”

Discusión de los fundamentos ideológicos de la EC

Cuando se examina, la realidad de este modelo idealizado de economía circular revela que estas visiones de la economía circular son solo eso, conocimientos limitados sobre cómo las industrias deben reordenar sus actividades para realizar el ideal.

La economía circular tiene un atractivo para los políticos porque promete un resultado en el que todos ganan. Sin embargo la realidad es que se queda en un lenguaje revolucionario sin producir una transformación radical del sistema consumista.

Al abordar las ambiciones políticas asociadas con la economía circular, las críticas enfatizan los inconvenientes de las políticas que se basan en los mercados y las corporaciones como fuerzas impulsoras, con las autoridades públicas como constructoras de la escena. La narrativa de la economía circular está unida a la confianza de la economía neoclásica y convencional ignorando las preocupaciones planteadas por ecólogos industriales y ambientalistas, los cuales denuncian que un enfoque selectivo en el reciclaje no será suficiente para resolver los desafíos de producción y consumo a gran escala.

Al tratar de mantener una economía basada en el crecimiento infinito, siguiendo el modelo del consumismo y capitalismo liberal, es poco realista pensar que el consumidor individual podrá realizar un cambio a gran escala.

Se considera que la economía circular fomenta un reinicio del capitalismo que no requiere un cambio radical en las instituciones, las infraestructuras y los mercados.

A nivel corporativo, la economía circular brinda a los emprendedores la oportunidad de aumentar el control sobre los recursos pero no apea al usuario de los modelos de superconsumo o crecimiento infinito. Por ejemplo, la narrativa de la economía circular es una forma en la que Apple disimula las prácticas que han llevado a generar grandes cantidades de basura digital, abriendo la oportunidad de recuperar el control del valor en la fase posterior al consumo y, al mismo tiempo, impulsa aún más el consumo de sus productos.

Debido al aumento de las preocupaciones de los consumidores con respecto a la crisis de los desechos y el cambio climático, la acción preventiva de Apple Inc. los absuelve de cierta responsabilidad por prácticas extractivas pasadas.

La circularización hace posible mover las actividades de reutilización o reparación, que tradicionalmente se han llevado a cabo en el sector cívico, los hogares o entre pares, dentro de la economía. Los productos de segunda mano se reorientan hacia las clases medias.

Finalmente, la industria del reciclaje ve en la economía circular una oportunidad de negocio para cambiar su imagen de residuos sucios a recursos limpios.

Debido a las interrelaciones de los sistemas mundiales de producción y consumo, así como a la naturaleza integral del concepto, existe la necesidad de que la sociedad civil y los consumidores, el sector privado y el marco de políticas dentro del cual opera, alineen sus objetivos. Sin esta sincronía, puede existir el peligro de que la economía circular solo se implemente parcialmente o, peor aún, de formas que no mitiguen los impactos ambientales y sociales debido al cambio de carga de la prueba.

Sin esta transición, la nueva economía simplemente mantendrá el statu quo actual.

Al mantener una agenda centrada en la recuperación circular de recursos y desechos, la economía circular conserva su estado de proyecto de crecimiento económico sin minimizar la demanda de consumo continuo. Existe una evidencia empírica limitada de cara a reducir las presiones ambientales. Debido a que los materiales se reciclarán, el consumo se trata como una actividad sostenible y, por lo tanto, deja de ser problemático. El resultado es la activación de un efecto rebote a medida que aumenta la comercialización de productos secundarios, ampliándose los círculos de consumo a medida que se expande la demanda de materiales y desechos reciclados entre ciudades, estados y países. Todas las ganancias potenciales del reciclaje se consumen por el aumento del consumo.

Algunas conclusiones generales

La EC es elogiada solo por los responsables políticos, y muchas empresas han sido fundamentales en su reconocimiento como modelo de políticas con respecto a los materiales y la sostenibilidad.

A pesar de su fuerte atractivo imaginario, los alegatos a favor de la economía circular tienden a ignorar los principios básicos de la biofísica, por ejemplo, las tensiones entre los límites biofísicos, el progreso y el crecimiento. Por lo tanto, el uso de la economía circular como palabra de moda para el desarrollo sostenible se considera problemática.

La economía circular responde a un discurso autotranquilizador para los responsables políticos sobre futuros hechos ambientales.

Si bien utiliza un lenguaje revolucionario, el futuro circular no está trazado. En la sombra quedan preguntas sin respuesta sobre cómo alterar las instituciones sociales ortodoxas apegadas a la modernidad y las conexiones y dependencias que estas crean. Igualmente, faltan preocupaciones de sostenibilidad más amplias.

Si el deseo es una economía equitativa y verdaderamente sostenible que sea circular, las críticas enfatizan que un cambio radical es esencial para enfrentar los regímenes de gobernanza neoliberales convencionales. Existe un peligro para los mitos que rodean a la economía circular porque si se normalizan desde el punto de vista legal se reducirá el espacio para la reflexión crítica. Como ejemplo incluiríamos el “riesgo de una mayor polarización entre la ciudad y el campo, y que como resultado, el campo quede fuera con un acceso más deficiente a los servicios de bienestar”.

En pocas palabras, la economía circular se erige como un discurso que se centra en la economía, excluye las dimensiones sociales y simplifica sus consecuencias ambientales.

Existe la necesidad de una agenda de investigación renovada, ampliada y transdisciplinaria sobre la economía circular para apoyar el proceso de formulación de políticas. Cada área de las críticas anteriores apunta a un problema que necesita investigación, determinación política especifica y atención gerencial. Hasta que eso no se produzca creemos que es necesario la retirada de la presente Ley.

Un camino hacia la circularidad sería una economía circular que sea modesta, no la panacea sino una solución real a problemas reales; concreto, en el sentido de tener claro qué tipo de circularidad establece y los conflictos de objetivos que conlleva; inclusivo, en el sentido de que tiene en cuenta la energía, las personas y los residuos a escala global; y transparente, en el sentido de ser responsable de sus logros y deficiencias, sobre todo cuando se trata de cambios económicos, sociales y ambientales. De lo contrario, la economía circular corre el riesgo de convertirse en una utopía hipotético-normativa egoísta y confiscatoria que descarrile los esfuerzos reales y bien intencionados para reorganizar la producción, el consumo y la economía.

¿Qué implicaciones tiene para las empresas la EC?

 Son muchos los campos que aborda la nueva regulación, afectando de manera desigual a los sectores identificados. A continuación, se destacan los sectores identificados

• Construcción
• Sector agroalimentario, pesca y forestal
• Sector Industrial
• Bienes de Consumo
• Textil y Confección
• Turismo

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