La revolución de 1848 (V)

La revolución de 1848 (V). Daniel López Rodríguez

Retorno a Renania: la Nueva Gaceta Renana

Marx llegó a Colonia a mediados de abril junto a sus allegados Engels, Karl Schapper, Wilhelm Wolff y otros cabecillas de la Liga de los Comunistas, fundando inmediatamente -gracias a buena parte de la herencia que recibió de su madre- la Nueva Gaceta Renana, cuyo primer número se publicó el 31 de mayo de 1848 y el último el 19 de mayo de 1849, teniendo en sus filas -aparte de Marx y Engels- a gente como Ferdinand Wolff, Wilhelm Wolff, Ernst Dronke y Georg Weerth.

El periódico se autodenominaba como «órgano de la democracia», pero lo hacía desde la suspicacia a la democracia liberal (burguesa) y no abrazaba el ideal de la república tricolor y preludiaba que una vez impuesta ésta se situara enfrente de ella alzando la bandera de la revolución proletaria (y en esto se inspiraron los leninistas para llevar a cabo lo que hicieron desde los días de la Revolución de Febrero a los días que conmovieron al mundo de la Revolución de octubre de 1917).

La Nueva Gaceta Renana fue el centro de acción de Marx durante la revolución de 1848 y 1849, hasta el punto de que el periódico era conocido como el «Partido de la Nueva Gaceta Renana». En otoño de 1848 Marx ya era un revolucionario de notable influencia con un periódico de amplia tirada a nivel local y provincial, y a medida que el periódico ampliaba su zona de influencia Marx aspiraba a ser una personalidad política a nivel nacional, pero a ese nivel de momento sólo era un líder revolucionario de segunda fila.

Marx ocupaba el puesto de editor jefe de la Nueva Gaceta Renana y gozaba de una autonomía editorial y de un salario anual de 1.500 táleros, la mayor paga que recibió jamás, aunque desconocemos si los pagos eran puntuales, dadas las dificultades económicas que atravesaba el periódico.

Éste apostaba por la proclamación de una república revolucionaria inspirada en la francesa de 1792-1794, es decir, por una revolución burguesa frente a la sociedad estamentaria del Antiguo Régimen afincado en los Estados alemanes. Marx quería reproducir el terror jacobino de la década de 1790 en la mitad del siglo XIX alemán, pidiendo la «república alemana, una e indivisible», la cual surgiría tanto de «conflictos internos como de una guerra con Oriente» (Jonathan Sperber, Karl Marx. Una vida decimonónica, Traducción de Laura Sales Gutiérrez, Galaxia Gutenberg, Barcelona 2013, pág. 224).

Es decir, contra el Zar de todas las Rusias; porque para Marx la lucha contra el Zar era el fundamento de la estrategia revolucionaria internacional. Ya Hegel le había negado a Rusia cualquier contribución a la civilización europea y por ello no tenía derecho a la independencia política sin la tutela de los «pueblos superiores». En Rusia no soplaba el Espíritu, dicho en sus términos. Hegel, como Marx, era preso de los tópicos negrolegendarios contra Rusia antes de la unificación alemana, y en todos los fracasos de los Estados alemanes se veía a Rusia como la responsable. Aunque para Marx el problema no era Rusia sino el Zar. No se trataba de un -parafraseando a Erasmo- Non placet Rusia. De hecho al final de su vida el filósofo de Tréveris redefinió su visión de Rusia pero seguía pensando contra el Zar: el mayor de los contrarrevolucionarios.

Tras la muerte de Marx, Engels recordaba que la creación de una república alemana unida que se enfrentase a la reacción zarista era su objetivo principal en sus décadas de periodista. Ahora bien, dicha revolución burguesa (republicana) sólo era el paso previo para la ulterior y definitiva revolución de los trabajadores, la revolución comunista.

En Alemania (como en Italia) el proletariado consciente luchó en pos del movimiento nacional de independencia, aunque no como su meta final sino como una estación de tránsito hacia ella, y por ello entregó a los movimientos nacionales sus más valiosos luchadores, y el órgano más representativo de esta lucha era la Nueva Gaceta Renana que dirigían los autores del Manifiesto comunista, y este órgano venía a ser la vanguardia del proletariado. Durante las campañas nacionales, o en pos de la unidad nacional, el internacionalismo predicado en el Manifiesto comunista pasó a un segundo plano, más aún cuando la burguesía alemana (así como la italiana) se rindió a la reacción.

También, al llegar a Colonia Marx y Engels se afiliaron al Partido democrático, por ser el único con el que podían acercarse a la clase obrera, y se colocaron inmediatamente en el ala más avanzada del partido. En Colonia había tres grandes organizaciones democráticas: la Sociedad Democrática dirigida por Marx y el abogado Schneider, la Asociación Obrera que lideraba Joseph Moll y Karl Schapper, y la Liga de Obreros y Patronos que encabezaba Hermann Becker. Las tres organizaciones eligieron un Comité Central que a mediados de agosto de 1848 pudo convocar un congreso en el que se reunieron todas las agrupaciones renanas y westfalianas de tendencia democrática.

Al congreso asistieron 40 diputados que representaban a 17 agrupaciones y el Comité Central quedó confirmado como representante de Renania y Westfalia, y el alma de esta organización, como la de la Nueva Gaceta Renana, era Karl Marx, que llevó el cargo de modo sereno e intrépido.

En Colonia reinaba la tensión entre las milicias de los demócratas y una guarnición que recibía órdenes del gobierno berlinés. El nuevo periódico, como cabía de esperar, se solidarizó completamente con las milicias democráticas renanas y con los insurrectos parisinos. La Nueva Gaceta Renana llegó a un público cada vez más amplio gracias a la falta de censura en Renania y empezó a difundirse por otras provincias alemanas, siendo además de un periódico bien informado el único medio de comunicación con un clara y decida línea y definición política.

La propuesta de Marx para los Estados feudales o semifeudales alemanes consistía en una alianza entre el proletariado y la burguesía radical contra los gobiernos de los terratenientes. Así, en la Nueva Gaceta Renana Marx renunció temporalmente al anticapitalismo, renunciando también a la lucha de clases para solidarizarse polémicamente con la burguesía frente al régimen prusiano de Federico Guillermo IV.

Es decir, la Nueva Gaceta Renana era el órgano de la revolución democrática contra la Prusia reaccionaria, con la vista puesta en la lucha final, una vez vencido el enemigo común, entre proletarios contra burgueses. Luego atacar al régimen prusiano ponía entre paréntesis los antagonismos de clase, y por tanto fomentar en aquel momento el enfrentamiento entre proletarios y burgueses suponía ser insolidarios con otros demócratas de Colonia y la Renania. Pero en la última crisis revolucionaria en mayo de 1849 Marx abandonó esta estrategia y su ánimo insurreccional ciertamente se rebajó.

De hecho, las actas de sesión que se publicaron en el N.º 273 de la 2.ª edición de la Nueva Gaceta Renana con fecha del 15 de abril de 1849 decían lo siguiente: «Los ciudadanos Marx, Shapper, Annecke y Wolff declaran al unísono: Consideramos que la actual organización de las Asociaciones Democráticas alberga demasiado elementos heterogéneos para posibilitar una actividad útil a sus fines. Opinamos, por el contrario, que es preferible una estrecha colaboración entre las Asociaciones Obreras, dado que las mismas están integradas por elementos similares. Por consiguiente, en el día de la fecha abandonamos formalmente el Comité Regional Renano de las Asociaciones Democráticas» (citado por Hans Magunus Enzensberger, Conversaciones con Marx y Engels, Traducción de Michael Faber-Kaiser, Anagrama, Barcelona 1999, pág. 106).

Al mismo tiempo la Asociación Obrera de Colonia se separaba de la Agrupación de Ligas Democráticas Renanas y anunciaba la celebración de un congreso para el 6 de mayo en que se pediría la unidad de todas las sociedades obrera que comulgasen con los principios de la democracia social, y a su vez se convocaría un congreso de todas las sociedades obreras de Alemania para el mes de junio en Leipzig por la confraternidad obrera aquella ciudad que dirigía Born.

En el mes de junio de 1848, tras disolver Federico Guillermo IV el Parlamento, el periódico de Marx atacó severamente al rey prusiano, y por ello el periódico fue suspendido el 27 de septiembre. Aunque Marx se las ingenió para que el periódico reapareciese y así se hizo el 12 de octubre, momento en que la causa de la revolución parisina ya estaba perdida.

El golpe contra el periódico supuso además una difícil situación económica para su subsistencia ya que sus accionistas fueron desertando uno a uno, por lo cual Marx tuvo que quedárselo como propiedad personal suya, es decir, invirtiendo su herencia en el mismo y, según las cartas de su mujer y de declaraciones de sus amigos, disponía de 7.000 táleros durante los años de la revolución para la agitación y propaganda del periódico. Asimismo, muchos de sus colaboradores abandonaron Colonia: Dronke y Engels se refugiaron en Bélgica y Wilhelm Wolff lo haría en el Palatinado; aunque unos y otros volverían poco a poco a Colonia.

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