Rusia, la gran potencia ártica

Rusia, la gran potencia ártica. Daniel López Rodríguez

En 2019 se celebró en San Petersburgo el quinto Foro Internacional del Ártico, que encabezó el gran líder ruso Vladimir Putin. Allí se abordó el desarrollo de la Ruta del Mar del Norte, cuyo propósito consistía en construir un corredor de transportación global que llegue a volumen de carga de 20 millones, incrementándose de paso la flota rompehielos de aquí a 2025 y hará del Mar del Norte una ruta de transporte estratégico que conectará directamente a Asia con Europa. Putin presumía de que «la décima parte de todas las inversiones económicas de Rusia se encuentran en la región del Ártico» (Citado por Alfredo Jalife-Rahme, Guerra multidimensional entre Estados Unidos y China, Grupo Editor Orfila Valentini, Ciudad de México 2020, pág. 198). 

Rusia dispone de rompehielos nucleares. El lema de la quinta edición del Foro rezaba: «Ártico: territorio de diálogo». Aunque rigurosamente se trata de un territorio de disputa geopolítica. El diálogo es por ello dialéctico, donde más que a acuerdos se llegan a desacuerdos (y cuando se cubre de bellas palabras entonces se trata de pura hipocresía, porque así funcionan las relaciones internacionales).  

Según la rockefelleriana Greenpeace, explotar petróleo en el Ártico causaría una catástrofe medioambiental. Incluso ha habido organizaciones ecologistas que ha presionado a Shell para que no lleve a cabo perforaciones en esta región. Cuando quisieron hacer lo mismo en Rusia, varios activistas de Greenpeace fueron inmediatamente encarcelados. Aunque dos de ellos fueron excarcelados a las dos semanas (cuando podrían haber sido condenados a 15 años de cárcel). Se ha dicho que Putin ha podido subvencionar a grupos ecologistas en Noruega, Canadá y Estados Unidos para que Rusia sea la única potencia que explote el petróleo en el Ártico. Sea cierto o mera conspiranoia, lo cierto es que estos grupos ecologistas les interesa a Rusia (pero también le puede interesar a Estados Unidos contra la demás potencias interesadas en perforar en el Ártico).  

Recientemente Rusia ha enviado cazabombarderos multipropósitos Su-34 al Ártico, realizando una veintena de vuelos en la región e incluso ejecutando lanzamientos de misiles aire-tierra de alta precisión hacia objetivos marinos que eran simulados como barcos enemigos. Esto el Kremlin lo considera como un «elemento necesario», porque para Rusia el hecho de que las naciones occidentales pretendan afianzarse en el Ártico es visto como una forma de actuar «bastante agresiva». 

Sergei Levrov, el ministro de Exteriores ruso, ha llegado a decir: «Vemos quejas sobre el hecho de que Rusia está desplegando actividad militar en el Ártico. Desde hace mucho tiempo todos saben perfectamente que ese es nuestro territorio, nuestra tierra. Somos responsables de garantizar que nuestra costa ártica sea segura, y todo lo que nuestro país hace allí es absolutamente legal y legítimo». Sin embargo -continúa Lavrov- «cuando la OTAN intenta justificar su ofensiva en el Ártico, tal vez se trate de una situación ligeramente diferente… Vuelvo a enfatizar que no se trata de algo que sencillamente está cerca de nosotros, es nuestra tierra y nuestras aguas». 

Y como afirma el piloto militar de honor de Rusia, Viacheslav Popov, «Estratégicamente, el Polo Norte es la ruta más corta de Canadá y Estados Unidos a Rusia. Si un conflicto estalla repentinamente, los golpes surgirán desde allí. Por lo tanto, es necesario arreglar todo lo más que se pueda y demostrar la capacidad de nuestras aeronaves para basarse y operar en el Ártico, incluso de forma rotatoria» (https://mundo.sputniknews.com/20210527/por-que-rusia-envia-bombarderos-al-artico-1112614975.html).

Rusia, continuando la tradicional doctrina militar del país, sostiene que estos vuelos sólo tienen un carácter exclusivamente defensivo. 

El enviado especial de la cancillería rusa para la cooperación en el Ártico, Nikolái Korchunov, decía en mayo de 2021: «Las medidas que toma Rusia para restablecer su infraestructura militar en el Ártico están dictadas por la necesidad de garantizar su capacidad de defensa en esa región». El diplomático explicaba que la región es clave para la seguridad nacional y para la economía al generar más del 10% del PIB y el 20% de las exportaciones. Asimismo señaló que allí se buscan condiciones seguras para implantar grandes proyectos económicos. Y advertía: «a medida que se facilite el acceso al Ártico como resultado del cambio climático y del deshielo, se observa la tendencia de aumentar en esa región ártica la presencia militar extranjera, incluso en la proximidad inmediata de las fronteras de la Federación de Rusia». El desarrollo económico, según Korchunov, «debilita las perspectivas de preservar la región ártica como territorio de baja tensión político-militar y de cooperación internacional constructiva… Nos basamos en que el Ártico carece de la capacidad para el conflicto, además no hay retos de dimensión militar que requieran el aumento de la presencia de contingentes militares de los Estados no árticos, el despliegue en los territorios de los Estados árticos de la infraestructura militar de otros países. Tenemos la firme convicción de que la preservación de la paz y la estabilidad en el Extremo Norte (ruso) es posible solo a través de un diálogo constructivo con nuestros vecinos, incluidas las cuestiones de política de seguridad, así como a través de la renuncia a las acciones provocativas». Y añadía: «Los representantes de la Federación de Rusia declararon en más de una ocasión que la actividad militar de Rusia en el Ártico no viola ningún compromiso internacional ni amenaza la seguridad de otros Estados árticos». Y en su opinión, «la cooperación ruso-estadounidense en el Ártico es uno de los ámbitos prometedores, donde Moscú y Washington comparten un interés mutuo. Entre nuestros puntos en común [figuran], sobre todo, la consolidación del Ártico como región de paz y de desarrollo sostenible, así como la protección de un frágil ecosistema ártico, la promoción del principio de una explotación responsable de los recursos árticos, la protección y la toma en consideración de los intereses de la población autóctona del Ártico, y la cooperación científico-técnica». Y respecto a la presidencia que asume Rusia en el Consejo del Ártico afirma: «Fomentaremos la cooperación en cuatro áreas prioritarias: el pueblo del Ártico, incluidas las comunidades indígenas; la protección del medio ambiente y, en particular, la adaptación al cambio climático; el desarrollo socioeconómico; y el fortalecimiento del Consejo Ártico como principal foro regional para la cooperación intergubernamental» (https://mundo.sputniknews.com/20210601/rusia-defiende-la-renovacion-de-su-capacidad-de-defensa-en-el-artico-1112739348.html). 

Korchunov sostenía a su vez que «el incidente con el mayor portacontenedores en el canal de Suez en marzo de este año destacó la importancia de desarrollar las rutas alternativas de transporte globales y diversificar las rutas de suministro, así como puso de manifiesto las deficiencias de los corredores marítimos existentes». Y continúa: «la Ruta Marítima del Norte es un 40% más corta que la ruta de transporte a través del canal de Suez y tiene una serie de ventajas, incluidas las políticas. Su menor longitud permite reducir no solo el tiempo, sino también los gastos de combustible, lo que contribuye a minimizar la presión antropogénica sobre el medio ambiente». Se está observando un «un crecimiento positivo del volumen de carga transportada por la Ruta Marítima del Norte, así como el desarrollo del transporte marítimo, lo que contribuye a desarrollar los territorios septentrionales, el comercio y el turismo, así como a elevar el nivel de vida de la población del Ártico, incluidos los pueblos autóctonos». 

También señaló el papel de China en el Ártico: «Es una ruta marítima alternativa al canal de Suez. La diversificación de las rutas es siempre una reducción de riesgos. Además, desde hace mucho tiempo se estudia la posibilidad de integrar el proyecto chino “La Ruta de la Seda del hielo” con la Ruta Marítima del Norte». 

Kornuchov indicaba que el año pasado la mayor compañía naviera mundial COSCO Shipping, que es china, llevó a cabo 11 viajes a través de la Ruta Marítima del Norte, que está camino de convertirse, dada la situación que hay en el canal de Suez, como el bloqueo que generó un supercarguero japonés del 23 al 29 de marzo de 2021 que encalló y generó daños de unos 1.000 millones de dólares, «la arteria de transporte más importante del mundo» (https://mundo.sputniknews.com/20210602/la-ruta-maritima-del-norte-una-posible-alternativa-al-canal-de-suez-1112789299.html).

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