Decía Somerset Maugham que “lo único que hace posible considerar este mundo en el que vivimos sin asco, es la belleza que de vez en cuando los hombres crean a partir del caos”. ¡Ah, la Belleza!. Esa dama imperturbable que nos habla en un susurro, inundando de emociones desbordadas hasta los más recónditos confines de nuestras almas, “ese misterio hermoso que no descifran ni la psicología ni la retórica”, como la definiera Borges. Y como un elogio de la Belleza, el Arte; la inspiración, el esfuerzo creador que en evocación genesíaca permite al ser humano aproximarse al aliento de lo divino.
Los estertores de la Modernidad agonizante nos han deparado en su degenerado ocaso, un mundo en que la fealdad se ha enseñoreado con insólita y pertinaz contumacia de los herméticos y pervertidos cenáculos en los que se determinan los cánones y las reglas, los paradigmas de una expresión artística francamente corrompida. Ninguna época histórica como esta que nos ha tocado vivir, se ha permitido exaltar el adefesio y encumbrarlo como manifestación artística privilegiada y referente. Confundir lo “feo” y lo “bello”, haciendo prevalecer lo primero sobre lo segundo, no puede calificarse más que como un inequívoco síntoma de galopante decadencia.
No obstante, hoy como siempre hay motivos para la esperanza, porque la Verdad y la Belleza, impresas a fuego en el corazón de las gentes, siempre terminan por aflorar, imponerse y acabar imperando. Y hoy como siempre, hay Arte y hay artistas de verdad, sin imposturas ni mistificaciones.
Un ejemplo palmario de cuanto digo lo trae aquí POSMODERNIA de la mano de MARCA ARTE ESPAÑA, con una muestra extraordinaria de algunos de los mejores pintores españoles contemporáneos.
“Sueño con pintar y luego pinto mis sueños”, dejó dicho Vincent van Gogh. De la misma manera las obras que componen la presente exposición son fruto de los sueños de sus autores. Soñemos con ellos, con su genio creativo, que aún es posible la Belleza.
Catálogo de la exposición de arte