Las “mates para progres” que no te cuenta Sánchez

Las “mates para progres” que no te cuenta Sánchez. Raul Morales del Piñal de Castilla

Como decía nuestro apreciado Iván Espinosa de los Monteros en sus innumerables lecciones de “mates para progres”, los números no se equivocan y además son irrefutables.

Es realmente sencillo analizar la economía desde que el Sr. Sánchez llegó al gobierno de la nación, gracias a los datos oficiales que muy a su pesar nos presentan las instituciones españolas, aquellas que aún no han sido asaltadas por este.

El gran gurú se hizo con la bancada azul en junio de 2018 con la inestimable ayuda y traición a Rajoy del PNV, y la connivencia que llevo a su desaparición a Cs, pero eso es harina de otro costal.

Lo que es incontestable, es que en esas fechas la deuda pública de España se situaba en los 1.165.971,941 millones de euros, o para que se entienda mejor hablemos en billones, 1,165 billones de euros, con B de “barbaridad de dinero”. Por aclarar, la deuda pública es lo que el gobierno le pide prestado a terceros (españoles y mercados internacionales), después de recaudar y gastarse todos los impuestos, para financiar las actividades del sector público. Ya que a nuestros gobiernos no les basta con esquilmarnos a impuestos. La voracidad de gasto es tan desmedida que necesita pedir prestado para poder seguir gastando en políticas de “igual-da”, con lo importante que es tener un informe de impacto de género para construir una plaza con sus bancos, o derribar todas las presas que encuentre, así a primera vista, en medio de una pertinaz sequía.

Mientras, el PIB, que representa el valor económico de todos los bienes y servicios que produce el país, se situaba en los 1,203 billones de euros a su llegada al poder. Esto lo que nos viene a decir es, que la relación entre el dinero que produce nuestra economía y en el que han necesitado endeudarnos los diferentes gobiernos a todos los españoles, además de gastarse los mencionados impuestos, era del 97,5%. Más clarito, entre todos los gobiernos precedentes desde la llegada de la democracia, a la muerte de Franco la deuda era del 7%, habían necesitado pedir prestado y aún debíamos, una cantidad equivalente al 97,5% de lo que producía el país entero en 2018.

Si analizamos los datos del Banco de España publicados hoy en día, fuente oficial y única de la que bebe este artículo, la deuda pública ha crecido hasta los 1,563 Billones de euros en estos cinco años, mientras el PIB tan solo ha alcanzado los 1,331 billones (dato cerrado del 4º trimestre de 2022). Por ser justos, debemos tomar como referencia la misma fecha de diciembre del 2022 en que la deuda ascendía a 1,502 billones de euros. Lo que nos viene a indicar que mientras la producción económica del país (PIB) ha aumentado en 0,128 Billones de euros, la deuda pública lo ha hecho en 0,337 Billones de euros en el mismo periodo. Esto nos muestra con meridiana claridad, los números son los números, que mientras el PIB ha crecido el 10,6%, la deuda lo ha hecho en casi un 29% durante el periodo Sanchista.

Los economistas suelen utilizar una relación entre la deuda y el PIB, que muestra un porcentaje muy intuitivo para indicar el nivel de endeudamiento de un país. El del nuestro, a 31 de diciembre del 2022 era del 111,6%. ¡Qué suerte! de los países más endeudados del mundo. Frente al 98,6% que se encontró Sánchez cuando accedió al trono. Perdón, al trono aún no ha conseguido llegar, a la presidencia del gobierno quería decir. Esto significa que la deuda per cápita, lo que cada uno de los españoles debemos gracias al estado y sin pasar por el notario, son 31.267 euros, incluidos los niños de pecho. Aplicando las “mates para progres” de nuestro amigo Iván, en los últimos 10 años hemos incrementado en casi un 57,5% la deuda de cada español, que en 2012 era tan solo de 19.856 euros.

¿Y los sueldos que nos arrasan a impuestos para pagar los intereses de la deuda, cuanto han subido? Mejor no pregunte, otro día hablamos de la inflación, del 80% de carga impositiva real que soportamos, o el incremento del gasto y los funcionarios públicos, que no va a poder conciliar el sueño usted esta noche.

Por muy largo que se nos esté haciendo, solo han pasado 5 años de gobierno Sánchez, después de los cuales nos encontramos en una situación, que, si bien no era la mejor cuando llegó, no era tan catastrófica como la que tenemos actualmente.

Lo que queda meridianamente claro es, que este no es el camino. No se puede seguir gastando a manos llenas el dinero que no se tiene. Menos aún en políticas sin sentido que solo aportan al ciudadano deuda y más deuda. Como haría cualquier buen padre de familia, como hacemos todos en nuestras casas cada mes. Tanto ingreso, tanto gasto y si puedo ahorro un poco para tener un colchón de seguridad o ir adelantando pagos de deudas comprometidas.

Reducir el gasto, sobre todo el ideológico, no es una solución descabellada, es simple sentido común. La reducción del gasto público es tan necesaria como imperiosa. La Ley de Presupuestos del Estado que redacta cada año el gobierno de turno, debe ceñirse únicamente a aquellos servicios e inversiones públicas que favorezcan el crecimiento del país y el mantenimiento de unos servicios públicos apropiados. Olvidemos de una vez las políticas Woke que tanto gustan al gran gurú y apliquemos la lógica. No es tan complicado. Solo así conseguiremos romper la tendencia alcista del endeudamiento y volveremos a situar a nuestra economía en los escenarios de los que nunca debió alejarse.

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