Susana, PSOE puro

Susana, PSOE puro. José Vicente Pascual

Para algunos La Cruzcampo, para otros la Virgen del Olivar, ahí estaba en los buenos viejos tiempos del gran partido de los andaluces, en los buenos buenísimos tiempos del viejo gran partido que todo lo controlaba y todo lo sabía y todo lo podía en Andalucía y nada se hacía en Andalucía —nada que mereciese saberse, nada que mereciera la pena—, nada se hacía en Andalucía sin que el posedeandalucía diese su bueno y visto y palante; ahí estaba ella, con sus camisas blancas y sus chaquetas rojas, versión Cruzcampo, con sus camisas blancas y sus chaquetas verdes, versión verdiblanca, andaluza hasta la médula, socialista hasta el no, de la “s” a la “a” de “socialista”, ahí sin faltar ni un día, de concejal en el Ayuntamiento de Sevilla, de consejera en la Junta de Andalucía, de presidente de la Junta de Andalucía —presidenta, digo, con perdón—, ahí estaba cuando Chaves, nombrado Manuel, sacaba a bailar a las cajas de ahorros y socializaba las finanzas autonómicas y cebaba con dádivas y subvenciones a los ayuntamientos buenos y a los sindicatos buenos y las asociaciones y movimientos cívicos y a todo el que se portase bien y devolviera votos por ayudas, caudal sin fondo en el que había de todo, mucho muchísimo hasta la bancarrota, y ahí luego compungida y triste como Macarena por la severa crisis que acabó con el rescate de las cajas de ahorros y del ahorro socializado, aquello a lo que llamó la gente, vaya usted a saber por qué, “el rescate a los bancos”, o sea: el rescate a las cajas, bueno, qué más daba, dinero es dinero, ahí al pie del cañón estaba mientras los fondos europeos regaban la administración autonómica, corría el dinero de las cajas como aceite de oliva virgen, crecía Andalucía, arriba, arriba a lo Carlos Cano: “Amo a mi tierra, lucho por ella, mi esperanza es su bandera, verde, blanca y verde”, andalucismo de clase, PSOE puro, de nuevo ahí cuando el presidente Griñán venteó las orejas del lobo, vio la sonrisa del lobo y sintió la lengua dulce del lobo de los EREs, “Susana ponte tú que yo me quito de en medio, que cuanto más dulce la lengua más afilados los dientes”, ahí estuvo desde el primer momento, todo su equipo volcado en desacreditar a la juez Alaya encargada de perseguir el súper desfalco, mil millones decían, ochocientos millones de los redichos fondos europeos, los contratos falsos de Mercasevilla, los parados de pega que cobraban el subsidio por un lado y trincaban de los ayuntamientos y diputaciones y la Junta por otro, los funcionarios políticos colocados para ganarse la vida sin ir a trabajar, y si iban era para abrir el ordenador y manejar el guorperfe, todos unidos y solidarios y ejemplares en la misma tarea: desacreditar a la  jueza, no vaya nadie a creer que el lawfare tan famoso lo inventaron los separatistas catalanes, esos venían ya aprendidos del caso andaluz, no vayan a pensar que  los múltiples lawfares que acosan hoy al Amado Líder son espejo de los mismos que aturullan a su socio Puigdemont, nada de eso: el lawfare bien entendido y bien argumentado, en España, históricamente es logro del socialismo andaluz, cuando descubrieron que la juez perdón jueza Alaya en realidad era un monstruo sanguinario decidido y decidida a acabar con el régimen, con Gaspar Zarrías y con Canal Sur, muy cierto, había que cubrir de infamia a la juez Alaya y la cubrieron de infamia, había que aburrirla en la instrucción de un proceso como un bosque sembrado de cepos y la aburrieron hasta el asco, y naturalmente el Constitucional le dio un par de toques por parte de la progresía andaluza y de la progresía española en general, entonces y en el instante preciso allí estaba Susana presidenta para hacerse eco de los reveses de la jueza —Alaya—, para hablar del lawfare de la juez instructora del caso EREs, digo, recuerdo: en 2012, en la misma La Coruña, unos amigos sevillanos, del psoe porque eran sevillanos o sevillanos porque eran del psoe, me contaron que a la juez Alaya la habían pillado en su despacho follando con un abogado, o un funcionario de tribunales, algo así, lawfare andaluz con acento de Triana, persona torcida era la jueza, una Mesalina metida a administrar justicia, qué sindiós, bien lo supo Susana, en versión Cruzcampo, cuando defendió a muleta y estoque a sus mentores mayores, el simpático Chaves y el buena gente Griñán, que no se habían lucrado con la cosa aquella de los EREs y Mercasevilla, dijo muy bien dicho, que todo fue un malentendido y un delicado desvío de fondos hacia manos tan blancas como las suyas, todo con buena intención, menos mal que el Constitucional pumpidiano los libró de penas severas, mira… menos mal, menos mal… Qué alivio, Susana, qué grandísimo alivio, oye, y que otro amigo despistado porque vivía en Sevilla y no era del psoe sevillano ni del psoe andaluz me narraba su mismísima pena, ahora la cuento yo, tras el punto y aparte.

Total que el buen hombre se quedó en paro en 2010, con 52 años y en el paro, aquello era para tomarlo a broma o para tomarlo en serio, para desesperarse en cualquier caso, y el hombre hizo lo que tenía que hacer, apuntarse a la oficina de empleo de su pueblo. “¿Usted qué sabe hacer?”, “pues esto y lo otro”, “¿el guorperfe lo maneja?”, “regular”, dijo él; “pues mal asunto”. 52 años tenía, le cayeron después los 53, los 54 y los que llegan detrás, hasta los diabólicos 66 le cayeron sin que la oficina de empleo —de su pueblo—, le llamara o le enviase un correo electrónico para preguntarle cómo estaba, si se había muerto o seguía muriendo en vida, hasta los sesenta y seis con todas las letras, y allá que fue a intentar jubilarse y allá que le dijeron que, bueno, tras catorce años con todas las letras sin trabajo conocido se iba a jubilar por Cuenca, en todo caso le darían una limosna no contributiva y punto y se acabó, y ahí sigue mi amigo aquel sevillano no-guorperfe, cobrando sus quinientos euros al mes, viejo y podrido de ira, tal vez rencor, cada vez que escucha “EREs” y recuerda cuando él necesitaba trabajar y no había trabajo ni rincón al que arrimarse y la Junta de Andalucía gastaba los fondos europeos y el dinero de los parados en el clásico farlopa y putas y gente abrevada que sí supiera decir guorperfe, así todo y así siempre, podrido de ira y tal vez de resentimiento cada vez que asoma la cara macarena de Susana por las televisiones, contrita y pesarosa como Magdalena en viernes santo, rezando por su partido y orando en memoria de los buenos viejos tiempos del viejo gran partido, “mi partido”, repite, su partido en manos de desaprensivos y lo peor de todo: sin poder hacer nada para librar a su partido de los delincuentes desvergonzados que lo parasitan, dice, y luego dice: “¿qué quieren, que hagamos un tamayazo en el PSOE?”, y si alguien replica “algo se podrá hacer”, ella, izquierdaverdaderista, insiste: Mi Partido; oigan, que España está muy mal con este gobierno, sí, pero Mi Partido; que los españoles vamos de cráneo y sin casco con el psicópata que nos pastorea, sí pero Mi Partido; que nos están robando el país entero, la nación entera, la soberanía nacional al completo, claro que sí, pero Mi Partido; que nos lo quitan todo, la casa con nosotros dentro, sí, es una lástima pero Mi Partido, como es natural. Solloza y pone carita de luna y jazmín la bendita dolorosa Susana, aunque ya saben: Tres cosas hay en la vida/ que no sirven para ná:/ la lluvia en el mar, la luna de día/ y la Junta de Andalucía. Y las lágrimas de Susana. Y Mi Partido. De lo demás no quiere hablar porque es también doloroso, de las fechorías y las chorizadas, de los pucherazos y las rapiñas, de la ruta de los puticlubs entre Ayamonte y el Cabo de Gata, de los narcos y las narcas que gobiernan el estrecho, del petróleo venezolano que entra por Algeciras, de algo digno y breve, digamos, de algo que sirva para algo a los españoles, las andaluzas y los gitanos catalanes, nada, ni palabra: Mi Partido. De algo que sirva y sea más útil que la lluvia en el mar o la luna de día… Para qué hablar, “es doloroso”, dice. Eso sí: Mi Partido. Susana en estado puro. PSOE bueno del bueno en estado puro, como lluvia en el mar y el sol en plena noche. Ya amanecerá. Y si no amanece, pucheros en la tele y nos valga la Virgen de la Esperanza: todo sea por Mi Partido. No quiere oír hablar de un tamayazo y por eso, de momento, se está marcando el susanazo como siempre ha hecho. Ay, carita de pena…

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