Ya que el debate esta abierto, no por la necesidad real que existe de modificar el modelo, sino por la miseria política y la precariedad parlamentaria, sería sensato aprovechar esta reforma para poner encima de la mesa, de verdad, con sincera visión y misión socialpatriótica, el estudio de la elevada carga fiscal que soportan las clases populares y trabajadoras – las productivas, no las parasitarias- , evaluando si el sistema es realmente progresivo y habilitar vías para aligerar la carga impositiva sin recortar, sino todo lo contrario, los servicios esenciales, mediante una reducción decidida del gasto superfluo y de las absurdas duplicidades administrativas.