Marruecos y la monetización de la inmigración

Marruecos y la monetización de la inmigración. Rubén Pulido

Apenas ha pasado un mes desde que la Unión Europea (UE) aumentase el paquete de ayudas a Marruecos para la gestión migratoria en unos 500 millones de euros para el periodo 2021-2027 y el régimen alauita ya ha manifestado que dicha cuantía «está por debajo» de sus expectativas.

Lo ha hecho ni más ni menos que Khalid Zerouali, para los que no le conozcan, el máximo responsable en Marruecos para la gestión de los flujos migratorios. Zerouali llegó a afirmar, por medio de un comunicado que ha recogido la agencia EFE, que los 300 millones de euros de apoyo financiero y 200 millones más de apoyo técnico que concedió la UE a Marruecos para el periodo 2021-2027 se sitúan «muy por debajo de lo que gastamos».

Es lo que tiene gastar del erario ajeno, que se gasta con más alegría. Claro que bien saben en tierra alauí, que cuando el dinero se acaba, tienen a miles de inmigrantes en su territorio con los que ejecutar diversas maniobras para que Europa o España se rasquen el bolsillo. Y miren ustedes, esto ya empieza a cansar.

Más de 340 millones desde el año 2014, de los que un total de 140, fueron transferidos como tal dádiva en el año 2018. Ese año 2018 en el que un recién llegado Pedro Sánchez, abría los puertos españoles al Aquarius y más de 65.000 inmigrantes ilegales llegaron a territorio español, un alto porcentaje provenientes del área norte de Marruecos (Bahía de Alhucemas, Tánger, Tetuán, Nador,…).

A esos más de 340 millones de euros, súmense el cheque que nuestro querido y apreciado presidente extendía a Mohamed VI, tras una programada amenaza hibrida para venganza de la acogida del líder del Frente Polisario a espaldas del sátrapa magrebí. 30 millones de euros, que 24 horas después de sacudir los pasos fronterizos de la Ciudad Autónoma de Ceuta, ingresaban en las cuentas de Marruecos. Nos faltó pedir clemencia.

Sin embargo, Khalid Zerouali es capaz de decir que no están «monetizando la cuestión migratoria» y que son «un Estado responsable» independientemente de si hay «una asistencia o no». «Marruecos seguirá haciendo lo que tiene que hacer», afirma Zerouali. Y yo me pregunto, ¿qué están haciendo?

Hablamos de unas partidas económicas cercanas a los 900 millones de euros, al margen de dotación logística que ya quisieran las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que hacen frente en provincias como Almería a la actual presión migratoria. Y no porque lo diga yo, han sido los propios colectivos policiales los que por activa y por pasiva han denunciado tal grado de desfachatez.

Está claro que tanto España, como el conjunto de Europa, han decidido emprender una huida hacia delante. Se saben conocedores de la espiral de chantaje en la que han entrado y prefieren seguir subrogando el control de flujos migratorios a terceros países, antes que tomar parte activa en ese control de la inmigración ilegal. No solo sería impopular, exigiría de determinación y una capacidad de disuasión que un Gobierno con unas relaciones exteriores quebradas no es capaz de generar.

¿Qué conlleva todo esto? Conlleva seguir cediendo ante quién desde hace años ha decidido elevar el control de los flujos migratorios al nivel de arma preferencial en las relaciones diplomáticas con Europa. Conlleva continuar contentando a un régimen alauí al que poco importan los derechos humanos, si con la burla a los mismos va a conseguir su preciada regalía. Y conlleva seguir oxigenando el ego del un sátrapa magrebí, que en mitad de presuntas detenciones ilegales, posibles secuestros y deportaciones sin aparente control y registro, incumple de forma reiterada todos los principios éticos y morales de una Europa debilitada ante el constante aplastamiento de su propio argumentario caritativo.

Por otro lado y no menos importante, tenemos a unas Islas Canarias que están siendo desoladas desde hace años por la inmigración ilegal. Una presión migratoria que merma la capacidad efectiva de los servicios policiales y de emergencia del archipiélago. Y una presión migratoria que en lo que llevamos de año –con más de 11.000 entradas por la vía de la ilegalidad– ha partido en más de un 90 por ciento de las ocasiones desde territorios marroquíes (Tarfaya, Tan-Tan, área de Agadir,…) o zonas bajo la tutela administrativa del régimen alauita (El Aaiún, Cabo Bojador, El Marsa o Aftissat).

«Marruecos es un estado responsable, siempre ha demostrado su disponibilidad en todas las esferas regionales e internacionales para compartir su experiencia con países amigos». Su país, dice Zerouali, «no instrumentaliza nada por motivos políticos» y acusarle de ello «es infundado». Esto ya ofendería viniendo de parte de cualquier ciudadano marroquí, pero estas palabras han sido pronunciadas por el director de Migración y Vigilancia de Fronteras en el Ministerio del Interior marroquí.

Permítame que le diga, Sr. Khalid Zerouali, que es usted lo que en España conocemos como un auténtico sinvergüenza.

Top