Seguramente no hay nada más manipulable que la aborregada opinión pública española. Una sociedad infantilizada por la LOGSE y estupidizada por una telebasura que se supera, día a día, en zafiedad, superficialidad y promoción de personajes que son auténticos monigotes sin ningún tipo de contenido, no puede dar más de sí.
El “debate político”, por llamarle de alguna manera, se reduce a la caza de “fascistas” inexistentes (por parte de la izquierda) y de “comunistas”, no menos inexistentes (por parte de la derecha). Más allá de esta cacería no hay más que cotilleo, propio de un patio de vecinos, y “rasgadas de vestiduras” políticamente correctas.
Escuchando a los líderes y a los medios de la “derecha”, que nos dicen que padecemos un gobierno “socialcomunista” (algunos más ocurrentes hablan de “fasciocomunista”) parece que la versión 3.0 de la toma del Palacio de Invierno esté al caer. Escuchando a los líderes y a los medios de la “izquierda” da la sensación de que la Marcha sobre Roma ya está tardando.
Como escribió Noam Chomsky, el promover debates absurdos sobre cuestiones nimias es la mejor manera que tiene el Poder de perpetuarse. Mientras de la derecha política y mediática centra su atención en personajes que no son más que monigotes, la ministra más peligrosa de este Gobierno, la Sra. Calviño, pasa desapercibida, mientras aumenta su poder e influencia.
La Sra. Calviño es peligrosa, no por ser “comunista”, evidentemente, sino por ser la representante del mundialismo y la delegada de la UE para controlar al gobierno de España. Esta UE, tan preocupada por las derivas “populistas” de Polonia o de Hungría, o, en su momento, por el gobierno de Salvini en Italia, no se preocupo lo más mínimo por el gobierno de Sánchez, y no lo hizo pues sabía perfectamente que la presencia de la Sra. Calviño era una garantía de que la agenda globalista iba a permanecer intacta.
Las promesas de tocar la reforma laboral (impuesta por la UE) han quedado en nada. El panfilismo inmigracionista coincide perfectamente con los planes del mundialismo, y mientras aquí se discute sobre las amantes del coletas a nadie se la ocurre plantear un cambio de modelo productivo, desarrollando una industria y una agricultura propia y dejar de ser el “bar de copas de Europa”, o una política exterior propia y dejar de ser un lacayo del anglo imperio a través de la pertenencia a la OTAN.
Los monigotes de la política española (Iglesia, su señora, Echenique, etc.) están cumpliendo muy bien su función. ¡Sigan disparando señores¡.