Reseña sobre “El lobo feroz” (Fernando Sánchez Dragó)

Reseña sobre “El lobo feroz” (Fernando Sánchez Dragó)

Título: “El lobo feroz”

Autor: Fernando Sánchez Dragó

Bajo el sello de “Ediciones Insólitas” y como homenaje al que ha sido, hasta el último momento de su fecunda existencia terrenal, entrañable amigo, fiel compañero y obligado referente en estas páginas de POSMODERNIA, aparece una nueva edición (la 4ª), de este interesante texto, en el que Dragó hace alarde de unas peculiares y personalísimas dotes “licantrópicas” para lanzar sus mordiscos y dentelladas a tirios y troyanos.

Correctamente editada, como suele ser habitual en esa casa, “Ediciones Insólitas” recupera esta selección que comprende el período entre 2008 y 2011, con todas las polémicas y vicisitudes que el autor vivió durante esos años, algunas especialmente enconadas.

Como curiosidad adicional, cabe reseñar la presencia en el volumen del artículo que, bajo el descriptivo título “De cómo la jauría progre utilizó a dos ´lolitas´ japonesas para cazar a un escritor”, Dragó escribió para refutar la interpretación torticera que los perros de prensa del pesebre hicieron de lo que sólo fue una broma, una deliberada boutade con intención provocativa en el contexto de una conversación en tono desenfadado con su amigo Albert Boadella, otro impenitente defensor de “la incorrección frente a la levedad y la importancia del individuo frente al rebaño” (Dragó dixit).

Sucesos y personajes fueron pasados por el tamiz “dragoniano” y analizados con la finura acostumbrada y la intuición siempre alerta. Pródiga dotación de “palos” y exigua ración de “zanahorias”, que así es la vida del verdadero “disidente” en estos tiempos de ovejuna sumisión. Y Sánchez Dragó fue un disidente de cuerpo entero, un disidente para todas las estaciones y para cualquier latitud. Por eso en “El Lobo Feroz” desfilan “de a uno” los muñidores de nuestras desgracias pasadas, presentes y hasta futuras. Sin acritud, pero sin medias tintas ni componendas interesadas.

Probablemente todavía no haya sido estimada en su justa medida la maestría del Fernando Sánchez Dragó de las colaboraciones periodísticas, un ejemplo permanente de destreza en el uso del lenguaje, capacidad para la ironía, dosis elevadas de mordacidad y cultivo generoso del “gran estilo”. Todo ello lo encontraremos a lo largo de este compendio de sus colaboraciones en “El Mundo” recogidas en este tomo titulado “El Lobo Feroz”. Y para nuestra fortuna y como legado indeleble, todas esas virtudes aún más libres de cualquier encorsetamiento, las trasladó posteriormente íntegras a nuestra POSMODERNIA.

Tal vez, porque como le confesó a nuestro Presidente, Rafael Meléndez-Valdés, “Me encanta escribir en POSMODERNIA. (…) Entre otras cosas, porque nadie me ha censurado nunca nada, nadie me ha dicho nunca sobre qué, sobre quién o cómo debería escribir. Escribo lo que me da la gana y sobre lo que me apetece, con total libertad, con las velas desplegadas al viento de mi inspiración”.          

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