¿Qué es la taquiyya? El nuevo concepto de la batalla cultural 

¿Qué es la taquiyya? El nuevo concepto de la batalla cultural. Jasiel Paris

Estos años de batallas culturales nos han deparado todo tipo de aberraciones, desde progresistas que antaño se quejaban de la censura franquista y ahora son inquisidores «posmodernos», hasta derechistas que han pasado de «viva el rey y el orden y la ley» a recortar el escudo real de la bandera y asegurar ser «el nuevo punk». Desde izquierdas defendiendo el privilegio de los cantones plurinacionalistas, hasta derechas defendiendo la gestación subrogada. Hay quien dice que la mayor aberración son los género-fluido que, por rechazo a Israel, EEUU y el Occidente Colectivo, ondean las banderas de Hamás y Palestina. «¡A estos, estas y estes los lapidaban en cuanto pisasen Gaza!», se carcajean los comentaristas liberal-conservadores. 

Pero yo creo que hay una aberración mayor. Son los supuestos patriotas, pretendidos católicos y auto-proclamados custodios de Occidente, que por rechazo al islam enarbolan la bandera de Israel, de la OTAN, de los marines americanos, el imperio británico o lo que haga falta. Hoy en día el «mundo libre» (libre-mercader y demo-liberal) se construye, además de contra la Rusia bolche-zarista y contra la China nazi-comunista, contra el «Oriente musulmán» islamo-izquierdista e islamo-fascista a un tiempo. Son enemigos más o menos fantásticos, que se entremezclan con los peligros reales de la inmigración árabe o del terrorismo islamista. Contra estos caricaturescos enemigos exteriores puede sacar Occidente su rostro más belicista, para distraer a las masas del desgarro interno de nuestros propios conflictos (generacional, territorial, cultural y de clase socio-económica). 

Y así, el Occidente «liberalio» en lo económico y «progre» en lo cultural saca el rostro «nazi» en lo geopolítico: Rusia vuelve a ser el untermensch («subhumano»), China el yellow peril («peligro amarillo») y sobre los musulmanes recaen todos los tópicos que el antisemitismo lanzaba sobre los judíos. Son un pueblo ladrón y sanguinario, sectarios de una falsa religión, conspiradores que quieren tomar Europa y, sobre todo, mienten siempre en todo momento y todo lugar. En el vocabulario nazi los judíos hacían la große Lüge (la «gran mentira»). En el vocabulario del Occidente contemporáneo los musulmanes hacen la taquiyya («disimulación»). Supuestamente, el islam les permite engañar al infiel de cualquier forma necesaria para conseguir su verdadero objetivo: Eurabia, la islamización de Europa. 

El ejemplo más reciente de taquiyya habría tenido lugar hace unas semanas, con el atentado contra un mercadillo navideño de Alemania. Aunque de un primer vistazo todo recordase a un acto yihadista, la investigación del perfil del terrorista no dejaba lugar a dudas (lo hemos analizado en otro artículo aquí. Se trata de un hombre de origen árabe pero que había abandonado el islam, hasta el punto de odiarlo y convertirse en un ateo acérrimo admirador de Musk y Netanyahu. Había constancia de todo ello a lo largo de 18 años de publicaciones en sus redes sociales. 

Sin embargo, los sectores más islamófobos circularon la teoría de que todo aquello era taquiyya. El terrorista habría estado fingiendo durante 18 años y realmente sería un islamista encubierto. No se sabe muy bien por qué ni para qué habría sido necesario ese fingimiento, porque siendo abiertamente musulmán habría podido cometer el atentado de la misma forma, como otros terroristas islamistas han hecho. 

Más bien da la impresión que los mismos sectores a los que pertenecía el terrorista (los islamófobos, Musk, la AfD alemana y los sionistas de todos los países) quisieron renegar de él y falsear su historia para utilizarlo, a la postre, como un caso más que confirme su «guerra de religiones». Esta derecha que ha querido imponer que era un atentado islamista es la misma que en el 11M en España quisieron imponer que había sido ETA, cuando entonces sí fue el islamismo. Cualquiera diría que quien recurre sistemáticamente a la mentira y la «disimulación» no es el islam, sino la derecha atlantista. Todo según soplen los vientos geopolíticos. 

De un tiempo a esta parte el viento que sopla es el de destruir al «Eje de la Resistencia» que se opone a Israel, socio prioritario de Occidente. Destruir a Irán, a las milicias iraquíes, a los hutíes de Yemen y a los libaneses de Hisbola, como ya han hecho con los baasistas de Siria. Es por eso que quienes más han insistido en la teoría de la taquiyya en el atentado alemán son sectores específicamente anti-iraníes, como el irano-americano Mahyad Tousi o la empresaria irano-germana Maral Salmassi. En España se ha hecho eco alguno, cuya organización financió la oposición iraní. Ante las evidencias de que el terrorista era más bien de los suyos, se agarra a un clavo ardiendo preguntándose airado en redes sociales: «¿Es que nadie sabe lo que es la taquiyya?». 

La taquiyya no sé. Pero la taquilla es donde alguno y los que son como él guardan la millonada que EEUU e Israel les paga para escribir semejantes tonterías.

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