Churchill y la Operación Impensable (I)

Durante abril y mayo de 1945 se estuvo planificando en el ministerio de Guerra británico la Operación Impensable, la cual no sería conocida en detalles, incluso en la propia Gran Bretaña, hasta que no fueron desclasificados determinados documentos del Archivo Nacional en 1998.

Churchill organizó esta operación con el propósito de hacer retroceder al Imperio Soviético y que éste no dominase Europa del Este (como terminaría haciendo). Esto mostraba que Churchill no acabó satisfecho con el resultado de la Segunda Guerra Mundial. Por eso necesitaba esta impensable operación para salvar del naufragio al Imperio Británico (aunque éste se mantendría a flote como Imperio financiero).

La hostilidad de Churchill hacia la URSS no estuvo respaldada por un sentimiento popular antisoviético, ya que la Unión Soviética se ganó el aplauso del pueblo británico tras cuatro años de heroica lucha, y por ello no había entusiasmo por emprender una cruzada churchilliana contra el comunismo gubernamental militar soviético (como hizo en tras la Primera Guerra Mundial a fin de estragular a la revolución en su cuna). 

Así decía el Informe del Comité de Planificación conjunta: 

«Hemos examinado la Operación “Impensable”. Tal como se nos ha indicado, hemos partido de los siguientes supuestos para realizar nuestro examen:

    »a) La empresa goza de apoyo absoluto entre la opinión pública tanto en el Imperio Británico como en Estados Unidos y, por lo tanto, la moral de las tropas británicas y estadounidenses continúa alta.

   »b) Gran Bretaña y Estados Unidos cuentan con total apoyo de las fuerzas armadas polacas y pueden disponer de los efectivo alemanes y de lo que queda de la capacidad industrial germana.

   »c) No se cuenta con la asistencia de las fuerzas de las demás potencias occidentales, pero se dispondrá de cualquier base situada en su territorio, o de cualquier otra instalación que pueda ser necesaria.

   »d) Rusia se alía con Japón.

   »e) La fecha del inicio de las hostilidades es el 1 de julio de 1945.

   »f) Los esquemas de reasignación y despliegue de tropas continúan hasta el 1 de julio y luego se detienen.

   »Debido a la especial necesidad de mantener el secreto, no se ha consultado al personal habitual de los Ministerios de Servicio.

   »OBJETIVO

   »2.El objetivo general o político es imponer a Rusia la voluntad de Estados Unidos y el Imperio Británico.

   »Pese a que “la voluntad” de ambos países podría definirse tan solo como la obtención de un trato justo para Polonia, esto no limita necesariamente el compromiso militar. Un éxito rápido podría inducir a los rusos a someterse a nuestra voluntad al menos durante un tiempo, pero también es posible que no sea así. La decisión queda en manos de los rusos. Si desean una guerra total, están en posición de conseguirla.

   »Si deseamos alcanzar nuestro objetivo político de manera fiable y con resultados duraderos, se haría necesaria la derrota de Rusia en una guerra total» (citado por Jonathan Walker, Operación «Impensable», Traducción de Efrén del Valle, Crítica, Barcelona 2015, págs. 59-60).

Los jefes del Estado Mayor añadieron un comentario al informe: «En el informe adjunto sobre la operación “IMPENSABLE”, los jefes de Estado Mayor han expuesto los hechos desnudos, que pueden elaborar mejor en el curso de una discusión con usted, si así lo desea. Pensaron que cuanto menos se pusiera sobre el papel en este sentido, mejor» (citado por Max Hastings, La guerra de Churchill, Traducción de Juan Rabasseda Gascón y Teófilo de Lozoya, Espa Pdf, 2009, pág. 2703).

Se eligió la fecha del 1 de julio para alcanzar los objetivos antes de la llegada del invierno (Hitler puso en marcha la Operación Barbarroja un 22 de junio y no tuvo tiempo de llegar a Berlín, entre otras cosas por la magnífica defensa soviética). Y eso que en un informe del mismo comité de planificación conjunta se esperaba que la guerra contra Alemania terminaría el 30 de junio, es decir, se esperaba que entre el final de una guerra y el principio de otra sólo transcurriese un día, lo cual hubiese sido surrealista y además imprudente, pues los agentes soviéticos en Alemania se hubiesen percatado inmediatamente de los preparativos.

Cuando Churchill se escandalizó en noviembre de 1943 en Teherán al decir Stalin que después de la guerra habría que fusilar a  50.000 oficiales alemanes (y Roosevelt con ironía dijo que sería suficiente con 49.000), lo mismo su escándalo estaba justificado porque pensaba usar esos oficiales en la Operación Impensable; luego no se escandalizaba por cuestiones humanitarias o éticas, sino por cuestiones estratégicas de cara a la Operación Impensable, aunque ésta todavía era muy pronto para que estuviese en los planes del primer ministro (por entonces era realmente «impensable»); aunque ya estaba preocupado por la cuestión polaca y, como bueno anticomunista, por el avance del Imperio Soviético por Europa. 

«Uno de los acontecimientos culminantes de Impensable sería un encuentro masivo y decisivo de las fuerzas acorazadas dentro de Polonia: un combate aún mayor que la batalla de tanques de Kursk en la segunda guerra mundial. Así pues, con la infantería aliada en tan acusada inferioridad numérica respecto a las tropas del Ejército Rojo, ¿cómo se medirían las fuerzas de las respectivas decisiones acorazadas? Se esperaba que para el 1 de julio de 1945, los aliados serían capaces de congregar un mínimo de veinte divisiones acorazadas, además de algunas “divisiones equivalentes” más arañadas de las brigadas blindadas. La velocidad de los tanques que recorrían las llanuras del norte de Europa era de solo 13 kilómetros por hora en terreno llano y cinco kilómetros por hora en los tramos en pendiente. Serían vulnerables a la artillería soviética o a los ataques aéreos mientras lo descargaban de los transportes de tanques, y mientras repostaban cada 160 kilómetros durante su avance» (Walker,Operación «Impensable», págs. 78-79).

«En la época en la que Churchill había encargado el informe Impensable, la estabilidad en Alemania distaba mucho de estar garantizada y era muy posible que alguna unidad nazi renegada que operase desde sus tradicionales feudos de Baviera causase problemas. Por tanto, los planificadores calcularon que los Aliados necesitarían posicionar diez divisiones de infantería y una división acorazada dentro de sus sectores de Alemania para evitar cualquier potencial problema… Uno de los temas más controvertidos del Plan Impensable era el uso de las fuerzas alemanas. Se calculaba que se podrían utilizar diez divisiones alemanas para las operaciones ofensivas, pero debido al tiempo necesario para volver a equiparlas con recursos aliados, estas unidades no estarían listas para el 1 de julio y no se podría hacer uso de ellas hasta el otoño. Pero era el mismo hecho de utilizarlas lo que sin duda resultaría tan controvertido» (Walker,Operación «Impensable», págs. 81-83).

Y lo que quedaba de la Wehrmacht tenía sus motivaciones para emprender una ofensiva, junto a británicos y estadounidenses, contra la URSS, pues ésta se iba a quedar, como finalmente se quedó, con la mitad del país. Y también por cuestiones raciales e históricas: la revancha contra los eslavos.

El 4 de mayo de 1945 le escribía Churchill a su  ministro de Asuntos Exteriores, Anthony Eden: «han ocurrido cosas terribles durante el régimen soviético, lo cual demuestra claramente la clase de dominio que pretenden imponer los rusos» (citado por Walter Laqueur, Europa después de Hitler (I), Traducción por Editorial Grijalbo, Sarpe, Madrid 1985, pág. 142). Como si el colonialismo británico no hubiese cometido atropellos en las colonias (por no hablar de los bombardeos a la población civil alemana).    

El 12 de mayo de 1945 Churchill le envía un telegrama a Truman en el que decía:

«Entre tanto, ¿qué pasará con Rusia? Siempre ha trabajado por mantener una amistad con Rusia, pero, al igual que usted, siento una profunda ansiedad por su errónea interpretación de las decisiones de Yalta, su actitud hacia Polonia, su abrumadora influencia en los Balcanes, a excepción de Grecia, las dificultades que causan con Viena, la combinación de poder ruso y los territorios bajo su control u ocupados, sumados en la técnica comunista en tantos otros países y, por encima de todo, su poder para mantener ejércitos muy numerosos sobre el terreno durante mucho tiempo. ¿Cuál será la oposición en un año o dos, cuando los ejércitos británico y estadounidense se hayan fusionado y el francés todavía no hay formado a gran escala, cuando tal vez tengamos un puñado de divisiones, en su mayoría francesas, y cuando Rusia quizá decida mantener doscientas o trescientas en servicio activo?» (citado por Walker, Operación «Impensable», pág. 20).

El 14 de mayo de 1945 el mariscal de campo del ejército británico Bernard Montgomery se reunió con Churchill en Londres: «Durante nuestro encuentro en Downing Street, el primer ministro se alteró mucho hablando de los rusos y de las zonas de ocupación, que implicarían una retirada a gran escala por nuestra parte. Me ordenó que no se destruyesen las armas de los dos millones de alemanes que se habían rendido en el brezal de Lüneburgo el 4 de mayo. Es necesario conservarlo todo, puede que tengamos que luchar contra los rusos con ayuda alemana. Himmler tenía el mismo punto de vista» (citado por Walker, Operación «Impensable», págs. 133-134).

El 18 de mayo Churchill se entrevistó con el embajador soviético Fyodor Gusev y, entre otras cosas, le dijo: «Sé que son ustedes un gran país. Por la lucha que han librado sehan ganado ustedes un estatus de igualdad entre las grandes potencias. Pero nosotros,los británicos, somos también un país orgulloso y no permitiremos a nadie que nos insulte y pisotee nuestros intereses. Quiero que comprendan ustedes que estamos profundamente preocupados por la situación actual. He ordenado que se retrase la desmovilización de la Real Fuerza Aérea»(citado Hastings, La guerra de Churchill, pág. 2735).

El embajador soviético informaría a Moscú acerca de la noticia: «Churchill estaba extraordinariamente enfadado y parecía estar haciendo un esfuerzo por mantener el control de sí mismo. Sus comentarios estaban llenos de amenazas y chantajes, pero no eran sólo chantajes. A raíz de su alocución radiofónica del 13 de mayo, la prensa inglesa ha adoptado una línea antisoviética más rigurosa a la hora de informar sobre los sucesos de Europa. Parece interpretar todos los problemas que surgen apelando a la actitud de la URSS. El discurso de Churchill ha sido una orden para la prensa. Agentes polacos están llevando a cabo una audaz campaña antisoviética en los círculos parlamentarios y exigen nuevos debates acerca de la cuestión polaca. Eden ya ha anunciado en la Cámara de los Comunes que tendrá lugar un debate sobre asuntos exteriores después de las vacaciones. Cabe esperar que se convierta en una gran manifestación antisoviética destinada a presionar y amenazar a la URSS. Hasta el momento no tenemos información concreta sobre la finalidad de la inminente visita de Eisenhower y Montgomery a Londres, pero tenemos razones para pensar que han sido convocados para discutir y evaluar la posición militar de los aliados. Deberíamos reconocer que tenemos que vérnoslas con un aventurero que se encuentra en su elemento en la guerra y que se siente mucho más a gusto en una situación de guerra que en las condiciones impuestas por la paz» (citado por Hastings, La guerra de Churchill, págs. 2736-2738). 

Por la razón de que Churchill no quería una paz de la victoria pírrica sino una paz que fortaleciese al Imperio Británico de cara al nuevo orden mundial que se iba a configurar tras la caída del Tercer Reich. Un escenario peligroso para el Imperio Británico al emerger dos grandes Imperios como eran el estadounidense y el soviético.  

El 24 de mayo Churchill ordenó a los jefes del Estado Mayor que «con el oso ruso desparramado sobre toda Europa» había que contemplar la posibilidad de hacer retroceder al Ejército Rojo hacia el este antes de que fuesen inmovilizados los ejércitos angloamericanos. Y a unos expertos les exigió que planificasen una ofensiva para «imponer a Rusia la voluntad de Estados Unidos y el Imperio Británico» y conseguir «un trato justo para Polonia». Y añadió que podría «contar con la utilización de los recursos humanos de Alemania y lo que quedara de su capacidad industrial» (Citado por Hastings, La guerra de Churchill, pág. 2690).

El 31 de mayo se reunieron los jefes del Estado Mayor británico para debatir los planes de la Operación Impensable. En su diario el mariscal de campo Alan Brooke llegó a la siguiente conclusión: «Una vez más, hemos debatido la “guerra Impensable” contra Rusia en el Comité de Jefes del Estado Mayor de esta mañana. ¡Ahora estamos más convencidos que nunca de que es impensable!» (Citado por Walker, Operación «Impensable», pág. 144).

El 8 de junio el mariscal Alan Brooke, el almirante Andrew Cunningham y D. C. S. Evill (en representación del jefe del Estado Mayor del Aire), sacaron las conclusiones de las planificaciones de la Operación Impensable: 

«Queda claro que la potencia relativa de las respectivas fuerzas terrestres que no nos encontramos en posición de tomar la ofensiva con la esperanza de obtener un éxito rápido. Sin embargo, dado que las fuerzas terrestres rusas y aliadas se encuentran en contacto desde el Báltico hasta el Mediterráneo, no se puede evitar el implicarse en operaciones terrestres. En apoyo de nuestras fuerzas terrestres deberíamos disponer de nuestras fuerzas aéreas tácticas, técnicamente superiores, pero numéricamente inferiores.  En cuanto a las fuerzas aéreas estratégicas, nuestra superioridad numérica y técnica quedaría en cierta medida contrarrestada por la ausencia de objetivos estratégicos, en comparación con lo que encontramos en Alemania, y la necesidad de utilizar para suplementar a nuestras fuerzas aéreas tácticas en apoyo a las operaciones terrestres.

»Por tanto, nuestra opinión es que, una vez que comenzasen las hostilidades, estaría fuera de nuestro alcance obtener un éxito rápido, aunque limitado, y nos veríamos enzarzados en una guerra dilatada con muy mal pronóstico. El pronóstico, además, pasaría a ser desastroso si los estadounidenses acabasen por cansarse y perder interés y el imán de la guerra del Pacífico terminase atrayendo sus fuerzas» (citado por Walker, Operación «Impensable», pág. 149).

Al día siguiente Churchill valoraba la conclusión del Estado Mayor: 

«Los rusos disponen de potencia suficiente para avanzar hasta el mar del Norte y el Atlántico si los estadounidenses se retiran a su zona y trasladan la mayor parte de sus fuerzas a Estados Unidos y al Pacífico. Ruego que se realice un estudio sobre la posible defensa de nuestra isla, en caso de que Francia y los Países Bajos se encuentren impotentes para resistir el avance ruso por mar. ¿Qué fuerzas navales necesitaríamos  y cuáles serían sus bases? ¿Qué potencia necesitaría este ejército y cómo deberían disponerse? ¿Cuánta fuerza aérea sería necesaria y dónde se ubicarían los aeródromos? La posesión del aeródromo en Dinamarca nos otorgaría una gran ventaja y mantendría abierto el paso marítimo hasta el Báltico, donde podría operar la Armada. También debería considerarse la posesión de cabezas de puente en los Países Bajos y Francia.

»Al conservar el nombre en clave “IMPENSABLE”, los estados mayores serían conscientes de que este continúa siendo un estudio preventivo de lo que, espero, sigue siendo todavía una contingencia hipotética» (citado por Walker, Operación «Impensable», pág. 150).

El general Sir Hasting Ismay se horrorizaba ante el impacto que la Operación Impensable tendría ante las masas: «¿Debían [Gran Bretaña y EE. UU.] olvidarse de todo lo que habían dicho sobre su determinación de destruir el nazismo, traer a los alemanes en su redil y proceder, con su ayuda, a aplastar a sus aliados recientes? Se ve uno forzado a llegar a la conclusión de que era absolutamente imposible que los dirigentes de unos países democráticos considerasen siquiera semejante cambio de postura, digno de un dictador». Y añadía: «Durante más de tres años, se había hecho creer a la opinión pública de Estados Unidos y Gran Bretaña que Rusia era un aliado valeroso y fiel que se había llevado la peor parte de los combates y soportado un dolor inenarrable. Si ahora sus gobiernos hubieran proclamado que los rusos no eran de fiar y que eran tiranos sin principios cuyas ambiciones había que mantener a raya, el efecto en la unidad nacional habría sido catastrófico» (citado por Walker, Operación «Impensable», págs. 87-92). «Si los Aliados habían de lanzar un ataque contra la Unión Soviética el 1 de julio, la opinión pública occidental tendría que ser “reeducada” con rapidez acerca del nuevo enemigo entre el Día de la Victoria en Europa, esto es, el 8 de mayo, y la fecha prevista» (Walker, Operación «Impensable», págs. 92-93). ¿Y qué pensarían las masas polacas al ver a los soldados alemanes otra vez en su tierra?

A su vez, se daba por supuesto que Japón sería aliada de la URSS. Cuando se planeaba la Operación Impensable, Japón guerreaba contra tropas australianas en la isla de Borneo, y éstas, a las órdenes del laborista irlandés John Curtin, que se enfrentó a Churchill en 1942 a causa de que este ordenó a la legendaria 9.ª División desviarse a Ceilán e India a su regreso a su Australia, tras una penosa intervención en el norte de África. Las tropas australianas se sumarían a la Operación Impensablesi a ésta se sumara el comandante supremo de Estados Unidos en el frente del Pacífico suroeste, el general Douglas MacArthur, que tenía una relación cercana con Curtin. 

Cuando planeaba la Operación Impensable Churchill daba por supuesto que los estadounidenses iban a participar en la misma. De hecho, poco después del Día de la Victoria (8 de mayo de 1945) los americanos acusaban a los británicos de un «temor irracional a la amenaza bolchevique» (Véase Walker, Operación «Impensable», pág. 94). Y pensaban que los británicos no tenían suficiente motivos de emprender una guerra contra los soviéticos por la cuestión de Grecia, Turquía o Irán.«No existen pruebas de que los jefes del Estado Mayor británico consultaran nunca con los homólogos estadounidenses el plan de 1945 para atacar a los soviéticos. Hasta que la Operación “Impensable” no contara con la aprobación de los jefes del Estado Mayor británico no había necesidad de implicar a los estadounidenses. Hacerlo habría significado violar la estricta lista de distribución impuesta a los planificadores. En cualquier caso, al principio del verano de 1945 había menos oportunidades de que los representantes de los estados mayor británico y estadounidense se reunirán para debatir cualquier plan. El Comité del Estado Mayor Conjunto, que era el foro para tales encuentros y se había convertido en una de las innovaciones más útiles de la segunda guerra mundial, estaba cayendo en desuso» (Walker, Operación «Impensable», pág. 94).

El general Alan Brooke, el jefe del Estado Mayor general del Imperio, estudió la posibilidad de poner en marcha la acción militar contra la URSS. Pero el personal del Foreign Office quedó espantado ante la belicosa Operación Impensable, aunque no lo estaba el secretario de Estados de Asuntos Exteriores Anthony Eden. Brooke escribía en su diario al respecto: «La idea es naturalmente pura fantasía y las posibilidades de éxito nulas. No cabe duda de que a partir de ahora Rusia es todopoderosa en Europa» (citado por Hastings, La guerra de Churchill, pág. 2702).

El 23 de julio le escribía Truman a Alan Brooke: «¡Me quedé hecho polvo ante las perspectivas del primer ministro!» (Citado por Hastings, La guerra de Churchill, pág. 2749).

Continúa…

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