Entre 1852 y 1862 Marx escribió en seis periódicos: de Inglaterra, de Estados Unidos, de Prusia, de Austria e incluso de Sudáfrica. Estos periódicos, a diferencia de los otros, no estaban controlados por él y por lo tanto no caían bajo su influencia, y simplemente trabajaba por encargo sin optar por sus intereses políticos, es decir, «su periodismo ya no era un medio de agitación política» (Jonathan Sperber, Karl Marx. Una vida decimonónica, Traducción de Laura Sales Gutiérrez, Galaxia Gutenberg, Barcelona 2013, pág. 286). Aunque ni mucho menos Marx escribía desde una implantación gnóstica o por exclusivamente mero interés económico (aunque esto último fuese uno de los motivos).
Marx se quejaba de que con los artículos que escribía para la prensa ganaba menos que cualquier cajista de imprenta. En 1851 Marx expresaba la pérdida de tiempo que esto suponía: «Me parece que no voy a conseguirlo nunca. Ya estoy cansado de tanto emborronar periódicos. Me roba la mar de tiempo, me dispersa y no sirve de nada. Sí, todo lo independiente que se quiera, pero está uno sujeto al periódico y a su púbico, sobre todo cuando se cobran los trabajos al contado, como yo. La labor científica es algo completamente distinto a esto» (citado por Franz Mehring, Carlos Marx, Traducción de Wenceslao Roces, Ediciones Grijalbo, Barcelona 1967, pág. 238).
En 1855 fue corresponsal durante nueve meses de la Nueva Gaceta del Óder de Breslavia, puesto que consiguió gracias a Ferdinand Lassalle, hasta que el Gobierno prusiano clausuró el periódico. También escribió para Die presse (La prensa) de Viena.
Asimismo Marx colaboró para periódicos cartistas, pese a que el cartismo quedó muy debilitado tras la derrota que sufrió el 10 de abril de 1848. Colaboró en el Red Republican, el Fried of the People y en la Democratic Review de Geoerge Julian Harney. También escribiría en el Peoples’s Paper (Periódico del Pueblo) y para las Notes of the People, periódicos cartistas cuyo director era Ernest Jones, nacido y criado en Alemania, que también era jefe del Comité Internacional. Todos estos periódicos y revistas tuvieron una corta existencia salvo el Peoples’s Paper que aguantaría hasta 1858.
Tanto Harney como Jones se inclinaban por el ala revolucionaria del cartismo, y eran dirigentes de la asociación internacional Fraternal Democrats. Harney llegó a decir que el Manifiesto comunista era el documento más revolucionario del mundo, y por ello publicó una traducción inglesa del mismo para el Red Republican y su Democratic Review publicó traducido al inglés los artículos sobre la revolución francesa de la Nueva Gaceta Renana, presentándolos como la nueva crítica de lo acaecido en Francia durante 1848.
En 1851 es contratado, a través de un tal Augustus Dana, por el New York Daily Tribune, lo cual supuso un alivio a su delicada situación económica recibiendo una libra esterlina por artículo que lo salvó de morirse de hambre. El periódico fue fundado por discípulos estadounidenses de Charle Fourier y empezó a publicarse en 1841 y dejaría de hacerlo en 1924.
Marx estuvo trabajando para el mismo durante 10 años, siendo ese el tiempo que más duró en un periódico. Escribía para un periódico que por aquella época tenía aproximadamente 200.000 suscriptores, luego tenía una tirada de 200.000 ejemplares, siendo por tanto ni más ni menos que el periódico más importante del mundo. Su editor era Horace Greely, uno de los fundadores del Partido Republicano.
A Marx se le encargaban dos artículos por semana y cobraba por cada uno dos libras esterlinas. En 1856 firmó un contrato por el que recibiría 200 libras anuales en calidad de corresponsal europeo, lo que venía a ser para su época un sueldo de clase media alta. Pero no era un empleo tan lucrativo como pueda parecer y el pago de esa cifra no duró demasiado, reduciéndose en el mes de noviembre de 1857 a 100 libras a causa de la recesión norteamericana de 1857 que tuvo consecuencias económicas en el periódico.
Marx escribió para el New York Tribune 487 artículos, algunos de los cuales se publicaron en portada. Freiligrath, que en el verano de 1856 le confiaron la agencia en Londres de un banco suizo, movilizaba los honorarios del New York Tribune para Marx porque, por lo general, el diario era poco puntual en los pagos. La crisis económica de 1857, que precisamente empezó en Estados Unidos, hizo que el New York Tribune sólo le pudiese pagar la mitad del sueldo, ya que Marx sólo podía enviar un artículo por semana en vez de dos, y junto a Bayard Tailor fue el único corresponsal europeo no cesado.
Dana, editor extranjero del periódico, era progresista y abolicionista, y durante la Guerra de Secesión sería agente del Departamento de guerra del gobierno de Abraham Lincoln. Dana conocía a Marx desde 1849 cuando se lo presentó Ferdinand Freiligrath, causándole muy buena impresión. Dana decía ser en teoría un fourierista, aunque en la práctica era «un yanqui acartonado» cuyo socialismo, dijo Engels en un momento de cólera, era pequeñoburgués (Franz Mehring, Carlos Marx, Traducción de Wenceslao Roces, Ediciones Grijalbo, Barcelona 1967, pág. 238).
Dana se dedicaba a plagiar en sus editoriales cartas que Marx le enviaba, cosa que indignaba a éste. Asimismo Dana no le pagaba los artículos que Marx le enviaba pero que por una cosa u otra no se publicaban. A veces pasaban hasta tres o seis semanas sin que se publicasen los artículos que Marx enviaba.
El New York Daily Tribune era un periódico radical progresista que protestaba contra la esclavitud y reivindicaba el libre comercio y se oponía a todos los gobiernos europeos; y aunque el diario coquetease con ideas socialistas, Marx sabía que no se tolerarían abiertamente ideas comunistas (revolucionarias), pero lo que a Dana le interesaba era la consolidación y fortalecimiento del movimiento democrático en Estados Unidos, y para ello sacó a colación las libertades burguesas (sobre todo la libertad de prensa) para poder hacer saber al pueblo (al proletariado estadounidense) sus intereses históricos. Pero Estados Unidos se convertiría en la principal potencia capitalista.
El periódico hizo de Marx un periodista considerablemente popular en Estados Unidos. Marx llegaría a publicar 350 artículos más 150 escritos por Engels bajo la firma de Karl Marx. Es decir, entre 1853 y 1861 redactó unos quinientos artículos, entre ellos una serie de artículos sobre la España revolucionaria.
Pero dicho contrato, como vemos, quedó cancelado en 1861, pues a causa de la crisis económica y de la Guerra de Secesión (1861-1865) el New York Daily Tribune prescindió de sus colaboradores europeos, aparte de que su director, el nacionalista democrático Horace Greeley, empezó a estar en desacuerdo con el contenido de los artículos de Marx, pese a que Dana lo defendió.
Aunque la auténtica razón de que Marx dejase de escribir en este periódico se debió más bien a asuntos internos estadounidenses en relación a la Guerra de Secesión, pues ésta monopolizó el contenido del periódico y por tanto ya no había espacio en el mismo para el corresponsal en Europa. Como escribiría Jenny Westphalen en 1865, «La vieja Europa, con sus pequeñas y anticuadas luchas pigmeas, dejó de interesar a América» (citada por Hans Magnus Enzensberger, Conversaciones con Marx y Engels, Traducción de Michael Faber-Kaiser, Anagrama, Barcelona 1999, pág. 211).
En dicho diario Marx tenía que redactar los artículos en inglés, y para ello contó con la estimable ayuda de su generoso amigo Friedrich Engels, el cual supervisaba e incluso redactaba algunos de los artículos (es decir, hacía de «negro»). Aunque no sólo por el inglés, pues también es cierto que Marx estaba entregado de lleno a sus estudios de economía política y por ello no tenía tiempo para el New York Daily Tribune, y por eso le pidió a Engels que escribiese bajo su firma en el periódico.
Así se lo pidió el 14 de agosto de 1851: «Por lo que se refiere al New York Tribune, es necesario que me ayudes, ahora que estoy entregado de lleno a la Economía política. Escribe una serie de artículos sobre Alemania, a partir de 1848. Llenos de astucia y en un tono muy libre. Esos señores dan muestras de una gran AUDACIA cuando se trata de asuntos extranjeros» (Karl Marx y Friedrich Engels, Cartas sobre El capital, Traducción de Florentino Pérez, Edima, Barcelona 1968, pág. 48).
Y el 15 de septiembre le confesó al ingeniero alemán y miembro de la Liga de los Comunistas Adolf Cluss: «Machacar continuamente papel para el periódico me aburre. Eso me lleva mucho tiempo, me dispersa y en realidad no me produce nada. Puede uno ser tan independiente como quiera, pero no por eso se deja de estar menos atado al periódico y a su público, sobre todo cuando le pagan a unos por líneas como a mí. Trabajos puramente científicos, eso ya es otra cosa muy distinta, y el honor de figurar al lado de un A.P.C., de un corresponsal encargado de la sección femenina y mundana y de un Metropolitanus, no es ciertamente [certainly] envidiable» (Marx y Engels, Cartas sobre El capital, pág. 58).
Marx fue el editorialista virtual del New York Daily Tribune en Europa. Nueva York era la tercera ciudad con más alemanes de todo el mundo, después de Berlín y Viena, y había muchos radicales; por lo que Marx y Engels podía encontrar partidarios allí, y no se trasladaron a Estados Unidos porque no recaudaron el dinero suficiente para embarcarse en un transatlántico.