Querida Giorgia, estás decepcionando

Querida Giorgia, estás decepcionando. Rubén Pulido

Italia está en estos momentos en el escaparate internacional. Fíjense cómo estará el asunto que hasta los medios de comunicación en España han estado pendientes en estos días atrás a todo lo que estaba aconteciendo alrededor de la isla de Lampedusa. Incluso con redacción contenida, he sido testigo de ello. Y es que claro, cómo dices ahora que la mandataria italiana a la que llamabas racista está permitiendo que decenas de miles de inmigrantes entren sin oposición alguna a su territorio. Les debe estar resultando realmente complicado a mis queridos plumillas.

No obstante, confesemos, lo que está ocurriendo en Italia nos está dejando perplejos a unos cuantos. Aunque algunos ya lo veíamos venir. No sé si lo recuerdan, pero ya allá por noviembre, en esta humilde casa, escribía aquello de Las ONG ganan la primera partida a Giorgia Meloni. Desde aquel entonces he sido prudente, muy prudente, porque a día de hoy ya no hablamos de una primera partida y podemos decir tranquilamente que las ONG le han cogido la medida a Giorgia Meloni.

Algunos dirán: ¡pero si las está sancionando! Pobres ilusos. Lo siento, pero la realidad es así de cruda y estamos siendo testigos de que, el llamado decreto migratorio, no está sirviendo para nada, porque todos sabemos que estás ONG no tienen problemas para pagar y asumir esas sanciones. Una sanción económica de 50.000 euros para una ONG que navega en el Mediterráneo Central es el equivalente a 3-4 días de navegación. Y un bloqueo de 14 días es equivalente a una parada de abastecimiento.

Otra de las medidas estrella son las odiseas marítimas, cuestión compleja esta, porque si esgrimimos el argumento del puerto más cercano al lugar de «rescate» para evitar situaciones de estrés a bordo, no podemos coger y habilitar puertos de desembarco a más de 600 millas náuticas del lugar donde han sido interceptado los inmigrantes. Obviamente dicha medida busca dilatar los operativos y costes para estas ONG, pero también alargamos la agonía de los que van a bordo. Si decidimos ser humanos, seamos humanos.

¿Por qué queremos acabar con este problema? Principalmente porque va contra todo sentido común y porque va contra las normas de extranjería que se han dado la mayoría de países europeos. ¿Desde cuándo acceder ilegalmente a territorio nacional por mediación de un servicio criminal previamente contratado es la forma de llegar a un país? No dice mucho de las sanas intenciones del recién llegado y dice mucho menos del país que permite algo así.

Después está la cuestión humana. Son ya más de 20.000 los fallecidos que han tenido lugar en las rutas marítimas de la inmigración con destino a Italia. ¿Cuántas personas más tienen que perder la vida para que paremos esto de una vez? Las mismas ONG que te dicen que están allí para salvar vidas, están creando un constante efecto llamada que está convirtiendo el Mediterráneo Central en un holocausto.

Y al igual que las ONG, gobiernos como el de Italia, que están tolerando esta situación. Gobiernos que, para más inri, nos hablaban en campaña de aquello del bloqueo naval, de la sanción y persecución a las irregularidades de las organizaciones humanitarias, de acuerdos efectivos con terceros países. Qué idílico todo, tanto que hasta me lo creí. Sí, no tengo vergüenza a la hora de reconocerlo.

Como yo, cientos de miles de italianos apoyaron a Giorgia Meloni con la esperanza de volver a la política de porti chiusi e blocco navale, de volver a tiempos de soberanía y de lucha contra la lacra de la inmigración ilegal y todas aquellas redes criminales que la alimentan. Créanme, era tal cual, he tenido contacto con muchos de ellos que me decían, volveremos al decreto di sicurezza, volveremos a bloquear nuestros puertos a la inmigración ilegal y volveremos a reducir el número de muertes en las rutas marítimas en dirección a Italia a cero.

¿Dónde estás Giorgia Meloni? ¿Dónde está la Giorgia Meloni del bloqueo naval? ¿Dónde está la Giorgia Meloni del control de la inmigración ilegal? Es una vergüenza lo que está sucediendo en Lampedusa, de nuevo. Hasta el ex alcalde de la isla, Totò Martello, que era lo más opuesto a las medidas de control migratorio que existía en tiempos de Matteo Salvini, está siendo crítico ante lo que está sucediendo. Biden hizo republicanos a los demócratas y Meloni va camino de arrojar a la Liga Norte a un ex alcalde que hasta no hace mucho se declaraba públicamente como «un hombre de izquierdas».

Italia supera en estos momentos los 132.000 inmigrantes ilegales, un incremento de casi un 30 por ciento con respecto a la inmigración ilegal que llegó al país el año pasado y el doble de la registrada en el año 2021. Italia va camino de recordar sus peores años de presión migratoria cuando las siglas conservadoras en el Palacio Chigi eran ausentes. Italia, en definitiva, camina hacia periodos de socialismo en los que las ONG inundaban el Mediterráneo Central y las redes criminales con sede en Túnez y Libia hacían el agosto. Desde el año 2017 no se recuerdan episodios similares.

Siento decirlo así, pero me debo a la objetividad por mucho que pueda dolerme expresarlo de esta forma después de confiar en una sublime campaña llena de buenas intenciones. Querida Giorgia, estás decepcionando. Pero no sólo estás decepcionando a aquellos compatriotas que te han dado toda su confianza, estás decepcionando también a humildes analistas como yo, que vimos con esperanza un necesario cambio de ciclo en Italia. Querida Giorgia, ridammi la mia fede.

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