No es censura si lo dice el jefe

No es censura si lo dice el jefe

Ya sabíamos de la voluntad del gobierno español de controlar la información. Las «agencias verificadoras» de sus amigos parecen no dar abasto o, directamente, estar desprestigiadas y rotas. Así que no les quedaba más remedio que intentar diseñar una ley para controlar la información directamente. Ellos lo llamarán luchar contra los bulos y buscar la veracidad. Y afortunadamente vivimos en una supuesta democracia, porque la misma medida en cualquier otro sistema en que no hubiera un concurso de popularidad cada cuatro años, sería censura. O es más, aunque lo hubiera, sería censura si la propuesta de controlar la información con verdades oficiales no fuese acorde a la línea editorial progre. Vaya, si lo hace Pedro en España, está bien. Si lo hiciera Orban en Hungría, le embargan el país.

Pero ahora se suma a ello la Unión Europea. Las elecciones en Rumanía han dejado al descubierto que los resultados de unas elecciones pueden ser discutidos e impugnados si los cimientos del cortijo se tambalean. Y como es difícil ir casa por casa sancionando a quien no haya votado lo que quiere Von der Leyen o sus jefes, se va contra los medios de comunicación que no controlan. Aunque lo de sancionar el voto del elector nunca es descartable. Ya habrán identificaciones digitales y elecciones online para poder castigarnos. Pero de momento se conforman con ir contra Tiktok. Curioso que no hayan ido a por ninguna otra plataforma. Aunque sospecho que con el sesgo de Instagram y Facebook, les da igual. Pero intentan guardar las apariencias. Y buscan las cosquillas a Tiktok por no controlar las publicaciones. Aunque no sé qué clase de publicaciones habría que controlar. Siempre tienen el fantasma de la injerencia rusa, pero jamás hay pruebas. Solamente acusaciones de niño frustrado porque las cosas no salen como quiere. Pero yo si que tengo algo que decir sobre otras plataformas.

Voy a dar unos ejemplos de publicaciones que he visto personalmente en RRSS y ninguna institución a tomado cartas en el asunto, ni la propia plataforma:

– En Instagram, parte de Meta en la actualidad. Anuncios de esteroides. Y cuando digo esteroides, sé a lo que me refiero. Con el auge del fitness parece que hay demanda. Pero aunque haya demanda, las hormonas están controladas y deben estar bajo prescripción médica. Que haya mercado negro es un tema aparte. Pero permitir anuncios de éstas sustancias es bastante más grave que permitir una simple publicación. Porque en la publicidad, hay una relación comercial entre quienes proporcionan dichas sustancias y la plataforma en que aparece. Así que Instagram o Meta, al ser su matriz, han obtenido dinero de la comercialización de sustancias ilegales. Y lo digo porque lo he visto. Es curioso que jamás dicha publicidad sería admitida en medios de letra impresa porque las implicaciones legales serían más que severas, pero hay plataformas que parecen tener salvoconducto y nadie se preocupa por ello.

– Otro caso es el corriente empleo de Facebook, usualmente en forma de grupos y páginas, con mensajes terroristas y de odio étnico más que severo contra los europeos y los cristianos. No recuerdo ningún grupo que publique libremente proclamas contra confesiones meridionales con aversión a la carne porcina. Cualquier referencia a los amigos de los cigarros es borrada con una celeridad digna de neurótico obsesivo.

– Cuando X era Twitter, denuncié a una gran red de bots afines a ERC. No era difícil ver que eran bots porque sus fotos estaban hechas con alguna forma mediocre de generación de imágenes y porque tenían patrones de nombre, apellido y se seguían unas a otras, además de ir en bloque en acciones. Jamás se me hizo caso. Tampoco cuando un sujeto con más borraja que seso, me amenazó de muerte. Minucias, parecen. Luego tenemos que creer que nuestro colega con una cuenta anónima y que está harto de que le roben los niños de los cigarros, es un bot ruso.

Nada de esto, jamás, ha preocupado a la UE. Bueno, las amenazas o comentarios ofensivos si. Pero unidireccionalmente. Cuando X era Twitter y el sesgo era progre, mucho odio quedaba sin castigo, pero quizás una señora en Inglaterra era arrestada obteniendo datos de su IP por un comentario del tipo «no quiero inmigrantes». Aunque se me dirá que no era en la UE. Pero sigue sirviendo de ejemplo.

El control de las redes y la saña contra el ciudadano siempre sigue una lógica. Cualquier pronunciamiento que ponga en cuestión el discurso dominante se debe castigar. Y en Rumanía ha ido por muy poco. Así que ahora hay que atacar y atar en corto cualquier atisbo de libertad de expresión. Y no soy fan de Tiktok. Pero viendo quiénes atacan y sus motivaciones reales, me parece una buena plataforma.

Más cuestionable me parecen quienes quieren controlar lo que vemos, publicamos y, por ende, lo que pensamos. Porque es la misma gente que luego pone el grito en el cielo porque hay prostitución y se llenan la boca de «es una forma de esclavitud moderna». Lo cual es falso. Primero, porque la prostitución no es moderna. Y aunque, muchas formas de prostitución son esclavistas, hay quien lo hace voluntariamente. Pero tenemos a gente en el poder que habla con absolutos huecos. Especialmente porque consideran Tiktok como un peligro público y se oponen a cualquier forma de prostitución, pero no dicen ni pío sobre jovencitas y no tan jovencitas que venden pornografía y toda suerte de material sexual a través de una plataforma ampliamente conocida. Parece que si alguien se graba teniendo sexo con 100 hombres para ganar dinero en forma de suscripciones, no hay prostitución. Jamás habría dicho que una cámara convierte esa «forma moderna de esclavitud» en «empoderamiento». Pero las élites europeas lo ven claro. Tiktok no, Onlyfans si.

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