El mundo se encuentra ante una bifurcación entre la fracasada globalización anglosajona y el proyecto de la globalización china (que no tiene por qué ser necesariamente exitoso, el tiempo dirá). Si, a grandes rasgos, el modelo de la globalización anglosajona es centrífugo y financierista, el modelo de la globalización china es centrípeto y economicista. Pero el auge de China en los últimos años, y sobre todo a raíz de la construcción de las nuevas rutas de la seda y su expansión por África, también ha hecho de China un Imperio centrífugo.
El Mar del Sur de China (o Mar de China Meridional, también conocido como el «Mediterráneo asiático») es el lugar más reclamado por el dragón, y por ello trata de expulsar las injerencias de Estados Unidos en la región. Los países limítrofes del Mar del Sur de China son la propia China, Brunéi, Camboya, Indonesia, Malasia, Filipinas, Singapur, Taiwán, Tailandia y Vietnam.
Estamos hablando de uno de los puntos del planeta más calientes corticalmente hablando. En Filipinas es conocido como Mar de Filipinas Occidental, lo cual muestra la disputa que hay por su dominio. Dicha zona ha sido comprendida como equivalente al Mar del Caribe para Estados Unidos (no obstante los yanquis nunca han reclamado su soberanía sobre las aguas del Caribe).
Hacemos referencia a un territorio marítimo de 3.500.000 km2, lo que es más de un millón de km2que el Mediterráneo y dos millones más que el Golfo de México. Hay más de 200 islas y arrecifes. 104 pertenecen a las islas Spratly (ocupando 729.000 km2). Otras islas importantes son las Paracelso y las Pratas. Fundamentalmente por estos archipiélagos se encuentra la disputa internacional.
La mayoría de estos islotes no están habitados y son incultivables, y sólo se elevan un metro por encima del nivel del mar. Aunque de acuerdo con la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar sólo 40 pueden ser consideradas islas y juntas sólo tienen 5 km2 en total. Y sólo las islas pueden reclamarse como territorio en disputa.
No obstante, China transforma los arrecifes en islas artificiales, fundamentalmente para fines militares y para «proporcionar ayuda humanitaria en caso de desastre» (https://www.dw.com/en/no-end-in-sight-to-the-us-china-confrontation/a-54310639). En estas islas se han construido instalaciones militares con estaciones de radar, pistas de aterrizaje, hangares y cohetes según han detectado los satélites estadounidenses. Aunque también Taiwán, Filipinas, Malaca y Vietnam están construyendo islas artificiales.
La región es considerada de vital importancia para el comercio mundial. Según el centro de Estudios Estratégicos Internacionales, un tercio de los envíos mundiales anuales, estimados en un valor de 11.300 millones de dólares, pasan por el Mar del Sur. Sobre 5.3 trillones de dólares en cruceros comerciales atraviesan al año el Mar del Sur, de los cuales 1.2 trillones van para Estados Unidos. El petróleo que llaga a este mar desde el estrecho de Malaca es seis veces superior al que pasa por el Canal de Suez. El 80% de las importaciones de China pasan por el Mar del Sur. En la web del Council on Foreign Relations de Estados Unidos se dice que 3.37 trillones de dólares es el comercio total que atraviesa el Mar del Sur (datos de 2016), el 40% del comercio mundial de gas licuado (2017) (https://www.cfr.org/global-conflict-tracker/conflict/territorial-disputes-south-china-sea).
En este mar se está poniendo en marcha rutas de envío en materias primas claves para sus vecinos, lo que es incómodo para éstos porque se ven en la obligación de elegir entre China y Estados Unidos. «El comercio mundial se decidirá por lo que suceda en el mar del Sur de China en la batalla por su control geopolítico entre China y Estados Unidos» (Alfredo Jalife-Rahme, Guerra multidimensional entre Estados Unidos y China, Grupo Editor Orfila Valentini, Ciudad de México 2020).
Mucho se habla de que un conflicto armado entre Estados Unidos y China puede surgir en el Mar del Sur y no en Taiwán (que está escorado al noreste de este mar por el Estrecho de Taiwán), y puede ser causado por un accidente y no ya por un ataque militar deliberado. Desde 2012 China considera al Mar del Sur como una región de «intereses nacionales básicos», como Taiwán y el Tibet. El territorio estadounidense está a 13.364 kilómetros del Mar del Sur, aunque hay que tener en cuenta que Estados Unidos es todavía la primera potencia marítima y ha colocado a 2 de sus 11 portaviones en servicio (en total dispone de 80) en este turbulento mar de vital importancia geoestratégica.
El control del Mar del Sur de China es fundamental para que el Imperio del Centro encuentre salida al Océano Índico, y a su vez viene a ser su principal vía de transporte marítimo. Pekín reclama el 90% de las aguas del mar, es decir, pretende quedarse con toda la zona. De hecho los demás países que se disputan la zona han sido usados por Estados Unidos para impedir que China tenga una salida al Pacífico y no se desarrolle como potencia marítima.
El mar contiene grandes cantidades de petróleo y de gas. Se sospecha que en su subsuelo se hallan reservas de gas y petróleo en cantidades que pueda tener Qatar. Se estima que hay 11.000 millones de barriles de petróleo sin explotar y 190 billones de pies cúbicos de gas natural. Las reservas de petróleo y gas se descubrieron en 1970, lo que obviamente hizo despertar el interés por la zona.
También hay grandes cantidades de barcos de pesca que alimenta a los millones de habitantes del Sureste Asiático. El 10% de la pesca mundial se halla bajo estas aguas.
Pese a ser uno de los países con más kilómetros de costas, tradicionalmente China no ha sido una gran potencia marítima sino continental. Pero, como hacen con todo, ya están construyendo una gran Armada. Ya en 1999 los chinos inauguraron una instalación militar en el arrecife Mischief. También han construido dos puertos y un aeropuerto y tienen pensado abrir estas islas al turismo. Asimismo, China dispone de 3 portaviones (2 en servicio), 58 submarinos y 77 buques de superficies principales y 84 de combate anfibio. Y ha construido un sistema de misiles que puede alcanzar a objetivos situados a 1.500 kilómetros de su costa. China está construyendo una flota gigantesca y no sólo para patrullar por el Mar del Sur, sino también para enviar barcos al Báltico y al Mediterráneo.
En el fondo la disputa del Mar del Sur es un capítulo, uno de los más importantes, de la nueva guerra fría que están protagonizando China y Estados Unidos (y también hay que contar con la remilitarización de Rusia, que es la mayor potencia nuclear, por eso también es una superpotencia).
Los principales aliados de Estados Unidos en la zona son Taiwán, Vietnam y Filipinas. Los planes y programas de Washington consisten en imponer un dique de contención a China en el Mar del Sur y que de este modo el Imperio del Centro no expanda su poderío marítimo.
Ya en 1937, con la invasión de Japón a Manchuria en la segunda guerra sino-japonesa (1937-1945), el país nipón tomó numerosas islas en la zona, destacando el archipiélago de las islas Pratas. En diciembre de 1938 tomaría las Spratly (que estaban bajo dominio chino) y las Paracelso (que estaban bajo jurisdicción francesa). Con su derrota nuclearizada, Japón tuvo que renunciar a estas islas.
China y Vietnam se disputan unas 130 islas carolinas del archipiélago Paracelso, que están aproximadamente a unas 200 millas náuticas en las costas de los dos países. Ya en 1974, un año antes de que finalmente Estados Unidos se retirase por fin de Vietnam, China tomó las islas que eran defendidas por una guarnición del Estado de Vietnam del Sur. Una vez que definitivamente Estados Unidos se retiró de la zona tras el desastre de Vietnam, China aprovechó la situación para tomar las Paracelso, que reclamaba Vietnam del Sur y tras ser anexionado por el norte empezarían a ser reclamada por la Vietnam comunista. En 1988 China y Vietnam tuvieron un encontronazo por estas islas y como consecuencia dos barcos vietnamitas fueron hundidos.
En 2012 China y Vietnam volvieron a tensionar sus relaciones a causa de estas islas. La armada china incluso llegó a realizar maniobras de fuego. La petrolera estatal china National Offshore Oil Corporation se puso a extraer crudo de 19 yacimientos, lo que Vietnam interpretó como una violación de su soberanía.
En mayo de 2019 barcos chinos abrieron fuego contra varios pesqueros vietnamitas que estaban en aguas de las islas Spratly. En Vietnam hubo manifestaciones populares contra el ataque de China.
China y Vietnam son dos estados oficialmente comunistas. La dialéctica de Estados no entiende de ideología en casos así (ya en 1965 el general Francisco Franco se lo advirtió al presidente Lyndon Johnson en su famosa carta).
En 1992 China aprobó la Ley sobre el Mar Territorial y la zona contigua estableciendo reclamaciones en el Mar del Sur apoyándose en derechos históricos de soberanía que contradecían los establecidos diez años antes por la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS), donde los derechos nacionales sobre las aguas se basaban en las Zonas Económicas Exclusivas y las plataformas continentales.
En 2012 la Administración Obama, con la desastrosa Hillary Clinton al frente de la secretaría de Estado, puso en marcha una política denominada «Pivot to Asia», con objeto de desplazar el 60% de la flota.
La Administración Trump incluso fue aún más agresiva contra el Imperio del Centro, pues a las tensiones en el Mar del Sur se unieron el apoyo a los manifestantes de Hong Kong y sobre todo la «guerra comercial». En noviembre de 2017 Trump viajó al sudeste asiático y en un discurso enfatizaría la importancia de las operaciones de libertad de navegación.
El secretario de Estado de la Administración Trump, Mike Pompeo, llegó a decir que «el mundo no permitirá que Pekín trate el Mar de China Meridional como su imperio marítimo» (https://www.dw.com/en/china-hong-kong-national-security-law/a-54223376). ¿El mundo o los Estados Unidos y sus aliados?
En 2016 la Corte Permanente de Arbitraje de La Haya decretó que las reclamaciones chinas en las zonas más ricas no tienen base legal. Pero un Estado tiene tanto derecho como tantas fuerzas disponga. Así es el «derecho internacional». El gobierno de la República Popular China lanzaba la siguiente declaración: «Nanhai Zhudao de China (las islas del Mar del Sur de China) consta de Dongsha Qundao (las islas Dongsha), Xisha Qundao (las islas Xisha), Zhongsha Qundao (las islas Zhongsha) y Nansha Qundao (las islas Nansha). Las actividades del pueblo chino en el Mar de China Meridional se remontan a hace más de 2.000 años. China es la primera en haber descubierto, nombrado, explorado y explotado Nanhai Zhudao y las aguas relevantes, y la primera en haber ejercido soberanía y jurisdicción sobre ellas de manera continua, pacífica y efectiva, estableciendo así la soberanía territorial y los derechos e intereses relevantes en el Mar del sur de China» (https://www.fmprc.gov.cn/nanhai/eng/snhwtlcwj_1/t1379493.htm).
China y Taiwán se disputan la soberanía de las islas Pratas y Dongsha, que son tres islas que están a 340 km al sudeste de la isla de Formosa. De momento son administradas por Taiwán, pero China las reclama como parte de su territorio, como a Taiwán en su totalidad. Tanto Taiwán como Vietnam recurren a la internacionalización del conflicto implicando a la ASEAN y al apoyo de Estados Unidos.
Con respecto a Filipinas hay que decir que Washington y Manila mantienen un tratado de defensa que podría hacer que China entrase en conflicto con Filipinas. No obstante, la crisis del COVID-19 ha calmado la tensión entre China y Filipinas, pues la ex provincia española está vacunando a su población con la vacuna Sinovac Biotech de China.
Japón y Corea del Sur dependen en buena medida del Mar del Sur como ruta de exportación y para poder abastecerse de combustibles y materias primas. Un conflicto en esta zona sería letal para la economía de ambos países.
En estos días de septiembre de 2021 portaviones estadounidense del primer grupo de ataque de la marina de Estados Unidos calientan la zona del Mar del Sur con varios cazas furtivos F-35C. El pasado 9 de septiembre Joe Biden y Xi Xinping mantuvieron una conversación telefónica de 90 minutos por iniciativa de Biden, en la que ambos reconocieron su responsabilidad en que un encontronazo entre ambas superpotencias «no derive en un conflicto», según anunció un comunicado de la Casa Blanca. Xi le advirtió al presidente norteamericano que si hay enfrentamiento «ambos países y el mundo sufrirán» (https://www.dw.com/es/joe-biden-y-xi-jinping-hablan-sobre-c%C3%B3mo-evitar-un-conflicto/a-59138942).
En conclusión, Estados Unidos no puede consentir que China se quede con el Mar del Sur (cuyo territorio es tan grande como Europa occidental), ya que otros países harían lo mismo. Como dice el autor de la novela 2034, el almirante retirado de la Armada estadounidense James Stavridis, si Estados Unidos lo consintiese supondría «un desastre y el fin del derecho marítimo internacional» (https://www.abc.es/xlsemanal/personajes/tercera-guerra-mundial-texto-ok-publicar.html#vca=modulos&vso=abc-es&vmc=noticias-rel-1-cmp&vli=a-fondo).
Según David Ochmarek, uno de los más importantes investigadores del think tank estadounidense RAND (Research ANd Development, investigación y desarrollo), ha sostenido que en todos los escenarios de «juegos de guerra» China saldría victoriosa en el Mar del Sur.